Turistas a la sombra y protegiéndose del sol en el paseo de s’Alamera de Ibiza. | Alejandro Mellon

Media mañana en el centro de la ciudad Ibiza y el calor está más que presente. La gente intenta refugiarse en la pequeña sombra que proyectan los edificios de la zona si tiene que salir a hacer la compra, recados o cualquier otra tarea. Quien puede evitar salir aprovecha para hacerlo a primera o a última hora del día. Y, quien no lo necesita, directamente ni sale de su hogar. El termómetro no falla: se superan ampliamente los treinta grados un día más. En Sant Joan y Sant Antoni se llegaron a los 36 ºC. Y hoy pueden ser más.

Este jueves es el primero de los días de la cuarta ola de calor que se vive este verano en España. Se espera que estas altas temperaturas pudean extenderse hasta el domingo, momento en el cual se alcanzarían las temperaturas máximas a nivel nacional. Según la AEMET, las temperaturas alcanzadas son «unas de las más cálidas, alcanzando incluso valores récord». Además, la agencia ha colocado a Baleares, junto a Castilla la Mancha y Comunidad de Madrid, en nivel naranja de riesgo por temperaturas máximas.

Con este calor incesante hay que tomar precauciones, especialmente los grupos de riesgo como son la gente mayor. Consciente de ello son los abuelos que se reúnen todas las mañanas en un banco a la sombra del Parque de la Paz. «Aquí no se puede estar a partir de cierta hora. En invierno sí alargamos más, pero ahora nos vamos a las once, incluso antes», cuenta Antonio, uno de los habituales en estas tertulias matutinas.

Su mujer, María, acaba de salir del Mercat Nou y le recoge para volver juntos a casa. Ella asegura «no poder más con este calor». Explica que sale lo mínimo posible, y que hoy, encima, se le ha hecho «algo tarde». Su vivienda es su particular refugio para el calor. «Yo en casa calor no paso, y eso que no tengo aire acondicionado. Tengo todas las ventanas abiertas para que pase el aire y, en cada habitación, un ventilador instalado. El del dormitorio no lo quito para dormir. Y así lo llevo divinamente, pero en la calle no se puede estar» explica.

Trabajo al sol

Los hay que no tienen tanta suerte para sobrellevar el calor. Quienes trabajan a pleno sol no tienen más remedio que aguantarlo de la mejor manera posible. Es el caso de Christian, un empleado de la construcción que asegura «sufrir durante el verano», pero se resigna a una situación que se repite todos los años. Apunta que su único alivio durante esta época es que su jornada se hace de manera intensiva por las mañanas, así que al menos «me libro del calor de la tarde».

Los hay quienes no solo no pueden esquivar el calor, sino que en verano lo ven multiplicado. Es el caso de aquellos quienes se dedican a los fogones como, por ejemplo, Rafa, cocinero especialista en arroces. Una larga hilera    de paellas, con sus respectivos fogones, se sitúan delante de él, elevando todavía más la temperatura ambiente. «Al menos corre el aire», comenta entre risas, para añadir que «la única manera de llevarlo lo mejor posible es estar constantemente hidratado e ir refrescándote. Si no, es imposible».