En Dubai se puede disfruar de la esencia de O Beach Ibiza, incluso en la gastronomía.

Ibiza ha logrado convertirse en una de las marcas más potentes del mundo y, aunque muchos se niegan a admitir que el ocio es la causa, lo cierto es que es así. El mundo conoce Ibiza por la fiesta y por el lujo desmedido, pero también por nuestra forma de tomarnos la vida,  de comer, divertirnos y, sobre todo, por ser trasgresores y pioneros en modelos empresariales que después otros países exportan e intentan imitar.

La isla donde nacieron los beach clubs, la moda hippie reconvertida en hippie chic, la isla donde los pinchadiscos se convirtieron en aclamados DJ mil millonarios y que pasó de rural a turística de cero a cien, es hoy en día la envidia de ajenos y la vergüenza, a veces, de propios. ¿Cómo es posible tener una grieta tan enorme de la imagen que proyectamos al extranjero y de la que cada vez más profundamente sienten los ibicencos?

No voy a disertar sobre este hecho porque no soy socióloga, pero sí a constatar la realidad que vivimos. Y la realidad es que todos quieren ser Ibiza. Por mucho que    horrorice a algunos de quienes viven aquí en lo que nos estamos convirtiendo (en verano), fuera de aquí todos quieren parecerse a nosotros. A 6.000 kilómetros, en el límite del desierto de Arabia, todo huele a un intenso aroma de oud, muy diferente al olor a pino y a tierra mojada, a salitre y a figuera (entre otras cosas porque no tienen ni un pino, ni un metro cuadrado de rojiza tierra fértil). Vamos, que Emiratos Árabes se parece a Ibiza lo que un huevo a una castaña, pero ahí están, llenando algunas de sus ciudades de marcas que hasta hace poco eran exclusivas de la isla. Muchas de ellas presentes en otros países desde hace años, pero conocidas única y exclusivamente porque nacieron aquí. Y no es sólo la marca lo que se han llevado sino que también exportan nuestro modo de vida.

Las inauguraciones

En pleno centro de la Marina de Dubai, los rascacielos compiten por sacar cabeza. Uno de ellos, imponente, es el Hotel Five Luxe JBR Dubai. ¿Les suena lo de Five? Todo en este hotel es majestuoso, enorme, imponente… y todos los adjetivos sinónimos que hay en el diccionario. Nada más entrar llama poderosamente la atención dos cosas, la primera, lo bien que huele. Es imposible no percatarse ya desde la calle -mientras una decena de aparcacoches se afanan en dar la bienvenida con su mejor sonrisa a damas y caballeros que deslizan sus cuerpos de los cochazos- de la consistente presencia del marketing olfativo del Hotel Five. He de admitir que es de lo más agradables que he olido en mi vida. Lo segundo que llama la atención (igual lo primero para el resto de mortales) son unas enormes cerezas tamaño dinosaurio, de cristales diminutos (tipo bola de disco de los 80) que presiden la entrada. Sí, estamos en uno de los hoteles del Five Holdings de Kabir Mulchandani, el empresario de origen indio que ha comprado Pacha. Y todo en este hotel es Pacha. «Aquí la administración trabaja para facilitar la vida al empresario», nos cuenta Enrique Mandl, el Director General del Five Luxe JBR. «Una licencia de apertura, si todo está correcto, te la dan en un día, lo mismo pasa con las licencias de obras, aquí todo va muy rápido», nos cuenta este austriaco afincado desde meses en Dubai. Enrique ha vivido muchos años en Ibiza dirigiendo algunos hoteles como el Oku, así que conoce cómo funcionan las cosas en ambas ciudades. Nos explica también que, aunque no se vea, en este país donde los pasos de cebra son de mármol, también hay gente humilde. Vemos muchísima mano de obra, muchísima construcción, solo hay grúas y edificios gigantes levantándose y nos preguntamos, dónde vive toda esta gente, toda esta mano de obra en una ciudad donde los edificios son evidentemente de alto standig. «Los hay, claro está, viven en los barrios de las afueras. Pero aquí no hay mendigos, ni gente en la calle, tampoco hay inmigrantes porque si no tienes trabajo aquí no puedes vivir. El estado no da ayudas a personas extranjeras que no tengan un visado de trabajo», explica Mandl.

Fuera, a casi 40 grados, los turistas bailan en una piscina de grandes dimensiones al ritmo de música típica Pacha, rodeados de cerezas por todas partes.

Pasamos del rojo al naranja. A pocos metros acaba de abrir sus puertas uno de los locales que más éxito ha tenido en los últimos años en la bahía de Sant Antoni: O Beach Dubai. Y aquí sí que podemos decir que todo es como en Ibiza. Estamos en un país árabe, el islam es la religión oficial, pero a diferencia de otros países árabes, en Emiratos hay una tolerancia a los no musulmanes muy alta. Así que ahí nos encontramos en un beach club a pie de playa, con chicas y chicos semidesnudos, bailando y bebiendo (recordemos que los musulmanes tienen prohibido beber alcohol) al ritmo de DJ también llegados de Ibiza. Un extenuado Duane Lineker nos explica lo duro que han sido estas últimas semanas para poder abrir a tiempo. «Ha venido mucho de nuestro personal de Ibiza a ayudarnos y, en parte, gracias a ellos lo hemos conseguido». El local está lleno hasta los topes. Una hilera de coches espera para poder descargar a sus clientes a las puertas del O Beach. Una réplica casi exacta del local de Sant Antoni de Portmany en plena costa del Golfo Pérsico. De locos, que diría mi hijo. El contraste es brutal, fuera mujeres dubaitíes tapan sus lujosos vestidos de Prada bajo túnicas negras hasta los pies mientras en un pequeño oasis naranja las turistas se pasean con sus mini bikinis y los chicos lucen torso. Nuria Moreno, encargada de las Relaciones Institucionales del O Beach nos explica que todo tiene la esencia del de Ibiza, incluso la comida es similar a la que se da en el club de Sant Antoni. Pasa por nuestro lado Tony Truman, cofundador de O Beach Ibiza, con Wayne Lineker y se felicitan por lo que han conseguido. Un esfuerzo importante traer a Dubai el concepto O Beach, explica Tony Truman. El otro socio Maxi Johal no para ni un minuto de mesa en mesa saludando a gente. Él es local, vive en Dubai y quería exportar el concepto. Ya lo tiene.

A lo lejos, en el skyline de la bahía, se aprecia entre la bruma siempre presente en el cielo de Dubai, un escenario de dimensiones gigantes. «Es el escenario del Ushuaïa», nos explican. Abren al día siguiente con una especie de festival. Ciertamente, el escenario de Ushuaïa Dubai Harbour es enorme, como todo en esta ciudad. «Una réplica del escenario del Usuhaïa pero cinco veces más grande», nos explican. Está a 25 metros de altura y tiene 50 metros de ancho, así que el DJ se encuentra en medio de una pantalla gigante, como un punto en un océano. Calvin Harris es la estrella de la noche y al final consiguen juntar a 17.000 personas que ven con asombro como en el cielo de Dubai un espectáculo de drones dibuja el icónico colibrí color rubí. A diferencia que Ushuaïa Ibiza, el de Dubai abre gracias a la colaboración entre The Nigt League y Studio A by Addmind Hospitality.

Y es que todo lo que huele a Ibiza parece tener éxito asegurado en esta parte del mundo.