Virginia Marí. | Archivo

«Si quieres ser concejala me parece bien, pero lo de ser alcaldesa yo no lo aceptaría». Este fue el consejo de Antoni Marí Calbet a su hija Virginia antes de que aceptara el marrón de sumir la vara de mando en un equipo de gobierno en descomposición después del escándalo de los whatsapps. Virginia Marí Rennesson, que ayer falleció en el hospital Can Misses por culpa de un cáncer de pulmón, no hizo caso a su padre y se convirtió en la tercera alcaldesa de Vila de la legislatura. Un cargo que sólo ocupó diez meses, entre agosto de 2014 y junio de 2015, y que no pudo revalidar en las elecciones de aquel mes de mayo pese a que fue la vencedora. El pacto postelectoral entre PSOE y Guanyem envió al PP a la oposición y Virginia Marí fue quien se encargó de vigilar de cerca al primer gobierno de Rafa Ruiz como alcalde.

Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, Virginia Marí nació en 1962 en Gemena, una ciudad al norte de la República Democrática del Congo, donde su padre trabajó durante una década como médico de la OMS tras especializarse en medicina tropical en la ciudad belga de Amberes. Virginia tuvo dos hijos, Marc y Carlos, y ella era la tercera de los cinco hijos de la francesa Maryse Rennesson y Antoni Marí Calbet.

De su padre, presidente del Consell d’Eivissa i Formentera entre 1987 y 1999, dicen que heredó su fuerte carácter, pero también el sentido de la responsabilidad. Solo así se entiende que aceptara ser alcaldesa en minoría estando la número 14 de la lista electoral que en 2011 encabezaba Marienna Sánchez-Jáuregui. «No me arrepiento. Cuando tomo una decisión la asumo y me pongo a trabajar. No he venido a perder el tiempo ni a hacer el paripé sino a intentar solucionar todo lo que me he encontrado encima de la mesa», aseguró Virginia Marí a los 50 días de asumir el cargo. Una responsabilidad que le obligó a dejar su trabajo como inspectora de pesca, un puesto que ostentaba desde 1994.

Diputada

Tras una legislatura como jefa de la oposición en Can Botino, en 2019 consiguió ser diputada en el Parlament balear. En la cámara balear, donde en esta legislatura ha sido presidenta de la Comisión de Hacienda y Presupuestos y vicepresidenta de la Comisión de Asuntos Europeos y Turismo, se dedicó a controlar al Govern de Armengol en cuestiones de pesca y del medio marino. Sus últimas intervenciones en el Parlament fueron en abril de 2022 y estaban relacionadas con la política de vivienda y la problemática de los apartamentos Don Pepe.

Vehemencia y sinceridad

Siempre se expresó con vehemencia y sinceridad, sin faltar al respeto de quien tenía delante pero con convicción de que lo que defendía era para el bien de los ibicencos. Se ganó la admiración de sus rivales políticos. El de sus compañeros siempre lo tuvo. Le costó relacionarse con la prensa en sus inicios como alcaldesa aunque siempre alabó el trabajo de los plumillas y se mostró cercana e interesada por sus problemas.

Asumió el liderazgo del PP de Vila en su momento más bajo. Ganó las elecciones, se peleó en la oposición y se quedó con las ganas de volverlo a intentar en 2019 tras cuatro años de trabajo oscuro. Aceptó la decisión del partido y fue de número dos al Parlament en la lista liderada por Toni Costa. Allí, en la cámara balear, enseguida vieron que era la que más conocía sobre el mar y la pesca. La enfermedad maldita se la ha llevado antes de tiempo y le privó del último año de legislatura, pero la victoria del PP tanto en Vila como en el Parlament también es suya.