Trabajadores de temporada empiezan a abandonar los distintos asentamientos de la isla. | Toni Planells

La temporada de 2024 quedará marcada no solo por el turismo y la actividad económica sino también por la proliferación masiva de asentamientos ilegales e improvisados de viviendas, donde muchos trabajadores temporales se han visto obligados a vivir ante la escasez de vivienda asequible.

Uno de los asentamientos que ha cobrado mayor relevancia en los últimos meses es el situado en Can Raspalls, junto a la carretera de Sant Josep, donde el Ayuntamiento censó el martes a más de 200 personas y este miércoles anunció su desalojo inminente.

«Ya se ha ido mucha gente. Ahora viene el frío y es muy duro», comentaba este miércoles un grupo de saharauis que ha vivido en este asentamiento durante todo el verano. Kareem, por su parte, tenía la maleta lista ese mismo día para marcharse a Bilbao, donde reside el resto del año, sin intenciones de regresar a Ibiza. «Aquí está bien para encontrar trabajo y ganar algo de dinero, pero si para eso hay que vivir así, no vale la pena», reflexionaba.

Limpieza

Mohamed, en una situación similar, contaba los días que le restaban para finalizar la temporada en Ibiza y dejar el asentamiento de Sant Jordi. Planeaba marcharse a trabajar a Canarias, mientras sus compañeros lo despedían con un toque de humor: «Es a quien más vamos a echar de menos, ha sido nuestro chef durante estos meses», bromeaba Ahmed. Sin embargo, el chef no mostraba intención de regresar la próxima temporada: «Encontrar un piso o habitación es casi imposible y no se puede vivir dignamente sin una ducha o electricidad. No vale la pena».

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A diferencia de ellos, Ahmed y Alí sí planean regresar la próxima temporada. Ambos, que abandonarán el asentamiento a finales de mes, reconocen que «aunque las condiciones son duras, cuando tienes una familia que mantener y deudas que pagar, tienes que hacer el esfuerzo». Mientras Alí regresará a Cádiz con su familia, Ahmed volverá a Granada. Antes de partir, se comprometieron a «hacer una gran limpieza del terreno». «Ya tenemos las bolsas preparadas y hemos organizado una reunión para dejar todo como lo encontramos», insistía Ahmed.

En contraste con sus compañeros, Brahím tiene previsto quedarse todo el invierno. Este saharaui, que trabajó en el sector de la seguridad privada durante la temporada, mantiene la esperanza de que «será más fácil encontrar un piso o una habitación durante el invierno», mientras se resigna a seguir viviendo en Can Raspalls hasta que eso ocurra. Brahím también se muestra optimista respecto a encontrar empleo, afirmando que «Ibiza siempre te da oportunidades». Mientras la vivienda siga siendo inaccesible, Brahím será uno de los pocos que permanecerá en el asentamiento, junto con «10 o 12 personas». «El resto nos marcharemos», pronosticaba Alí.

Es Gorg

Otro asentamiento que ha crecido esta temporada se encuentra en el parking de es Gorg, en Vila, donde decenas de caravanas y autocaravanas se han establecido. Este lugar ha ganado popularidad en los medios «porque han venido influencers de todas partes a grabar vídeos que al final nos perjudican», explicaban dos de sus habitantes, quienes prefieren mantener el anonimato.

Mateo y Felipe (nombres ficticios), ambos argentinos, aseguran que «nos quedaremos todo el invierno, como otros muchos que llevan aquí varios años», ya que, según Mateo, «el problema de la vivienda no se va a solucionar. No lo ha hecho en los ocho años que llevo aquí». Felipe añadía que «con los precios de Ibiza es impensable alquilar un piso o una casa», justificando así su residencia en una caravana. Ambos reivindican que, dado que los alquileres son inviables, «deberían habilitarse espacios para este tipo de viviendas en lugar de ignorar la realidad».

A pocos metros de la caravana de los argentinos se encuentra la de Carlos (nombre ficticio), un venezolano que ya está preparando su marcha a Sevilla en noviembre. «La mayoría de los que estamos aquí, todos trabajadores, haremos lo mismo», comentaba. Carlos, que ha sido autónomo durante la temporada, se mostraba desilusionado: «No creo que vuelva. Aquí hay trabajo, pero siendo autónomo es mucho más difícil». Además, confesaba que está considerando «migrar a otro país con más oportunidades. España no es lo que me esperaba».