La ciudad de Vila ha acogido en los últimos años a un peculiar habitante que se ha ganado la simpatía de gran parte de la población: el gallo que estuvo instalado en la rotonda de Juan XXIII.

Sin embargo, desde hace unas semanas, muchos vecinos de Vila se han estado preguntando dónde se encuentra el que, de alguna manera, se ha convertido en la mascota de la ciudad y han mostrado preocupación por su estado de salud.

La respuesta al misterio de la desaparición del gallo de la rotonda de Juan XXIII es simple: «se encuentra en una finca de un pueblo del municipio de Sant Joan, sano y salvo». Así lo explica Manu Jiménez, concejal de Bienestar Animal del Consistorio, quien comenta con humor e ironía que «creo que deberíamos ponerle una estatua en la rotonda».

Jiménez detalla que el gallo, «que llevaba más de dos años viviendo en la rotonda», representaba un peligro «tanto para su propia vida como para la seguridad de las personas que circulan por la zona».

Este peligro se hizo evidente hace poco más de una semana, cuando, tal como señala el concejal, «recibimos una llamada de la Policía Local informándonos de que estuvo a punto de ocurrir un accidente grave debido a la presencia del animal». «Nuestra misión es velar por la seguridad del animal, así que contamos con la ayuda de una empresa especializada para capturarlo y buscamos a alguien que quisiera adoptarlo», relata Jiménez, quien subraya que el bienestar del gallo fue una de las condiciones a la hora de aprobar su adopción.

Final feliz para el gallo que vivía desde hace dos años en la rotonda de Juan XXIII

Consciente de que «este gallo ha generado un sentimiento de pertenencia en la ciudad de Vila», Jiménez insiste en que «debemos recordar que el espacio natural de un gallo no es una rotonda y que no puede estar en mejor lugar que en una finca donde se mueve libremente; ni siquiera está encerrado en un corral», y aclara que, «de ninguna manera terminará convertido en caldo ni en ningún plato». «Además, debemos tomarnos en serio el hecho de que estuvo a punto de provocar un accidente de tráfico, y no podemos esperar a que ocurra una desgracia para actuar».

La sensibilidad del concejal respecto al animal va más allá del gallo en cuestión, ya que, como reconoce, «en las últimas semanas detectamos que una gallina se había instalado en la rotonda y que ya tenía una camada de pollitos. Estamos intentando localizarlos; seguramente estarán en Ses Feixes».