Vicente Marí, minutos antes de la charla con Periódico de Ibiza y Formentera. | Daniel Espinosa

El presidente de la Asociación de Apicultores de Ibiza, Vicente Marí Torres (Puig den Valls, 1959), acaba de terminar un nuevo libro en el que da rienda suelta a su pasión por el mundo del trote, tanto a nivel pitiuso como balear, nacional e internacional.

El resultado es el libro 74 años al trote en Ibiza, una mirada retrospectiva a su historia que será presentado en sociedad este viernes a las 19.00 horas en el salón de actos del Club Náutico de Ibiza. Un libro, de más de 600 páginas, «pensado para expertos y profanos» que nace con la idea de convertirse en un amplio resumen con temas de obligada lectura y que estará disponible en las bibliotecas municipales, ayuntamientos, universidades, Consell insular y, por supuesto, a la venta en la Llibrería Mediterrània de la ciudad de Ibiza.

Según explica Marí a Periódico de Ibiza y Formentera, el origen de este libro se remonta casi a su infancia, cuando descubrió su afición por el trote y los caballos. «Esto es algo que me llevaba rondando por la mente hace ya muchos años ya que en mi familia siempre hemos tenido una relación especial con este maravilloso mundo y con estos nobles brutos trotones, siendo mi padre juez de salida del hipódromo durante mucho tiempo y mi hermano Juan propietario y también conductor de caballos».

Origen en los griegos

Finalmente, tras mucho estudiar, leer, documentarse y entrevistar a todo tipo de personas relacionadas con este deporte, Marí ha escrito un libro didáctico que incluye el origen las carreras de caballos en la antigua Grecia para detallar su evolución desde que los romanos pusieran en marcha en sus circos sus famosas carreras de cuadrigas con cuatro caballos, con la llegada del conde ruso Alexei Orlov quien en torno a 1775 creó una nueva raza especial conocida como Orlov Trotter, con el perfeccionamiento en América o Europa gracias a la fusión de sangre y finalmente con los fantásticos tiempos en los que actualmente se completa la distancia de un kilómetro, con una diferencia de unos 50 segundos desde los años cincuenta a 2022.

Así mismo, otras partes interesantes que aparecen en 74 años al trote en Ibiza, una mirada retrospectiva a su historia son las dedicadas a las características morfológicas de estos animales, al derecho jurídico, las apuestas, la norma que sustenta el deporte del trote en España, la Federación balear de trote, el Instituto del Deporte Hípico de Mallorca, el régimen sancionador o a los caballos que han hecho historia en las mejores pruebas del mundo.

Incluso, Marí realiza un detallado análisis de la historia del trote en las Islas baleares, para explicar como el caballo «ha dejado una huella indeleble en la toponimia de la isla tras la conquista catalana de agosto de 1235», y recuerda el vocabulario básico del trote y la estadística más relevante desde 2016 a 2021. Sin embargo, si algo gustará especialmente a los lectores de Ibiza y Baleares, será su profunda investigación sobre el trote en Ibiza y Baleares, «lugares donde realmente está arraigado y que se han convertido en referentes a nivel nacional e internacional». De hecho, el autor resaltó orgulloso «que Ibiza ha llegado a contar con cuatro hipódromos, lo que teniendo en cuenta su superficie y volumen de población, la convierten en un lugar destacado dentro de las carreras de trotones».

En 1948, la primera carrera

Así, el autor recuerda como todo se remonta a un 10 de julio de 1948, cuando en un día de Sant Cristòfol se celebró una primera carrera que unió Can Cifre con Vara de Rey. Posteriormente analiza cómo durante la siguiente década por iniciativa de Vicente Bufí Tur se inauguró en el actual complejo de Blanca Dona el primer recinto de la isla, «sin gradas, delimitado perimetralmente con cuerdas y con una cuerda de competición de 500 metros» y cómo «el 26 de septiembre de 1965 se puso en marcha el primer hipódromo como tal en Ibiza, con una cuerda de competición de 360 metros y sede de la Sociedad Hípica al trote de Ibiza».

Desgraciadamente, este hipódromo acabó cerrando sus puertas en 1974 aunque cuatro años después, el 19 de marzo de 1978 José Ribas Roselló inauguró el Hipódromo de Sant Jordi con una cuerda de 430 metros y todos los servicios aunque también cerró en diciembre de 2007 para albergar el mercadillo de segunda mano de los sábados por la mañana.

Mientras, en 1984, Vicente Ferrer y Antonio Bonet inauguraron el actual hipódromo de Sant Rafel con una cuerda de 800 metros y en el que tras tres arrendamientos – 1991 a Inversiones Q, S.L., 1993 a Michael Litvak y 2003 al Consell d’Eivissa – actualmente desde 2007 es propiedad de la máxima institución insular.