Ismael Vargas, director de Aemif.

Ismael Vargas (Madrid, 1994) es un joven que cogió las riendas de la Asociación de Esclerosis Múltiple de Ibiza y Formentera en 2020 y, desde entonces, no ha dejado de luchar junto a su equipo para conseguir mejoras que ayuden a ofrecer servicios más integrales a los 150 pacientes que atiende la entidad. Ismael, que es neurofisioterapeuta, tiene una gran experiencia investigadora en el campo de la neurorrehabilitación.

Felicidades por el nuevo centro de neurorrehabilitación en Ibiza. El día de la inauguración se le vio emocionado.
—Sí. Fue un día de mucha emoción. Ha sido un año muy duro e intenso, de mucho trabajo. Estuvimos casi dos años buscando un nuevo local y luego un año más para las obras. También estuvimos muy pendientes de que las administraciones nos garantizaran la financiación de 500.000 euros.

Usted lleva como director de la entidad desde 2020, ¿cómo recuerda sus primeros meses?
—Mira que han pasado cosas en tan solo tres años. Recuerdo que empecé en enero de 2020 y, poco después, llegó la pandemia. El centro no estaba digitalizado. No teníamos teléfonos móviles, solo fijos. Por lo tanto, tuvimos que pegar un gran acelerón digital en poco tiempo para poder atender a los usuarios. También durante estos meses tuvimos que reorganizar los servicios. Ha sido una gestión de equipo importante durante estos tres años.

¿Diría usted que, además de este nuevo centro, se han logrado retos importantes?
—Por supuesto, pero todavía queda mucho por hacer. Por ejemplo, es importante que el Servicio de Atención Integral y Promoción de la Autonomía Personal (Saipap) esté concertado. También necesitamos un sistema robusto de conciertos. No pude ser que se tardara ocho meses en renovar el concierto del Centro de Día. Además, hace falta una actualización de las tablas salariales del convenio. Hay que poner en valor el trabajo de todo el equipo, su especialización y su dedicación.

Esta última exigencia la recalcó durante la inauguración. ¿Cómo está su equipo viviendo la situación económica actual?
—Mal. El salario base es de unos 1.300 euros, es una vergüenza. Es cierto que con los pluses se llega a cobrar 1.900 euros brutos mensuales en doce pagas, pero vivir aquí es muy caro y a muchos especialistas no les compensa. Dicen que es insostenible poder asentarse aquí. Ellos tienen una formación académica de cuatro años de carrera y másteres de dos años. Son trabajadores muy especializados para tratar todo tipo de enfermedades neurológicas agudas y crónicas.

¿La Asociación ha sufrido la baja de algún especialista debido a los salarios y la problemática de la vivienda?
—Sí. En tan solo dos años se han ido una terapeuta ocupacional, dos fisioterapeutas y un logopeda. Es muy injusto que personas tan trabajadoras, que estaban contentas de formar parte del equipo Aemif, se hayan tenido que marchar. Es que si comparamos estos salarios con los sueldos del personal del Servicio de Salud de las Islas Baleares (Ibsalut) hay una diferencia de entre 300 y 500 euros. Hay que tener en cuenta que las personas especializadas en esta ciencia no están en todas partes y no podemos mantener el equipo solo con gente local. Sin ir más lejos, en enero se tuvo que ir un fisioterapeuta del Centro de Día porque no tenía calidad de vida al convivir con cuatro personas.

Con estas bajas, ¿Aemif puede cubrir todos los turnos y cubrir las necesidades de los 150 usuarios?
—El turno de mañana sí que está completo y el de la tarde está a mitad. Tenemos un fisioterapeuta y un neuropsicólogo, pero necesitaríamos a tres especialistas más; una logopeda, una terapeuta ocupacional y otro fisio. Necesitamos más recursos económicos para poder contratar más recursos humanos, esa es la verdad.

Una situación que puede afectar, especialmente, al paciente. ¿Tienen reuniones periódicas con las administraciones para tratar las condiciones del convenio?
—Claro. Esta falta de incentivos se las hemos trasladado en varias ocasiones, y siempre nos dicen lo mismo. Explican que están trabajando en nuevos módulos de pliegos que se verán muy pronto reflejados. Yo sigo confiando, aunque nos gustaría ver ya hechos. También intentamos presentar un plan a la consellera de Salud Patricia Gómez con diversas alternativas rentables para tratar a pacientes y reducir la lista de espera de Can Misses.

