El neumólogo Carlos Jiménez Ruiz en las instalaciones de Can Misses. | ARGUI ESCANDON

Carlos Jiménez Ruiz (30-11-1956) es un neumólogo de referencia de tabaquismo que presidió la sociedad española de neumología SEPAR hasta 2021. Este médico, que ha estado vinculado toda su vida a la prevención del tabaquismo, estudió un año en Londres tras especializarse en Neumología. Su mujer Arancha, llevan juntos desde la residencia en el Hospital Universitario de la Princesa, reconoce que es constante, estudioso y siempre con ganas de aprender. Sin ir más lejos, colgará su bata el 30 de este mes y su siguiente reto es cursar la carrera de Historia a distancia. Con esa perseverancia ha visitado Ibiza estos días para formar parte de las Jornadas ‘Vivir sin tabaco’ celebradas en Can Misses. Jiménez ha participado en este evento con un curso sobre la diagnosis y el tratamiento del tabaquismo y una mesa redonda dirigida a la población general de la isla.

Enhorabuena por toda su trayectoria Carlos. Es un honor poder hablar con uno de los mayores referentes en la lucha contra el tabaquismo.
—Gracias a vosotros. Los periodistas son fundamentales para poder difundir nuestro mensaje. No tenemos otra forma de llegar a las personas. No tenemos el dinero suficiente para enviar anuncios como sí tiene la industria tabaquera, por ejemplo. Es clave y fundamental que los periodistas publiquen mensajes a favor de la prevención y el tratamiento del tabaquismo.

Su presencia ha sido uno de los grandes atractivos durante las Jornadas ‘Vivir sin tabaco’, celebradas en Can Misses. ¿En qué ha consistido su participación?
—El jueves, el primer día del evento, impartí un curso sobre la diagnosis y el tratamiento del tabaquismo dirigido a los médicos y los profesionales sanitarios. El viernes formé parte de una mesa redonda, con otros facultativos, dirigida a la población general de Ibiza. En esta mesa, el enfoque fue más global. El objetivo era dejar claro que el tabaquismo es una enfermedad crónica adictiva, primera causa de muerte evitable en el país, pero que tiene tratamientos efectivos.

¿Cuáles diría usted que son los tratamientos más efectivos?
—Sin duda, el mejor procedimiento para dejar de fumar siempre será un tratamiento que combine el apoyo psicológico mínimo, para combatir la dependencia psíquica que el fumador tiene por el cigarrillo, y la medicación farmacológica para combatir la dependencia física que se tiene por la nicotina.

¿Y qué resultados reales ofrece la terapia sustitutiva de nicotina?
—Hay varios tratamientos. Están los chicles, los parches, los comprimidos, el spray bucal de nicotina. Son eficaces y seguros. También lo son las pastillas de citisina, ya que son comprimidos muy fiables. Pero siempre tiene que existir la combinación entre el apoyo psicológico y el farmacológico, es lo único que funciona.

¿Y las terapias alternativas para dejar de fumar?
—No funciona ninguna. Ni la auriculoterapia, ni la hipnosis, ni la acupuntura, ni la laserterapia. Es muy importante que el tratamiento que reciba el paciente sea eficaz, siempre desde el punto de vista científico.

¿El número de tratamientos es proporcional al aumento de las nuevas formas de consumo?
—Sí. Es cierto que las nuevas formas de consumo de tabaco están aumentando. Ahora están los cigarrillos electrónicos, el ‘Iqos’, el tabaco de liar o las pipas de agua. Usos que cada día tienen más difusión entre nuestros jóvenes. La mayor parte de la población sabe que los puros son nocivos para la salud, pero no tiene claro que los cigarrillos electrónicos y el resto de estas modas también lo sean. Es conveniente que lo sepa. Es uno de los objetivos que busco con mi intervención en las jornadas; dejar claro que es la primera causa de muerta evitable en nuestro país, y en el resto de países desarrollados.

Esta semana también se ha celebrado el Día Mundial Contra el Cáncer de Pulmón, uno de los tumores más comunes en España.
—Sí. El cáncer de pulmón es el cáncer más frecuente en el varón. Si va a un Servicio de Neumología de un gran hospital, verá que un 30% de los paciente ingresados lo están por tener cáncer de pulmón. Sin duda, esta enfermedad esta íntimamente relacionada con el consumo del tabaco, puesto que la mayoría de pacientes ingresados han fumado o son fumadores pasivos.

