Marcos Serra, en su despacho. | Arguiñe Escandón

El alcalde de Sant Antoni, el ‘popular’ Marcos Serra (Ibiza, 1980), vive estos días con preocupación la situación convulsa creada por el concejal del PI, Joan Torres, tras votar en contra de los presupuestos para 2023. Serra decidió cesar inmediatamente a Torres, pero ahora ha de renegociar unas cuentas municipales que, inicialmente, se habían presentado como las más elevadas de la historia de la Villa de Portmany. Marcos Serra no se arrepiente de haber sacado a Torres del equipo de Gobierno y tiene claro que, como alcalde, no podía seguir aguantando los «chantajes» del edil del PI. Ahora intentará buscar el acuerdo con el PSOE, Unidas Podemos y Ciudadanos para que el Consistorio pueda funcionar con normalidad en 2023.

—¿Esperaba usted una crisis tan grave como la provocada por Joan Torres a estas alturas de la legislatura?
—Torres ha sido siempre una persona con altibajos. Pero, la verdad, habiendo presentado los presupuestos el día anterior y que él alardeara de que iba a gestionar más de 15 millones de euros, pues no me lo esperaba. Lo de que no los aprobara fue totalmente por sorpresa. Pero ya le digo que es un señor con sus más y sus menos y era una bomba de relojería. Sabíamos que podía acabar así.

—Es incomprensible lo que ha hecho considerando precisamente que iba a gestionar esos 15 millones de euros.
—Sí, es un dinero que se destinaba a varios proyectos. De dinero municipal eran 2 millones. El resto venía del remanente, de ayudas del Consell d’Eivissa y del Govern balear… La verdad es que era difícil pensar en que supiera gestionar ese dinero porque en lo que llevamos de legislatura no ha sido capaz de gestionar 10 millones en obras públicas. Era irrealizable pero él siempre quería presumir de grandes presupuestos para su concejalía, así que los poníamos a su disposición. Se trataba el tema directamente con el interventor e intentábamos llegar a un consenso siempre para que no hubiera problemas. Y esta vez hicimos lo mismo pero, por un factor que no tiene nada que ver, decidió votar en contra.

—¿Cuál es ese factor?
—El día antes del Pleno me dejó sobre la mesa una hoja con cuatro acuerdos ya aprobados en otros plenos sobre modificaciones de ordenanzas y la creación de nuevos reglamentos. Es algo que no tiene partidas presupuestarias. Él quería que yo firmara un compromiso para ejecutar esas peticiones antes de 60 días y la sorpresa fue que, durante el Pleno, antes de la votación, contó esto y dijo que, si no lo firmaba, no aprobaba. Yo dije que no, que no tenía nada que ver con el Pleno y él se cerró en banda. Para mí esto fue un chantaje, una coacción innecesaria. Además, yo nunca he firmado nada con plazos porque los trámites burocráticos son largos y nunca puedes comprometerte con esto. Pero menos con un chantaje.

—Ha sido entonces una cuestión de actitud.
—Sí, yo entiendo que él quiso demostrar el poder que le dan sus 450 votos contra un partido que tiene 3.000. Todo viene realmente de que unos días antes del Pleno él vino a mi despacho a decirme que prestara atención a cómo los partidos minoritarios, los independentistas, lograban sus cosas con el Gobierno. Su partido, con un concejal de los 11 que hay en el equipo de Gobierno, es también minoritario. Y debió pensar que podía hacer una jugada similar a la de ERC con los Presupuestos Generales del Estado. Pero yo no me debo ni a chantajes ni coacciones. Y esto que él ha hecho es una falta de lealtad a mí, al Ayuntamiento y a toda la ciudadanía de Sant Antoni. Piense que, si esto no se aprueba, se caen las inversiones, los convenios, etc.

—No parece que haya sido una buena jugada ni para él ni para el PI.
—Evidentemente no. Ahora dice que no estaba de acuerdo con los presupuestos pero eso cae por su propio peso cuando el día antes del Pleno los estaba presentando sin ninguna queja. Además, que el motivo por el que él vota que no es porque yo no firmo su hoja. Quiso demostrar que él tiene su poder y le ha salido el tiro por la culata. Ni él es Gabriel Rufián ni yo soy Pedro Sánchez. De todos modos, viendo la trayectoria política de este señor, tampoco sorprende.

—Usted ha cuestionado antes que Torres pudiera gestionar 15 millones de euros en seis meses porque, en los más de tres años de la legislatura, no ha podido sacar adelante proyectos por 10 millones. Como alcalde, ¿qué hacía cuando veía lo que estaba pasando con la Concejalía de Obras Públicas?
—Hablaba con él. Torres siempre ha querido alardear de tener mucho dinero para Obras Públicas y pretendía quitárselo al resto de concejalías. En el primer año ejecutó un 32 %. En 2021, un 50 % y este año solo lleva ejecutado un 12 %. Es una ineficacia mayúscula para la que siempre tiene excusas. Si el problema está en otra concejalía, culpa al político. Pero, en su caso, él nunca tiene culpa de nada.

