Mariano Torres es exfumador y forma parte del grupo de deshabituación tabáquica de Sant Antoni. | Irene Arango

Comenzar el día con un cigarrillo o encender uno después del desayuno es uno de los hábitos de fumar más comunes, ya que al levantarse el cuerpo de los fumadores lleva tantas horas sin nicotina que por eso sienten esas ganas terribles de fumar por las mañanas. Una sensación de adicción que vivió durante varios años el exfumador Mariano Torres. Este hombre, que forma parte del grupo de deshabituación tabáquica de Sant Antoni, quiso compartir ayer su experiencia personal durante las Jornadas Vivir sin Tabaco, celebradas en Can Misses.

«Este grupo se creó en el año 2017 y, desde entonces, han dejado de fumar 280 personas. Otros no pudieron dejarlo o simplemente no se pudo realizar el seguimiento de algunos pacientes porque se mudaron a la Península», destacó este ibicenco resaltando que las personas que acuden a este espacio se sienten comprendidas, escuchadas y apoyadas, puesto que en el grupo conectan con otras personas con problemas similares y esto hace que se sientan identificadas. «Llegan y escuchan las diferentes historias y ellos solos se motivan a dejar de fumar», puntualizó. Ahora Mariano, que lleva cinco años sin fumar, actúa como paciente externo que ayuda al resto de fumadores.

La motivación

Una de las confesiones en las que más incidió Mariano durante su rutilante charla fue que la motivación es clave para rechazar este hábito, pero «no siempre es evidente». En este sentido, subrayó que hay que trabajar los motivos para dejar de fumar, encontrar las motivaciones necesarias para poder hacerlo. «Somos conscientes de que nos estamos autodestruyendo, pero la adicción es muy fuerte», apuntó.

Sin ir más lejos, el médico Carlos Jiménez Ruiz, director de la Unidad especializada en tabaquismo de la Comunidad de Madrid, explicó minutos antes de la intervención de Mariano que, si se compara lo que mide la capacidad adictiva del tabaco con el volumen de la cocaína, la nicotina crea una adicción cinco veces mayor que esta droga dura. «La nicotina es una de las drogas más potentes», puntualizó haciendo hincapié en las más de 4500 sustancias químicas que contiene el humo del tabaco. Entre ellas, el mercurio, el plomo y el polonio, este último un elemento altamente tóxico y radiactivo.

Experiencias

Mariano también compartió algunas de las motivaciones que han llevado a los pacientes del grupo a dejar de fumar. «Uno de los miembros lo hizo por su hija de tres años. Otro por la sensación que tuvo al estar ingresado en el hospital con una sonda permanente, puesto que se sintió atado al no poder llegar a la ventana», indicó Mariano. No obstante, lamentó que otras luchas se quedaran por el camino.

Es el caso de una mujer que llegó a este grupo de deshabituación, junto a su padre que recibía respiración asistida, pero no consiguió dejar el tabaco. «No tenía los alicientes suficientes», puntualizó este exfumador. Muy cerca de Mariano estaba el paciente Raimo Gándara, un hombre que forma parte de este grupo desde hace tan sólo cinco meses. «En las reuniones cada uno está viviendo un proceso diferente, distintos caminos que comparten con el resto de la agrupación», explicó haciendo hincapié en que el nivel de dependencia a la nicotina varía en las diferentes personas y que muchos llegan al grupo por desesperación. «Algunos han venido con su quinto infarto a la desesperada después de haberlo intentado por su cuenta a través de libros u otros métodos», apuntó este paciente externo.

Seis meses

Asimismo, señaló que muchos cuando llegan a la terapia esperan adquirir trucos que enseguida les elimine la adicción o, cuando llevan un tiempo, esperan sentirse preparados para dejar de fumar y, según Mariano, esto no funciona así. «Ser fumador es como querer ser padre, nunca estás preparado. Lo que hay que hacer es saltar sin miedo», explicó resaltando en la necesidad de llevar a cabo planes a corto y largo plazo. «A los tres y seis meses la gente recae, aunque no quiera fumar, pero si recaen después de los seis meses es que la gente quiere volver a fumar», lamentó.

«Eres esclavo de un hábito que no te deja vivir libre», expresó durante su charla. En esta línea, apuntó que durante los primeros tres meses sin fumar pasan por un momento de euforia, y que algunos vuelven al tabaquismo por aburrimiento. «El uso de fármacos puede funcionar, pero no queremos que sea un sustitutivo. En el grupo priman las consultas individuales. También se ha generado una base sólida de concienciación sobre cómo funciona el cerebro, al final se reduce todo a un cambio de hábitos», relató Mariano destacando la importancia de acudir a profesionales sanitarios especializados.

Juventud y porros

Durante las Jornadas Vivir sin Tabaco también se abordó la problemática del consumo de cannabis en preadolescentes y adolescentes. Charlas llevadas a cabo por Rafael Maldonado López, médico especializado en Neuropsiquiatría de la Universitat Pompeu Fabra, y Paloma Villena, psicóloga del Centro de Estudios y Prevención de Conductas Adictivas (CEPCA) del Consell d’Eivissa.

En este sentido, Maldonado informó sobre las consecuencias principales del consumo de cannabis como pueden ser las alteraciones a nivel cognitivo, puesto que es una de las drogas con los efectos psiquiátricos más adversos. Además, explicó que los jóvenes son los sujetos más vulnerables a los efectos. «El 44% de los que consumieron cannabis repitieron curso. Hay una relación directa entre el consumo y el rendimiento escolar», indicó.

Por su parte, Paloma explicó que el 83% de los menores que acuden al CEPCA, es por causas relacionadas con esta droga. «Están empezando a los 14 años. Me han llegado a decir que ellos, si no tienen porros, no salen a la calle», relató Paloma con preocupación. Estas charlas de concienciación y prevención forman parte de unas jornadas que se extenderán durante todo el fin de semana.