Rafa Triguero, candidato del PP al Ayuntamiento de Ibiza. | ARGUI ESCANDON

Serio, concreto y contundente. Así se presenta el candidato del PP a la Alcaldía de Ibiza, Rafa Triguero (Ciudad de Ibiza, 1981), a esta entrevista. La cita es en Vara de Rey y es allí, en el centro social de la capital de la isla, donde Triguero expone algunas pinceladas de su proyecto para la ciudad. Tiene claro que el Ayuntamiento necesita un plan riguroso para afrontar la modernización de Vila, que, en su opinión, se ha retrasado durante demasiados años. No pierde el tiempo en criticar al actual gobierno municipal y a cada problema que se le plantea ofrece una solución. No está dispuesto a permitir que la maraña administrativa de las competencias siga frenando la evolución de esta ciudad y tiene claro que la mentalidad de la empresa privada debe trasladarse al Consistorio a la hora de gestionar.

Es usted el candidato del PP a la Alcaldía de Ibiza. ¿Qué le ha llevado a dar este paso?
—Era el momento de darlo. He estado unos años centrado en mi trabajo y en mi familia. En 2015 tuve a mi primer hijo, que ahora tiene siete años, y en 2019 al segundo, que tiene tres. Ahora era el momento de dar este paso porque me lo puedo permitir. Creo que la ciudad de Ibiza necesita un impulso y yo me veo en condiciones para ello. Además, he contado con el apoyo del partido y mucha gente de fuera. Y he tomado la decisión tras meditarlo mucho. Era ahora o nunca.

Usted ya estuvo en política y también en la empresa privada. ¿Qué diferencias hay entre ambos mundos?
—Yo llevo 19 años trabajando en una caja de ahorros. Cuando fui conseller, pedí una excedencia de cuatro años. Yo creo que el sector público y las administraciones tienen que ser igual de eficaces que las empresas privadas. Esto, para mí, es la principal diferencia. Creo que pueden serlo. .

Entiendo que, si gana las elecciones, su filosofía será la de llevar la forma de trabajar en una empresa privada a lo público. ¿Cómo puede hacerlo?
—Vamos a ganar las elecciones. Y lo primero que hay que hacer es que los trabajadores estén motivados y crean en el proyecto interno de la Administración pero también en el de la ciudad. A día de hoy, esto no sucede en el Ayuntamiento.

Los trabajadores están en pie de guerra contra el Gobierno municipal.
—Cierto. No hay un proyecto claro, no hay directrices claras. Los propios funcionarios y laborales no tienen la información sobre lo que desde el gobierno se pretende ejecutar y esto hace que no funcione. Hay que motivar a los trabajadores. Hay que escucharles, saber cuál es su planteamiento y llegar a un entendimiento.

La Policía Local, por ejemplo, se queja de los sueldos bajos.
—Es que eso no puede ser. Estamos hablando de la Policía Local de la capital de la isla, que tiene que ser el referente del resto de policías locales. Y no puede ser que, año tras año, se nos vayan agentes y que no se ocupen las plazas. Tenemos que tener un cuerpo de referencia, dotado de los equipos y los medios necesarios. La Policía Local de Ibiza va a ser el cuerpo referente, al igual que lo es la de Palma o, incluso, la de Calvià. Lo tenemos claro.

Hay una serie de problemas que, preguntes donde preguntes, siempre surgen a la hora de hablar de la ciudad de Ibiza. ¿Cuál es su percepción?
—Nosotros llevamos tiempo tomando el pulso a la sociedad de la ciudad, hablando con vecinos y vecinas. Todo se traduce en cinco grandes problemas. El principal es el de la limpieza. Y le siguen aparcamientos, movilidad, seguridad e iluminación. Son los problemas que todos los que vivimos aquí detectamos en la ciudad.

En el caso de la limpieza, el Ayuntamiento ha hecho diversas modificaciones del contrato.
—Sí, han hecho seis para ampliar servicios y tratar de mejorarlo. Pero hay que darle la vuelta a la tortilla y hace falta un revulsivo para solucionar el problema endémico que tenemos.

¿Y cuál es ese revulsivo?
—El revulsivo es hacer cumplir las exigencias de la contrata. Para el Ayuntamiento de Ibiza no es un problema económico. Si es una contrata corta económicamente, si hay que dotarla de más dinero, habrá que hacerlo pero de forma definitiva y solucionar el problema de la limpieza. Somos una ciudad turística y no puede ser que tengamos los mismos operarios en la temporada de invierno que en la de verano. Tampoco puede ser que los operarios de limpieza no tengan medios materiales ni equipos. Los equipos están obsoletos, los contenedores están mal… Todo esto lo vamos a solucionar. Una de nuestras principales mejoras la haremos en la limpieza.