—Para el ciudadano medio, el alcalde es el jefe de la empresa. Cuando un jefe ve que tiene un empleado tan poco eficiente y que da problemas al resto del equipo, puede actuar. Usted como alcalde, ¿podía intervenir en las concejalías de Joan Torres?
—He podido hacer lo que he hecho ahora, quitarle todas sus funciones y mandarle a la oposición. Piense que Torres siempre estaba con la amenaza de que se iría y haría la moción de censura. Pero hay cosas que son inaceptables y yo no podía permitir que pusiera en juego unos presupuestos tan importantes como los del año que viene. Yo insisto, no voy a entrar en chantajes. Con este concejal era muy difícil hablar. Nosotros pactamos con él al inicio de la legislatura que tenían que salir adelante proyectos muy importantes: el nuevo campo de fútbol, el cementerio de sa Pedrera, el nuevo auditorio, reformar el antiguo ayuntamiento, abrir una calle en ses Païsses… Ni siquiera ha iniciado estas obras. Es todo lamentable. Además, él llevaba cinco concejalías. Llegó a pedir hasta siete y me negué porque no era conveniente puesto que no podría trabajar en todas y eso repercutiría en el pueblo. Y tampoco ha sido capaz de llevar las cinco que tenía que gestionar.

—En algún caso, incluso, ha perdido la oportunidad de que Sant Antoni accediera a los fondos Next Generation.
—Ha perdido la oportunidad de hacer las cosas que quería. Ahora habrá que repartir sus concejalías entre el resto de concejales, que han demostrado siempre su valía, su implicación y su trabajo. Ahora ellos harán las cosas.

—El concejal de Ciudadanos, José Ramón Martín, se mantiene en su decisión de pasar a la oposición. Pero también sostiene que seguirá apoyando al Gobierno municipal. ¿Confía usted en que esto sea así?
—Sí, es una persona de palabra. Con Joan Torres no lo creería, pero en el caso de Martín sí. He intentado convencerle de que no se vaya. El no quería estar por culpa de Joan Torres. Pero ha tomado la decisión y yo no he sabido convencerlo.

—¿Cree que PSOE y Unidas Podemos aprovecharán la crisis con la vista puesta en las elecciones o espera de ellos un ejercicio de responsabilidad?
—Yo esperé en el Pleno esa responsabilidad y que votaran abstención. Podían hacer después alegaciones a los presupuestos y en la aprobación definitiva, que es dentro de dos meses, que tomaran una decisión. Pero, por ejemplo, Unidas Podemos siempre se ha abstenido en las votaciones de los presupuestos y ahora decidió votar en contra. Y el PSOE también iba a abstenerse. Simón Planells me lo había comunicado. Pero cambió el sentido de su voto después de hablar con Antonio Lorenzo. Yo los he llamado hoy [por el viernes] a todos para intentar llegar a un acuerdo con unos presupuestos diferentes porque mi idea es que esto no afecte a la ciudadanía. Antes que los intereses políticos están los ciudadanos. Yo espero saber reconducir la situación.

—Si se prorrogan los presupuestos, se paralizan las inversiones. Pero también la propia gestión del Ayuntamiento porque, por ejemplo, no podrán aplicar la subida de sueldo de los trabajadores municipales que viene marcada por el Estado.
—Exacto. Y tampoco se podrán sacar adelante las nuevas plazas de Policía Local o las que se iban a crear en Obras Públicas y en Urbanismo. Ni se podrán firmar los convenios con entidades como Cáritas o la Cruz Roja. Pero intentaremos reconducirlo. Yo confío en el buen hacer de los grupos de la oposición.

—Como alcalde, ¿usted ha sacado alguna lección de todo esto?
—Que a veces es verdad lo de que mejor solo que mal acompañado (risas). No tener mayorías absolutas y tener que pactar con según qué personas hace que todo se complique. Pero intentaré conseguir la mayoría absoluta en mayo de 2023.

—¿Y a nivel personal? Como Marcos Serra, ¿qué sensación tiene ahora mismo?
—Pues que tenían razón los que me advirtieron antes de entrar en política de que no te puedes fiar de nadie. Yo me fío de mis compañeros, con los que estoy encantado. Pero hay cosas que se dicen de la política que se cumplen. Así que tenemos que intentar revertir esos comportamientos y hacer una política más amable, que ponga a los ciudadanos en el centro y no a los partidos.

—Si usted es el candidato del PP en mayo de 2023 y se vuelve a encontrar en la misma situación que en 2019, ¿qué hará?
—Hay que verlo [risas]. Todavía hay que hablar con el partido sobre el tema del candidato y confirmarlo. Pero habrá que afrontar lo que venga y solucionar todo. Es lo que hemos hecho esta legislatura, que hemos intentado lo mejor para Sant Antoni capeando los temporales que han aparecido.