Imagen de archivo del puesto de la Guardia Civil de ses Païsses. | Daniel Espinosa

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) de Baleares ha denunciado «la absoluta inacción de la Administración para tratar de poner solución al gravísimo problema de acceso a la vivienda que sufre la población residente en general y aún más los funcionarios que vienen destinados a las Islas, que no encuentran alojamiento digno a un precio razonable al que puedan hacer frente con sus retribuciones».

Según indican en un comunicado, la situación es «más grave para los agentes que cubren vacantes con carácter forzoso, ya que se ven obligados a incorporarse a su destino tras un ascenso, o tras realizar un curso de especialidad, sin querer venir aquí destinados y sin haberlo solicitado, por lo que se ven empujados a un auténtico calvario».

En este sentido, apuntan que el pasado año, «ante la imposibilidad de encontrar una vivienda asequible donde alojarse, nuevamente hay agentes que optan por usar su vehículo particular como vivienda improvisada. Esta dramática e indigna situación pone en peligro la salud mental de los funcionarios de la Guardia Civil, lo que implica que un número indeterminado de ellos puedan terminar afectados por una situación involuntaria e indeseada que les impida desempeñar su trabajo, lo que conllevaría, además, una merma de efectivos que podría comprometer la seguridad ciudadana en Baleares, especialmente en aquellas islas y municipios donde la carestía de la vivienda de alquiler es mayor», es el caso de Ibiza y Formentera.

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Desde la AUGC indican que cada año vienen destinados con carácter forzoso un número variable de agentes, pero este año la gran mayoría de incorporaciones serán forzosas pues el archipiélago se ha convertido en algo así como un destino de castigo, al cual casi nadie quiere venir voluntariamente y los que llegan forzosos, se marcharán a la mínima oportunidad».

Según advierten, en las últimas semanas la delegación de AUGC Baleares ha recibido llamadas de más de 40 agentes angustiados al no poder afrontar los disparatados precios de la vivienda de alquiler o de la oferta hotelera, a quienes la situación aboca a situación de estrés y ansiedad incompatibles con el normal desempeño de las funciones encomendadas a la Guardia Civil». Añaden que esto «sólo es la punta del iceberg, pues la situación será crítica en verano, cuando lleguen los agentes de prácticas tras salir de las academias, para continuar su periodo de formación. Los precios, ya de por sí inasumibles, entrada la temporada estival serán prohibitivos.

Además, la gran mayoría de agentes que vienen forzosos, tienen familias a su cargo, de las que en
algunos casos debe separarse y costear dos viviendas, con el brutal perjuicio económico que eso
conlleva, del todo inasumible para la inmensa mayoría de agentes, que se ven sin el apoyo de su
familia y sin casa.