Las calles de este mítico barrio de Ibiza son un desierto a medida que avanza el día. | Toni Planells

Los episodios de inseguridad en la zona del puerto de Ibiza y de la Marina se vienen sucediendo desde el fin de la temporada estival con diferentes robos, principalmente en locales como el bar Maravillas o, incluso, en uno de los puestos del Mercat Vell. En este sentido, vecinos y comerciantes llevan tiempo mostrando sus quejas ante esta falta de seguridad en su barrio. El presidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes del puerto de Ibiza, Joaquín Senén, que también es vecino de la Marina, destaca el poco tránsito de gente en la zona durante el invierno.

«El barrio muere en invierno. Al no haber vida, hay inseguridad y entran cada dos por tres a robar en los locales. Te podría decir varios en los que han entrado en las últimas semanas, y lo hacen con toda la calma de quienes saben que nadie les vigila», explica Senén. Subraya que por mucho que digan que es residencial, esta zona es turística. «Como queremos las dos cosas, estamos en un limbo», indicó. Como ejemplo de este «limbo», Senén pone la limpieza. «Limpian con la misma frecuencia en verano que en invierno. Como ahora no hay nadie está todo limpio, pero en verano ya sabemos cómo está. Por eso reclamamos que se limpie más en verano».

Otra de las reivindicaciones comunes entre el vecindario tiene que ver con la accesibilidad. Senén apunta que el cierre de la accesibilidad del puerto complica el acceso a la zona antigua de Vila. Por su parte, Vitorino Planells, responsable del estanco de la Marina, habla de «inseguridad total». «Sin ir más lejos, ayer mismo me crucé con un hombre con el ojo hinchado, nervioso y mirando atrás. Se ve que le habían pegado», indica. Una sensación que también vive en su negocio. «Hace poco nos intentaron robar la bolsa del cambio. Normalmente, la dejamos en un sitio determinado y me fijé que alguien la estaba observando, así que cambié esta bolsa de sitio y puse otra igual llena de otras cosas en el lugar de siempre. En un descuido, ese hombre entró agachado en la tienda y cogió la bolsa que no tenía dinero», señala Planells.

El estanquero asegura ver a esta misma persona a menudo por el barrio y destaca que «en verano se ve que tienen a los turistas como objetivo, pero en invierno, al no haber turistas, van a los locales de siempre». Planells reivindica «algún tipo de servicio público en el barrio, una oficina de Correos o algo que atraiga a la gente para dar un poco de vida al barrio».

Mejora de la iluminación

También exige una mejora en la iluminación. Asegura que «a las seis de la tarde la calle está totalmente a oscuras, cosa que no ayuda a la sensación de seguridad», explica.
Pepita Ramis, en su puesto del Mercat Vell, fue testigo el pasado martes de la inseguridad de la que hablan sus vecinos. «Por la noche me rompieron la puerta del pequeño almacén donde tengo la bebida y se la llevaron toda», afirma Ramis, que se queja de que «lo hicieron con todo el tiempo del mundo porque aquí apenas hay seguridad».

«Aquí hay un cuartelillo de la Policía Local y no hay nadie. Desde que se jubiló el que había no han puesto a nadie y, desde entonces, esto es la ciudad sin ley», explica con resignación Ramis, quien representa a la tercera generación en el Mercat Vell, y lamenta el estado de abandono que sufre también este emblemático mercado. «Por las tardes, esto es un desierto y vienen a hacer lo que les da la gana. Dejan los puestos pintarrajeados, hay restos de botellón, de peleas y de otras cosas más desagradables. Les dan igual las cámaras. Todos los vecinos estamos hartos», precisa.

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Olivia Fisher, responsable de Croissant Show, reconoce que «con la falta de gente, obviamente, hay más inseguridad» y explica no haber vivido ningún episodio, «aunque llevamos a cabo medidas como mantener cerrados los baños del local. También tenemos que guardar toda la decoración exterior, te roban hasta los servilleteros». Valeria es camarera en el local de Olivia y asegura que «a una vecina le entraron a robar mientras paseaba al perro». A pocos metros, Antonio tiene su peluquería, pegada al bar Maravillas, que sufrió un robo la semana pasada. Antonio asegura que su sensación es de inseguridad total.

«Cuando me quedo solo cierro la puerta porque no me fío. Además, ahora cierro a las 17.00 horas porque los clientes no se atreven a venir más tarde. Está todo muy oscuro y lleno de yonquis». «Recuerdo un episodio en el que un yonqui entró aprovechando que subí al almacén y me robó el poco dinero que había a esa hora (las 08.00 horas). Aunque lo vi con las cámaras, me iba a salir más cara la denuncia y los juicios que lo que me hubiese podido robar».

Final de temporada

«Esto pasa cada año, no es nada nuevo. Es llegar noviembre y revientan todos los locales. Esto es yonquilandia y lo sabemos todos. Todos los inviernos se quedan los mismos, más dos o tres que se quedan colgados del verano. Pero nos conocemos todos», asegura con contundencia Juanito Font, responsable del negocio decano del barrio, Can Font. Un local veterano que ha salido airoso de todas las olas de inseguridad hasta el momento. Cristina y Antonio trabajan en el restaurante Oli Port, una apuesta valiente que abre durante todo el año en el barrio. «La jefa se ha animado a abrir por las tardes y tenemos buena aceptación de gente de aquí. Poco a poco se va animando», asegura Cristina. Antonio pone el acento en la falta de párking en la zona. «Eso es lo peor, me cuesta aparcar para venir a trabajar. Imagínate si vienes por placer, al final te desesperas y te vas a otro lugar».

Las respuestas

Desde el Ayuntamiento de Ibiza recuerdan que las competencias en cuanto a la seguridad de esa zona corresponden a la Policía Nacional. No obstante, también subrayan la colaboración constante de la Policía Local con la Policía Nacional en este sentido, así como la instalación de cámaras conectadas directamente con la Policía Local. Desde la puesta en marcha de estas cámaras el pasado mes de mayo, aseguran desde el Ayuntamiento, se han hecho 30 requerimientos relacionados con la información que registran estos dispositivos.

Por su parte, un portavoz de la Policía Nacional, sin dejar de comprender la sensación de inseguridad del vecindario de la zona, resalta que los datos objetivos denotan un claro descenso en los casos de robos con violencia, con fuerza y de hurtos durante el último trimestre, sin dejar de reconocer el problema de la reincidencia.

Por otro lado, también subraya la presencia de coches camuflados, patrullas de paisano y radiopatrullas en la zona. Así como un aumento en las políticas de prevención a partir de la participación ciudadana en las diferentes reuniones con vecinos y comerciantes.
En este sentido, hoy lunes está previsto que se ponga en marcha el Plan Comercio Seguro con las propuestas derivadas de estas reuniones.