La avenida Vicent Serra i Orvay, en el pueblo de Sant Jordi. | Toni Planells

Vicent Serra i Orvay fue un sacerdote ibicenco de la primera mitad del siglo XX. Hoy, el de Cas Margalits da nombre a dos calles en la isla. Una en Vila y la otra en su Sant Jordi natal. Así, la avenida Vicent Serra de Sant Jordi atraviesa el pueblo desde la calle de la Rosa hasta la carretera del aeropuerto, pasando por delante de la plaza y de la Iglesia del pueblo, restaurantes o el colegio de la Mare de Déu de les Neus.

Este último tramo, que es más comercial y transitado, contrasta con el primero, totalmente residencial y que mantiene la esencia del pueblo con casas bajas y solares con sus huertos.

Circulación

Se trata de una calle que últimamente ha sufrido cambios en el sentido de su circulación, ahora de un solo sentido, al incorporar un carril bici que abrió un debate en el pueblo respecto a sus beneficios. «Es la Gran Vía de Sant Jordi», así describía Felipe, vecino del pueblo, la calle. Vecinos, visitantes y trabajadores coinciden en que es una calle tranquila. Por su parte, Pepe, trabajador en la zona, o su compañero Bartolo, se reconocían «un poco mosqueados con el carril bici».

Marina, en cambio, celebra que «con este carril se ha solucionado el problema de las aceras pequeñas. No es un drama, aunque ahora tenga que dar una buena vuelta para llegar a casa». En este sentido, Marina subraya que su pareja Jordi pertenece a la familia de Cas Margalits, cuyo miembro más ilustre da nombre a esta calle. José Miguel, en cambio, no duda en mostrar su frustración respecto al cambio de sentido: «Es un desastre. Para llegar a casa caminando tardas cinco minutos y, en coche, tardas 10 minutos».

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Juani lleva casi 40 años siendo vecina de la calle y no tiene dudas en su posición respecto a los cambios en la avenida. «Antes no dejaba que mis nietos bajaran en bicicleta a la calle, los coches iban a velocidades de locos y daba miedo. Desde que lo han cambiado, están todo el día en bicicleta por el pueblo».

Salidas con los niños

La plaza del pueblo, en pleno proceso de decoración navideña, es uno de los atractivos que tampoco dejan de nombrar vecinos y trabajadores de este pueblo de Sant Josep. Este es el caso de Esther y Cristina, auxiliar y maestra del CEIP Can Raspalls, respectivamente. Mientras disfrutaban de la soleada mañana del pasado jueves con sus alumnos, Esther reclamaba «que el carril bici llegue directamente a Vila». Cristina ponía en valor que «la plaza es un buen lugar para hacer salidas con los niños y llevarlos a la biblioteca, que está al lado».

Por su parte, Laia señala que suele visitar con su hijo Pol esta biblioteca, «aunque vivo en Sant Rafel y lo único malo de aquí sea el parking». En esta línea, se mostró también una persona que lleva más de tres décadas observando esta calle desde Can Sala.

Watson no duda en señalar que «aquí siempre se han puesto parches y nunca se llega a arreglar nada del todo. La calle es estrecha, los parkings son estrechos. ¡Si es que aparcan dos coches juntos y bien y ya no pueden salir del coche!».