Imagen de archivo del hospital Can Misses de Ibiza.

Elisabet asegura que va a ir «a por todas» para que se haga justicia por la muerte de su bebé en el hospital Can Misses. Según considera, todo se debe a una negligencia médica y a una mala praxis de los sanitarios que la atendieron.

Ella relata cómo estando en el octavo mes de embarazo, el pasado julio se despertó un día con fuertes dolores abdominales y vómitos, por lo que acudió al hospital Can Misses. «No me lo pensé dos veces porque sabía que algo iba mal», asegura.

En el escrito de la reclamación patrimonial presentada por esta mujer y su pareja, se relata cómo fue atendida por una matrona y, «muy brevemente» por un ginecólogo» cuya homologación en su especialización se pone en duda en el presente escrito». Los sanitarios le aseguraron que todo estaba correcto. A las 10 de la mañana, 15 minutos después de su ingreso, el corazón del pequeño seguía latiendo, según se pudo escuchar a través de monitorización fetal. Según relata Elisabet, los dolores continuaban y fue entonces cuando le suministraron antibióticos -asegurándole que tenía infección de orina- y otros medicamentos para la maduración de los pulmones del bebé. El ginecólogo le llegó a asegurar que estaba padeciendo un ataque de apendicitis, un hecho que negó después un cirujano del hospital que la visitó.

Tras emplearse de nuevo los monitores para escuchar el corazón del bebé, ya no hubo respuesta. Al principio, le llegaron a decir que el latido no se oía porque la máquina no tenía baterías. «Me hicieron una cesárea de urgencia a las 15.00 horas. Tenía una hemorragia interna y desprendimiento de placenta y no me hicieron una ecografía abdominal y me dejaron esperando cinco horas. Mi hijo estuvo horas en sufrimiento fetal», lamenta Elisabet.

La cesárea de urgencia no logró salvar al pequeño, que sufría bradicardia. «Este ginecólogo no apareció durante todo el tiempo en el que estuve ingresada. No dio la cara para nada, me dejó a mi suerte», recuerda Elisabet, quien tuvo que permanecer durante varias jornadas en el hospital. De hecho, afirma que tuvo que ser otro ginecólogo el que la trató después por las graves hemorragias sufridas en la cesárea.

Según denuncia esta madre, «quiero justicia porque me han matado a mi hijo». De hecho, en la reclamación se refleja cómo, tras los tristes hechos, ha tenido que iniciar un tratamiento psicológico por un trastorno ansioso depresivo.

El pasado agosto el abogado de la pareja ya mandó un burofax a los responsables del hospital, sin obtener respuesta. Según Elisabet, está dispuesta a llegar «hasta el final»y que «se haga».

Relata, además, cómo otras madres tratadas por el mismo ginecólogo han sufrido también graves problemas, llegando a producirse el óbito fetal en algún caso. «De momento soy la única que ha tenido la fuerza para iniciar acciones legales», concluye. Entre otras consideraciones, en la reclamación se destaca cómo los profesionales que la atendieron no apreciaron la gravedad de lo que estaba sucediendo, terminando todo en un «fatal desenlace».