Los trabajadores de la concesionaria, pintando la calle Estrella de Sant Antoni.

Los ciudadanos que circulaban durante la jornada de este miércoles por el casco urbano de Sant Antoni se han encontrado con la sorpresa de que, por primera vez en mucho tiempo, había un sinfín de plazas de aparcamiento allá donde fueran. Y es que hoy volvía a entrar en vigor en la localidad el servicio de zona azul, lo que ha llevado a muchos usuarios de vehículos de las calles afectadas por el estacionamiento limitado o bien a aparcarlos en el interior de sus garajes o a buscar un parking disuasorio cercano para no tener que estar moviendo el coche ni pagando por aparcarlo durante toda la jornada.

Una entrada en vigor de la zona azul que ha pillado a la empresa adjudicataria con bastante trabajo todavía por hacer, ya que numerosas calles cercanas a la Plaza de España estaban sin pintar a lo largo de la jornada. Al mediodía los operarios se afanaban por acabar con la delimitación de los espacios de aparcamiento de la Calle Estrella, una de las que hasta la fecha aún no contaba con las características líneas azules.

Los usuarios, por su parte, han reaccionado de diferente manera. Desde los usuarios de los tres colegios que hay en las inmediaciones, que se han felicitado porque ya no tendrán que dar vueltas con sus vehículos para poder dejar o recoger a sus hijos de los colegios a cambio de unos pocos céntimos, a los que consideran que tener que pagar por aparcar es una doble imposición, puesto que ya se paga anualmente un impuesto de circulación por los vehículos.

Pero con todo, Sant Antoni cuenta desde el 1 de febrero con un total de 763 plazas de estacionamiento rotativo y de pago en una zona delimitada dentro del perímetro de las calles Madrid y avenida de Isidoro Macabich, Alicante, Ramón y Cajal, Benito Pérez Galdós, camí General, Antonia Cala, Walter Benjamin y Paseo del Mar. El objetivo de este sistema de aparcamiento es maximizar la rotación de las plazas existentes en el núcleo urbano, «así como mejorar las posibilidades de estacionamiento y favorecer la movilidad urbana sostenible», han explicado desde el Ayuntamiento, que ha recordado a su vez que continúa trabajando para «ampliar los aparcamientos disuasorios para incrementar el número de plazas gratuitas en el municipio».

El precio es de un euro por cada hora de estacionamiento, según se desprende de la ordenanza reguladora del servicio de estacionamiento regulado, con un tiempo máximo de aparcamiento de dos horas. Como novedad, los usuarios podrán usar una aplicación móvil para realizar los pagos, Flowbird Pàrquing, desde donde además de pagar podrán contralar el tiempo de estacionamiento y renovar el pago.

En cuanto a los horarios, se han establecido diferencias según sea la temporada de invierno o la de verano. La primera de ellas va del 1 de noviembre al 31 de marzo, donde el servicio de aparcamiento regulado funcionará de lunes a viernes de 9 a 14 horas y de 16 a 20 horas. Los sábados se pagará de 9 a 14 horas mientras que los domingos y festivos el aparcamiento será libre. En la temporada estival, entre 1 de abril y el 31 de octubre, el estacionamiento estará regulado de lunes a sábados de 9 a 14 horas y de 16 a 21 horas. Los domingos y festivos seguirán siendo de libre disposición para los usuarios.

Por su parte, el Consistorio ya ha habilitado el trámite para que los residentes en las calles con zona azul puedan solicitar la autorización para estacionar. Los empadronados o que cuenten con un establecimiento comercial en alguna de estas calles contarán con un precio especial de 30 euros anuales, una tarifa que les permitirá aparcar de forma gratuita las dos primeras horas y, para alargar el tiempo de estacionamiento, el precio será de 50 céntimos para el resto del día. Como máximo se permitirá un vehículo por vivienda o establecimiento comercial.

Hay que recordar que el servicio de zona azul se adjudicó a la empresa Valoriza por un importe ligeramente superior a los cuatro millones de euros y una duración del contrato de ocho años sin posibilidad de prórroga. El contrato contempla a su vez la instalación de sensores autónomos sin cables que permitirán detectar la ocupación y rotación de los aparcamientos, así como contar el número de vehículos. De esta forma se facilitará la búsqueda de aparcamientos disponibles, con lo que se ayudará a reducir las emisiones de CO2.