Imagen de la Calle Obispo Carrasco del centro de Vila. | Toni Planells

En el centro de Vila, con apenas 100 metros de longitud, se encuentra la calle Obispo Carrasco. Una calle, paralela a la calle Aragón, flanqueada por la Plaça Vicent Calbet al oeste y por la Galería Vinyets por el este que se encuentra en una zona que, tradicionalmente, se había conocido como ’S’hort del Bisbe’. Nombre que, debido a su desuso, va quedando enterrado en el olvido.

Desde una de las pocas librerías que resisten en Ibiza, Hipérbole, hasta un zapatero que repara calzado, distintos locales dedicados a la hostelería conviven en un centenar de metros con otros comercios locales dedicados a la moda, la peluquería o a la venta de muebles.

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Precisamente a la venta de muebles se dedica el más veterano de los comercios de esta calle, que también lo es de la ciudad y, probablemente, de la isla. Se trata de Muebles Calbet, donde sus responsables, Antonio Calbet y Neus Tur, que ya están preparando el cierre del decano de los comercios de Vila, no dudan en apuntar a «los vecinos y clientes», como el valor más destacado de esta zona. Luisa Torres es una de las clientes de la zona que, pese a no vivir en la misma calle, la frecuenta habitualmente para hacer su compra en Carnes Ferrá y pone en valor «la vida que tiene esta calle». Argumento que repiten Juanjo López o Raúl López, también habituales de esta calle o Aitor García, al otro lado del mostrador de la carnicería, que expone sus quejas respecto a las obras de la vecina avenida Isidoro Macabich y los efectos colaterales que sufre su calle: «El camión de la basura tiene que salir marcha atrás, porque no puede salir por culpa de las obras». El carnicero, al igual que varios de sus vecinos, también agradece lapresencia de negocios de hostelería que, «dinamizan bastante, tanto la calle como la plaza».

Lourdes Torres y Sonia García son vecinas de Obispo Carrasco. Ambas ponen en valor «las tiendas de proximidad, de toda la vida» de su calle. Torres apunta a las molestias que sufren durante el verano, «por culpa de pisos que se alquilan a turistas de manera dudosa». Por su parte, García comparte con buena parte de sus vecinos la «falta de aparcamiento, el mal olor de las alcantarillas (que rebosan en cuanto llueve un poco) y la poca iluminación», como temas a solucionar en su calle.

«No es bonita»

«No es una calle bonita», reconocía Brigitte Michetti en ‘La Gourmandise’ mientras, en la acera de enfrente, Yolanda Clemente, desde Minerva Dulce Bebé, lamentaba que «están yendo comercios de toda la vida. Cerró Ángeles, la tienda de zapatos La Fábrica y ahora Muebles Calbet. Por la tarde, la calle queda muy oscura sin las luces de los escaparates de los locales que están cerrados». Sin embargo, Clemente también apunta a que se trata de «una calle con mucho paso de gente», argumento que comparte el peluquero Cristof, que reivindica que «si la calle fuera peatonal, sería mejor. Aunque, de momento, nos conformaríamos con que pusieran las luces de Navidad».