Se han cumplido más de 15 años desde que se implantó la ley antitabaco, pero las estadísticas revelan que ha aumentado su consumo en más de un 30%. ¿Cuál puede ser el motivo?
—Ha aumentado. Es cierto. El problema es que los jóvenes se siguen iniciando muy pronto en el tabaquismo. Además, aunque muchos crean que sí, no ha dejado mucha gente de fumar pese a las prohibiciones.

¿Diría que esta normativa debería ser más estricta?
—Debería tener más medidas. Uno de los grandes problemas que tiene la actual ley que regula el consumo del tabaco es que no protege al fumador, no ayuda al fumador. Por ejemplo, sería fundamental que se financiaran todos los tratamientos que hay para dejar de fumar, también los preventivos, y potenciar la creación de unidades de tabaquismo, tanto en atención especializada como en atención primaria.

Si el Gobierno invirtiera más dinero en la lucha contra el consumo de tabaco, ¿cree que se reduciría?
—Claro. Muchas personas lo intentan, pero fracasan. Muchos fumadores, al no tener el apoyo suficiente, fracasan. Es importante señalar que es una enfermedad crónica. Yo mismo era fumador, pero lo dejé. No obstante, me considero un ex fumador y sé que como vuelva a dar una calada puedo recaer. Es una drogodependencia como otra cualquiera.

Ha resaltado antes que la normativa actual debería contemplar más medidas. ¿Cuáles incorporaría?
—Es cierto, esta ley tiene problemas graves. Es fundamental que las prohibiciones se extiendan a más lugares públicos como los estadios deportivos, las playas o los parques. También es esencial que que se vigile el cumplimiento de la ley, ya que los últimos estudios revelan que se está empezando a fumar en algunos bares y restaurantes.

Desde la Sociedad Española de Neumología se creó un borrador con estas medidas. ¿En qué punto están estas demandas?
—Según el Gobierno siguen estudiándose. Hace ya mucho tiempo que la entidad está en continuo contacto con el Gobierno a través de cartas, estudios, resultados y propuestas con el objetivo de renovar esta ley. Hay cuatro puntos que son inamovibles e irrefutables y son el aumento de espacios libres de humo, el incremento de la vigilancia del cumplimiento de la ley, aplicar un apoyo real a los fumadores para que dejen de fumar y regular los otros dispositivos de consumo como son los cigarrillos electrónicos o las pipas de agua, porque no hay una legislación que esté regulando esto.

¿Qué punto de estos cuatro es el más prioritario?
—Está claro. Ayudar y proteger al fumador y, para ello, es fundamental la financiación. Ahora mismo es muy deficiente. Sin ir más lejos, se acaba de retirar la financiación de uno de los tratamientos que se utilizaban para dejar de fumar. La obligación de nuestros representantes políticos es financiar estas ayudas para todos los fumadores, es la única manera de ayudarles. La situación es muy triste.

¿Cómo se traduciría esta situación en cifras?
—Los datos son alarmantes en España. El tabaco está matando a 56.000 personas cada año. Dicho de otra manera, mata a más de 1000 personas cada semana. En los dos últimos años mató a 120.000 personas. ¿Sabes cuántas personas murieron en dos años durante la pandemia? 110.000, el tabaco mata más que la covid.

¿Cuál sería la medida más activa para erradicar el tabaquismo a corto plazo?
—Seguramente elevar mucho los precios. Pero, aunque a la gente le parezca caro fumar, junto con Grecia somos el país que aplica un precio más económico. Tenemos que subirlo. Ayudar a los productores españoles para que no produzcan tabaco y hagan productos alternativos, y aplicar más medidas globales para parecernos a otros países que sí ejercen una normativa efectiva.

Aprovechando la comparativa con otros países, ¿qué le parece que Nueva Zelanda haya prohibido la compra de tabaco para todos los nacidos después de 2007?
—No nos podemos comparar con Nueva Zelanda. Allí el precio es 6 o 7 veces mayor que aquí. Además, allí los tratamiento son gratuitos desde hace años y los procedimientos de prevención están mucho más avanzados. Aplicar este tipo de medidas aquí es imposible. Lo primordial es ampliar la ley, ayudar a los fumadores e incrementar los precios. Cuando todo esto se consiga, ya nos podremos comparar con nueva Zelanda, pero ahora no tenemos nada que ver con ellos.

