Carolina Escandell y Belén Alvite

El consumo entre adolescentes de entre 12 y 18 de medicamentos sin receta con una finalidad recreativa ha pasado de un 2,7% a un 4,3% desde 2018. Una tendencia de incremento preocupante, según la coordinadora del Centro de Estudios de Prevención de las Conductas Adictivas (Cepca), Belén Alvite. «Aunque parezca muy poco, es mucho», advirtió Alvite, que explicó que este consumo se realiza generalmente mezclado con alcohol.

Se trata de uno de los datos del extenso informe sobre consumo de drogas entre los adolescentes ibicencos elaborado por el Cepca, que ha preguntado a 2.634 alumnos de toda la isla, el 31,9% de la población diana, repartidos de forma proporcional entre municipios. En la presentación también ha intervenido la consellera de Bienestar Social, Carolina Escandell.

Los datos obtenidos reflejan un descenso o mantenimiento en el consumo de todas las sustancias, excepto en los medicamentos sin receta. Respecto a esta tendencia, Alvite ha indicado que la percepción desde el centro es que se está poniendo de moda «ir de chill», relajarse pasándoselo bien, con estas sustancias. «Antes se hacía con la heroína, pero sigue teniendo muy mala fama entre los jóvenes. Ahora esto se hace mezclando medicamentos y alcohol».

En opinión de la coordinadora «estamos creando y criando una generación de gente joven que no tolera la frustración ni el estrés normal de la vida», ha dicho respecto a este tema, basándose en «percepciones personales» por las declaraciones de los jóvenes que consumen estas sustancias.

Alcohol

En cuanto al consumo de alcohol, baja en general un 4% y la media de edad de inicio de consumo de esta sustancia está en los 13,5 años y el 33,7% lo hizo en el entorno familiar. Por sexos, las mujeres consumen más que los hombres, un 8,9% más.

Dentro del consumo de esta sustancia, que Alvite ha querido recordar que son personas que todavía están en pleno proceso de desarrollo cerebral, en torno al 12% de los encuestados dice emborracharse de media cuatro veces al mes. Este porcentaje supone el 40% de los adolescentes que beben, lo que refleja una conexión clara entre beber alcohol y emborracharse.

Alvite ha querido extraer un dato preocupante, el 10% de los encuestados menores de 12 años dijo haberse emborrachado una vez.

El alcohol se adquiere principalmente en establecimientos comerciales y el 53,3% de los menores dicen haberlo comprado ellos mismos.

Porros y tabaco

Uno de los datos que Alvite ha resaltado como positivo es el descenso de un 8% del consumo de cannabis, el 23,5% de los adolescentes fuma porros. Aún así ha resaltado que todavía sigue habiendo un trabajo importante en eliminar mitos e informar de los peligros de esta sustancia que un 13% de los adolescentes piensa que es un producto inocuo y no tiene ningún impacto en la salud mental.

La media de inicio de consumo habitual está en los 14,7 años y suelen fumar alrededor de cuatro porros al día.

Alvite ha querido poner sobre la mesa la relación que existe entre consumo de tabaco y consumo de porros. El mismo porcentaje de adolescentes (42%) dicen que sus padres saben que fuman porros o tabaco. «Son dos sustancias con patrones muy parecidos, el 22% de los adolescentes dice que le dejan fumar tabaco y el 22,7% dice que le dejan fumar porros».

El consumo de tabaco baja el mismo porcentaje que el de cannabis, un 8%, lo que supone que el 32% de los encuestados fuman tabaco. La media de edad de inicio está en los 13,7 años y el consumo habitual se sitúa en un año más, los 14,5 años. En ese momento ya fuman una media de seis cigarrillos diarios.

Familias y sociedad

A lo largo de toda la rueda de prensa, la coordinadora del Cepca ha querido resaltar la importancia del entorno familiar en la prevención de estas conductas.

Primero por la falta de información que se da, el 26,5% de los padres no han hablado sobre drogas con sus hijos y «cuando tienes un adolescente en casa tienes que hablar con él de aquello que le puede afectar en su vida».

Segundo por la tolerancia del consumo de determinadas sustancias en el entorno familiar: alrededor del 22% de las familias toleran que sus hijos fumen, mientras que el porcentaje sube al 50% entre las familias que permiten que sus hijos beban alcohol. Otro dato que expuso es que en los entornos familiares en los que se consume tabaco o alcohol se duplica el número de menores que también lo hacen.

La consellera de Bienestar Social ha indicado que toda esta información debe repercutir en el Plan insular sobre drogas que está elaborando el Consell, en el que ha indicado que se pondrá el acento en la percepción de peligrosidad de las drogas y en la necesidad de un mayor control sobre la venta de estas sustancias.