Imagen de archivo de un crucero en el muelle de Botafoc. | Daniel Espinosa

Representantes de la patronal CAEB, de la comisión de consignatarios del puerto de Ibiza, de Fomento de Turismo y de la Asociación de Bares y Restaurantes de Eivissa (ABRE) se reunieron ayer con el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, y la concejal de Turismo, Rosa Ruiz, para tratar sobre el turismo de cruceros en la ciudad. Un encuentro que el representante de la CAEB en Ibiza y Formentera, José Antonio Roselló, calificó de «cordial» y durante el que la patronal expuso ante Ruiz y Rubio los beneficios que este tipo de turismo reporta tanto a Vila como a la isla en general.

En declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera, Roselló explicó que es cierto que en la temporada de este año «habrá dos días con un cuarto barco» de crucero atracado en el puerto. Algo que, admitió, «sí puede dar problemas puntuales». Por ello, admitió que los consignatarios, asociados a la CAEB, tendrán que «renegociar con las compañías para que los cruceros queden más espaciados».

Roselló explicó también que el alcalde dejó claro durante la reunión que no se opone al turismo de cruceros pero que sí «le preocupa» los efectos que este puede tener sobre la ciudad. Un temor al que la CAEB intentó poner remedio exponiendo su postura sobre esta cuestión. Según explicó su representante en Ibiza, lo cierto es que «no baja tanta gente de los barcos como se ha dicho». «Por lo alto», añadió José Antonio Roselló, «deben ser como mucho 7.000 personas porque los barcos no vienen llenos». No obstante, también explicó que será necesario «hacer tests suficientes» para conocer el impacto de estos visitantes en el municipio. La CAEB también trasladó a Ruiz y a Rubio que «los cruceristas son importantes para la actividad económica de los restaurantes y los comercios». Además, la patronal también señaló que estos turistas «son de diferente perfiles» y que «unos pueden ir a restaurantes de mucho nivel y otros comen bocadillos».

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En lo referente a la cuestión medioambiental, estas entidades recordaron al Consistorio que la Autoridad Portuaria de Baleares dispone de «unos sensores sobre la calidad del aire» y que emiten una «alerta» cuando esta se degrada. Este sistema, al parecer, no ha detectado hasta ahora que la presencia de cruceros sea especialmente dañina. Y es que, según recordó José Antonio Roselló, este tipo de embarcaciones «están en general muy avanzadas tecnológicamente».

Por otro lado, la CAEB también expuso que el turismo de cruceros que llega a Vila no se queda en la ciudad, sino que «se reparte por toda la isla y llega, incluso, a Formentera». «Es un tipo de turismo que no hay que perder», alertó el representante de la patronal tras el encuentro, «hay que fomentarlo pero de manera lógica y adecuada para todas las partes».

El Ayuntamiento, por su parte, informó a los participantes en la reunión sobre el estudio que llevará a cabo la Pimeef para conocer el impacto económico de este turismo en la ciudad. Además, el Gobierno municipal indicó que «se ha de seguir en la línea de poder llegar a regular y reorganizar la llegada de cruceros para poder dar un buen servicio a los turistas que visitan la ciudad». El Consistorio, finalmente, seguirá con esta ronda de reuniones con los agentes económicos y sociales de la ciudad con el fin de promover un mayor control del turismo de cruceros.