¿Qué hará con los aparcamientos?
—También vamos a solventar este problema. En el proyecto que tenemos de ciudad hay soluciones para los cinco grandes problemas. Nosotros consideramos que Ibiza se tiene que transformar. La ciudad sufrió una gran transformación entre 1989 y 1999. Y desde entonces se ha hecho alguna mejora pero no ha habido modernización, no se ha realizado una transformación necesaria en el siglo XXI. Hace falta un proyecto de ciudad a medio y largo plazo, que pueda solventar los problemas que tenemos hoy pero también los que tengamos dentro de 10 años. Llevamos años con falta de aparcamiento. Se reducen las plazas en el centro de la ciudad y esto hace que haya comercios que tengan que cerrar. Los residentes en la isla tienen el hábito de venir a los comercios de la ciudad y poder aparcar en condiciones. Esto no es posible a día de hoy. La gente se cansa de tener que estar una hora buscando plaza para aparcar. Hacen falta más aparcamientos en el centro y esto lo vamos a hacer.

En cuanto a la reforma de la E-10, ¿mantendrá la idea que tiene el actual gobierno o prefiere recuperar el proyecto que redactó el Consell y que ya estaba preparado para su adjudicación?
—Nosotros tenemos la matriz de nuestro proyecto de ciudad en un 89%. En nuestro proyecto de transformación de la ciudad, el eje vertebrado son la E-10 y la Avenida de Sant Josep. Si el proyecto del Consell se puede ejecutar mañana, será ese. No podemos permitirnos otros cuatro años de debate. La E-10 tiene que reformarse ya y la Avenida de Sant Josep es la entrada principal a la ciudad y no puede seguir dando esa imagen.

¿Tiene lógica para usted la red de carriles-bici que se está creando en la ciudad?
—Tiene lógica que exista una red de carriles-bici que tengan un uso lógico. Lo que no tiene lógica ninguna es pintar un carril-bici por donde nos convenga. Lógico puede ser, por ejemplo, una red que vaya desde el centro hasta las instalaciones deportivas para todos aquellos menores que practican deporte. O a los centros escolares. En este sentido, vamos a avanzar algún proyecto innovador, que se está desarrollando en alguna ciudad de España y que tendrá un sentido lógico, que es lo que no tiene lo que se está haciendo ahora.

La reforma de Isidor Macabich está siendo un desastre, sobre todo para los comerciantes. ¿Cómo hubiera actuado usted en este caso?
—Con sentido común. Lo que está faltando actualmente en la política municipal es mucho sentido común. Es una inversión necesaria pero no se ha hecho con cabeza. Se ha hecho pensando en las próximas elecciones y no en las próximas generaciones. Había que cumplir un plazo y llegar a antes del 23 de abril. Se ha pasado por encima de todo. La solución más adecuada hubiera sido hacer esto por fases, como vemos en otras capitales. Hablamos de una arteria principal de la ciudad de Ibiza. Lleva un año patas arriba. Y afecta a los comerciantes, a los residentes y a los turistas.

Pasan los años y Vila se sigue inundando cada vez que llueve. ¿Tiene solución?
—Esas son las grandes infraestructuras para las que, en coordinación con otras administraciones, vamos a tener que poner fecha tope para que los problemas estén solventados. Fecales, tanques de tormentas… hay que poner una fecha máxima para darle respuesta y, si no se logra, existen mecanismos para que la propia Administración municipal las pueda ejecutar.

El tanque de tormentas lleva estropeado desde julio y no se ha reparado del todo. El Gobierno de Rafa Ruiz se mantiene en silencio ante esta situación. ¿Hay falta de exigencia por parte del Consistorio hacia administraciones como el Govern?
—El Ayuntamiento de Ibiza, como administración más cercana al ciudadano, es el que tiene que solventar los problemas del día a día que afectan a los ciudadanos. No puede ser que una cuestión administrativa entre tres instituciones nos esté perjudicando a los 51.000 ciudadanos que vivimos aquí. Si el Ayuntamiento lo quiere solucionar, no tiene que ser un problema de competencias. Hay mecanismos para que se pueda solucionar el problema que tenemos con ese tanque de tormentas y después, entre las administraciones, reclamar el dinero. Y esto sucede en muchos otros temas.