¿En qué consiste este plan?
—Hay muchos pacientes que están estables, pero tienen patologías. Lo que se está haciendo actualmente con estos usuarios es duplicar servicios porque son atendidos tanto aquí como en el hospital. Esto hace que lleguen a Aemif con patrones aprendidos que no les beneficia a ellos y nos complica mucho el trabajo a nosotros. Entonces, lo mejor para ellos es que vengan directamente a la asociación. Para ello, necesitaríamos más recursos económicos. Hace seis meses ya tuvimos una reunión con Patricia Gómez, pero sobre todo hablamos sobre la inauguración del centro. Esperamos que dentro de poco tiempo, podamos reunirnos de nuevo para evaluar y analizar esta iniciativa.

Afortunadamente no todo se pone cuesta arriba y, a partir de enero, se está ofreciendo a los usuarios estas completas instalaciones.
—Sí, estamos muy contentos y satisfechos. Gracias a este local tan espacioso e innovador podemos ofrecer un programa muy completo de actividades prácticas y servicios para rehabilitar a los pacientes con todo tipo de lesión neurológica. Hemos podido reducir la lista de espera, pero mínimamente porque necesitamos más trabajadores. Ahora mismo, los especialistas solo tienen huecos puntuales. Sí que es cierto que en el último mes y medio han realizado siete valoraciones integrales más, pero claro los técnicos ya tienen agendadas las visitas de sus pacientes.

¿Qué proyectos a largo plazo tiene la asociación encima de la mesa?
—Tampoco es que sea a largo plazo, pero nos gustaría poder ofrecer un servicio de vivienda supervisada para personas con discapacidad física. Ahora mismo existe en Ibiza, pero es un servicio que atiende a personas con discapacidad intelectual. Hay cuatro usuarios con lesión medular que lo han reclamado porque están siendo atendidos en Can Raspalls. Ellos van en silla de ruedas, pero están bien. Lo único que quieren es sentirse independientes en su hogar. El objetivo es poder fomentar su bienestar y cubrir las necesidades cotidianas de estas personas con discapacidad física, promocionando su autonomía. Tenemos que trabajar para que este proyecto pueda ser una realidad en los próximos años.

¿Y el objetivo más urgente a corto plazo?
—Como he adelantado al principio, el objetivo que más nos urge por los pacientes es concertar el Servicio de Atención Integral y Promoción de la Autonomía Personal (Saipap). Al respecto, el Consell d’Eivissa desarrolló un borrador de pliegos técnicos que no entendimos muy bien, ya que limitó la edad de este servicio hasta los 65 años con posibilidad de alargarse. ¿Qué pasa que a los 70 años ya no pueden acceder a este servicio? Hicimos un escrito de alegaciones por el que se define la Cartera de servicios sociales. No obstante, no sabemos nada. Estas condiciones no garantizan el acceso universal a esta prestación. Es una exclusión que no merecen porque estas personas, si al final necesitan atención neurológica, no tendrían su plaza, ya que esta plaza pública la tendrán aquellas personas de menos de 65 años que necesiten dicho servicio. Esperamos que se modifiquen estos criterios.

No será fácil aprobar el pliego definitivo de cláusulas.
—No. Ya nos quisieron limitar las plazas del Centro de Día y presentamos un escrito a través del registro de entrada de la Conselleria. No nos pareció justo porque en Mallorca no las tienen limitadas.

Dijo antes de esta inauguración que en Baleares no existe una asociación similar a Aemif que no sea totalmente pública.
—Por supuesto. Aunque el 80 % del servicio es público gracias a las diferentes subvenciones, contamos con la implicación de los socios y los patrocinadores, que es muy importante. Pero, sobre todo, quiero destacar la colaboración del equipo de Aemif siempre, especialmente en los momentos más complicados.

Usted siempre tiene palabra de agradecimiento hacia ellos.
—Siempre. La asociación sin ellos no existiría. Lo son todo para Aemif y para todos los usuarios. Están muy unidos. Por ejemplo, tenemos a profesionales que llevan muchos años en la entidad como Cristina y Lourdes. Hace 15 años que trabajan aquí y saben gestionar el equipo ante cualquier circunstancia. Ambas se encargan de atender a los pacientes que están en lista de espera, del Saipap y del Centro de Día.

¿Qué significan para usted los usuarios de Aemif?
—Son nuestro motor diario. Tienen una capacidad de superación increíble. Nos animan más ellos a nosotros que nosotros a ellos. Vemos en el centro como luchan cada día y nosotros luego nos quejamos por tonterías. Ver cómo se superan es muy satisfactorio a nivel personal. Además, son muy agradecidos y se involucran mucho. Lo que diferencia a Aemif de otras asociaciones similares es que somos una gran familia y nos apoyamos todos.