El Gobierno ha visto vuestros estudios. ¿Cómo es posible que no inviertan más en los tratamientos de prevención?
Nosotros tampoco lo entendemos. No tiene ni pies ni cabeza. Es más, lo que se puedan gastar en los tratamientos preventivos siempre va a suponer un beneficio económico para la economía del país. Controlar el tabaquismo es un coste efectivo, es hacer más rico a un país. Lo malo es que de media se tarda entre ocho y diez años para que las medidas de control sean evidentes. ¿Qué político dura ocho o diez años en el cargo? Ninguno

¿Estáis decepcionados con la gestión del Gobierno?
—Por supuesto. La falta de acción es muy grande, no hacen absolutamente nada. Hablan mucho y no hacen nada. Lo que pasa que nosotros tenemos mucha paciencia.

¿Cuánto podría costar el tratamiento de un fumador?
—Estos tratamientos pueden costar 300 euros como mucho. Cabe recordar que estamos en un país donde se financian los tratamientos para el cáncer de pulmón y para la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Esto es mucho más caro, y ambas son las dos enfermedades ocasionadas por el consumo de tabaco.

¿Apuesta por una financiación íntegra de todos los tratamientos?
—Los neumólogos consideramos que el Gobierno debería financiar todos los tratamientos a todas las personas, siempre y cuando el paciente haga un esfuerzo y quiera recuperarse de verdad. También es importante que lo haga acompañado de un profesional sanitario con formación en diagnóstico y tratamiento del tabaquismo, y que reciba tratamiento farmacológico y un seguimiento. Así es como hay que entenderlo, porque sólo así funciona.

Aparte de la subida de precios, ¿qué medidas hacen mella en los jóvenes?
—Sin duda, la subida es esencial. Hay una relación matemática. Cada vez que se sube el coste, se reduce el porcentaje de jóvenes que se inician en el consumo de tabaco. Se ha demostrado en multitud de estudios, es la medida más eficaz. También están las campañas de prevención en los centros. No han demostrado tanto su utilidad, pero hay que hacerlas.

Es muy fácil para los jóvenes, menores de edad, acceder al tabaco.
—Muchísimo. Sin ir más lejos, si comparamos los puntos de acceso a la compra de tabaco con los puntos de atención a los fumadores para ayudarles a dejar de fumar, salimos perdiendo. Nos está ganando la industria tabaquera. A los políticos se lo hemos dicho por activa y por pasiva, pero siguen sin tomar medidas. La mayoría de estas medidas les corresponde a ellos. Aunque nosotros tengamos que llevarlas a cabo, y estamos deseando hacerlo, no podemos ejecutarlas si no amplían esta ley.

—Sin duda, el Servicio de Neumología siempre ha estado en primera línea, pero a raíz de la pandemia esta especialidad ha alcanzado mucha notoriedad.
—Sí. Una de las cosas más importantes que han pasado en la Neumología española ha sido la aparición de la pandemia. Un virus que tenía un origen desconocido, que estaba matando a las personas de forma masiva y se transmitía por el aparato respiratorio. Los neumólogos fuimos los primeros que estuvimos en primera línea, la pandemia sirvió para que la Neumología tomara notoriedad. De ser una especialidad médica con un conocimiento en torno a un 35%, pasó a tener un conocimiento de un 97%. Esto fue bueno para nuestra especialidad.

—Durante la pandemia hubo mucha falta de equipos de protección y falta de respiradores en todos los hospitales. ¿El Servicio mantuvo contactos con el Gobierno?
—Muchísima falta. Tuvimos que demostrar a los políticos que algunos de los recursos menos utilizados podían salvar vidas. Es el caso de uno de los servicios que pusimos en funcionamiento hace tiempo y son las Unidades de Cuidados Respiratorios Intermedios. Nadie sabía lo que eran las UCRIS, y nosotros pudimos demostrar a los políticos que las UCRIS estaban salvando vidas, estaban haciendo que muchísima gente que necesitaba entrar en una UCI no lo hiciera, puesto que se podían curar en una UCRI sin necesidad de ser intubado. Aquello era eficaz, bueno y con un coste eficiente.