Sabemos que son clásicos porque siguen siendo modernos, sus lecciones están vigentes, aunque la ignorancia, el productivismo y el pragmatismo imperantes intenten borrarlas. El ser humano, en el centro de la utopía del horizonte que nos hace avanzar, que nos hace persona. Ser persona es un derecho y una obligación. Persona, centro de la nobleza o aristocracia de las acciones y de los sentimientos. No olvido aquello que tanto nos repitieron, «conócete a ti mismo»; «la persona es un ser social, único e irrepetible». No olvidemos, y reivindiquemos, que el valor de la persona no disminuye con la edad, sino que se acrecienta. ¡Qué bien nos aleccionan los japoneses con el ikigai!, defendiendo que hay personas que «florecen tarde». Personas creadas para florecer en un continuo alborear… Nos hemos reunidos amigos, compañeros brillantes y florecientes en la madurez, a veces cansados y decepcionados; pero que sentimos el alborear, quizás porque en el encuentro queremos espantar a la soledad. Y la alegría del abrazo nos ilumina con «algo que queda», y nos une, del «todo que pasa». Sentimos que hemos sobrevivido a la destrucción y al olvido. Aquí y ahora, Cronos, el tiempo, el perpetuo pasar, nos consiente celebrar la ilusión de que quizás no sea tan efímera nuestra condición. Y la canción, aparentemente vulgar y superficial, Amigos para siempre se convierte en el himno de la celebración.
Iván Illich (1926 - 2002) fue un pensador, polifacético y polémico, autor de una serie de críticas a las instituciones clave del progreso en la cultura moderna. Criticó la educación escolar, negando el valor de hacer obligatoria para todos la educación. En 1971 publicó la obra La sociedad desescolarizada, una crítica a la educación tal y como se lleva a cabo en las economías «modernas», pues considera que la educación tal y como se vive en ellas se reduce al consumismo, forzando a los aprendices a cursar un currículo obligatorio. Él sostenía que, en su mayoría, los aprendizajes se obtienen de manera casual y principalmente fuera de la escuela, siendo éste el lugar más equivocado para obtener educación. Sus ideas y propuestas siguen siendo radicales. Defendía el autoaprendizaje, apoyado en relaciones sociales, en los profesores, la familia y los encuentros. Una sociedad, dónde cada cual fuese lo que es suficiente, sería quizás una sociedad pobre; pero sería, sin duda, rica en sorpresas y libre.
Iván Illich, no puedo concebir mi vida sin escuela. ¿Qué habría pasado si no hubieran existido las escuelas, los centros de enseñanza? El Instituto Santa María ha sido nuestro centro, casa, nave, … donde albergar inocencia, sueños, palabra, luz, belleza, sabiduría, conocimiento. Conocimiento, junto con la vida, el mayor patrimonio. El Santa María, lugar de esfuerzo y de trabajo, donde aprendimos lo que no se enseñaba en otros sitios y donde se despertaron nuestras vocaciones. Una vocación que es nuestra forma de amar la vida y un arma para luchar contra el destino y el miedo a vivir. Un lugar en donde profundizar en el universo y su aventura. En una publicación del Centro de Profesores de Cuenca, Memoria de la escuela, escribí: Decía Ortega y Gasset que uno es de donde ha hecho el Bachillerato. Y veo un universo azul. Mis profesores del Instituto Santa María me transmitieron un estilo de vida: plural, dialogante, crítico, cosmopolita, de búsqueda continua y riesgo permanente. Ellos hacían suyas las palabras de Oscar Wilde, la educación es algo admirable, pero de vez en cuando conviene recordar que hay cosas verdaderamente importantes que no se pueden enseñar. Nos repitieron llega a ser lo que eres, conócete a ti mismo, atrévete a conocer (Sapere aude) con E. Kant), con valentía, curiosidad y audacia En las clases de Filosofía, Llanos Lozano con su vestido negro me elevó a la serenidad de los abismos, a buscar la felicidad, como fin último; pero también a saber que nadie conoce sus caminos. En sus clases también apareció P. Neruda reclamando silencio, conquistando la soledad, invitando al amor y a la amistad. Juan Marí Tur me guio con portulanos de faros e islas desde Formentera hasta Cartago, llenó el aula de mariposas y el Instituto se vistió con trajes de «príncipe de Gales», con flores y con música. Cómo definir aquellos «Juegos Olímpicos», las fiestas con los padres en Cova Santa… Se requería un buen trabajo en equipo, dedicación y organización. No era cualquier cosa. E imprescindible fu el entusiasmo de todos, profesores, alumnos y padres; y un alma: D. Joan Marí Tur. Me ha contado Botja cómo quiso aplicar algunas de las ideas de La Institución Libre de Enseñanza, que pudo ver en la Residencia de Estudiantes, en las Misiones Pedagógicas y en el Colegio Estilo, así como las prácticas del movimiento de Renovación Pedagógica. María Barrachina me inició en una geografía de zapatos de tacón y medias de cristal, la elegancia y la virtud de un Séneca en el aula; los mares Caspio y Aral, la llanura siberiana, … la península de Kamchatka, la fosa de Las Marianas, el mar del Japón… El Arte nos acompañaba para dignificar la vida, las lecciones de estética, los conceptos básicos del clasicismo. Nos asomaba a la belleza la palabra precisa y seductora de un Gabriel Sorá atractivo, de facciones marcadas por la cultura de un atleta heleno. Ya no nos dejaría la Belleza serena o terrible del genial Miguel Ángel. Más tarde nos aclaró Keats que la belleza es verdad y la verdad belleza, nada más es preciso saber en el mundo.
Durante los siete cursos que pasamos en el Santa María tuvimos muchos profesores, carismáticos, con diferentes talantes, cada cual con su particular forma de estar y de enseñar; de algunos podríamos decir que su pedagogía tenía un elevado grado de arte y seducción; pero sin dejar el contenido científico. Desde que se abrió la convocatoria para el encuentro, entre unos y otros, hemos ido recordando con nuestros comentarios de agradecimiento a todos ellos; desde los que nos parecían por sus formas y porte más conservadores, a los que nos resultaban innovadores…; el conjunto reflejaba el ambiente de esa Ibiza diversa, de costumbres ancestrales, tolerante y abierta. Cuántas fotografías nos han ilustrado, especialmente las de actividades deportivas y viajes. No tengamos duda, disfrutamos de una buena formación en unos años en que se avecinaban importantes cambios en la sociedad española, en la que nos correspondería seguir formándonos y asumir responsabilidades.
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Brutal.