Sa Penya es ahora mismo un vertedero urbano. Siendo realista, ¿qué querría hacer en este barrio?
—Yo prefiero hablar de Sa Penya, la Marina y Dalt Vila como núcleo del conjunto histórico. Hay que dotarlos de vida y la respuesta la tienen los comerciantes y los residentes en estos barrios. Ellos ya no creen en proyectos de dinamización, que ha habido muchos. Tampoco en actividades puntuales. Hay que hacer un plan de acompañamiento para todos los barrios y para dotarlos de servicios. Hay que darles vida durante todo el año. Y esto debe acompañarse de una serie de ayudas para que los propios comerciantes y residentes sean capaces de desarrollarlo. Una vez conseguido esto, vamos a ver qué inercia han cogido. Pero estamos seguros de que esta es la solución. Es imprescindible dotarlos de servicios municipales para que la gente se acerque allí.

¿Una especie de descentralización del Ayuntamiento?
—Podría ser y va a ser así.

Vila sigue sin plan general y esto ha provocado que, por ejemplo, se descarte la reforma del Mercat Nou. ¿Qué tiene previsto sobre este plan?
—Tenemos que ser claros, transversales y encontrar los problemas que puede haber en este documento. No podemos estar legislatura tras legislatura sin plan general. Nuestra intención es no darle más vueltas ni hacer más modificaciones. Si podemos conseguir el documento con el visto bueno de la Conselleria de Medio Ambiente del Govern, hay que tirarlo adelante.

Hay gente que quiere un Mercat Nou reformado y otros que hablan de una nueva ubicación. ¿Qué quiere hacer usted?
—Queremos un mercado nuevo y dotarlo de los servicios que reclaman y exigen los ciudadanos de Ibiza y de fuera de la ciudad. Ojo, el Mercado Nuevo es una instalación a la que es difícil acceder. Hay que hacerlo atractivo, dotarlo de servicios. Un mercado nuevo y actual.

¿En una ubicación diferente a la actual?
—Cerca. Va a ser un mercado nuevo. Lo que está claro es que, de la noche a la mañana, no vamos a hacer un planteamiento de cerrarlo, buscar una ubicación X para traslado de forma temporal… El ejemplo de Isidor Macabich no va a ser.

¿Cedería usted al IBAVI el solar de Isidor Macabich para VPO o cree que tendría que haberse buscado otra solución?
—Vamos a ver en qué situación nos lo encontramos. Si el convenio está firmado, habrá que mantenerlo. En vivienda tenemos también las de can Escandell. Pero, además de ejecutar vivienda pública, hay que buscar otras soluciones. Es un macroproblema que no tiene solución fácil pero se pueden tomar medidas para facilitar el acceso a la vivienda. Y, sin lugar a dudas, el IBAVI tiene que actualizar sus políticas.

¿Qué hará usted con los contratos menores?
—El día a día nos lo dirá. Está claro que tirar de contratos menores en el día a día no puede ser. Tenemos claro que la Administración ha de funcionar y que la ley permite este mecanismo pero con claridad y transparencia.

¿Mantendrá el contrato con Nascor Formación?
—Son temas que hay que analizar en profundidad.

¿Hay que limitar la llegada de cruceros?
—Lo que está claro es que no podemos dar el servicio que se ha estado dando. La imagen que estamos dando no es la correcta. Y esto pasa por la transformación y mejora del transporte público en la ciudad.

Si gana las elecciones, ¿renovará el convenio con la UD Ibiza?
—Vamos a ganarlas (risas). Ha faltado y falta mucho sentido común. Le habla el abonado número 35 de la UD y socio fundador del CD Ibiza. Le hablo como ex atleta del Club de Atletismo Pitiús, amigo de los practicantes de rugby, de baseball y del deporte en general. Conozco a todas las partes y ha faltado mucho sentido común. Con el presidente de la UD (Amadeo Salvo) no he tenido la oportunidad de hablar. Con el resto sí. Y se tiene que llegar a un punto de entendimiento. No hay más. Tenemos las instalaciones que tenemos. Insisto, ha faltado sentido común desde el minuto 0.

¿Por parte del Ayuntamiento?
—Por parte del Ayuntamiento ha faltado lógica y cariño. El deporte en la ciudad estaba más unido que nunca y ahora está más enfrentado que nunca. A mí no me sirve que me digan que esto es un modelo de gestión porque no lo es. Ahora tenemos en las trincheras a equipos que han ido de la mano durante muchos años y eso no puede suceder. Nuestra voluntad es la de volver a unir el deporte en la ciudad y lo vamos a conseguir.

Es llamativo que el Ayuntamiento haya puesto al servicio de un club privado unas instalaciones públicas.
—En otras grandes ciudades conviven equipos de la misma categoría sin ningún problema, como sucede en Sevilla o en Madrid. ¿Por qué aquí, en una ciudad de 51.000 habitantes, con un equipo en segunda división y otro en cuarta categoría, tenemos que tener estos problemas? No es lógico.

Ha sorprendido mucho cómo el alcalde ha tomado partido en esta situación.
—Debería ser el alcalde de todos.