Sant Antoni se despide de Pere Palau en un emotivo funeral multitudinario

La iglesia se ha quedado pequeña para acoger a todos los que quisieron rendir homenaje al ex presidente del Consell

La iglesia se quedó pequeña para albergar a todos los vecinos y vecinas que quisieron dar el último adiós a una figura que, más allá de su trayectoria política, dejó una huella profunda en la vida cotidiana del municipio. | Toni P.

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Vecinos de Sant Antoni han acudieron en masa este jueves por la tarde al funeral de Pere Palau Torres, expresidente del Consell d’Eivissa i Formentera y, sobre todo, vecino muy querido en el pueblo que falleció este pasado martes. La iglesia se quedó pequeña para albergar a todos los vecinos y vecinas que quisieron dar el último adiós a una figura que, más allá de su trayectoria política, dejó una huella profunda en la vida cotidiana del municipio.
Hasta las 16 horas, la sede del Consell Insular se convirtió en una capilla ardiente donde se sucedieron las muestras de cariño, respeto y pesar. Cientos de personas, entre ellas cargos institucionales, excompañeros de partido, representantes del tejido social y cultural de la isla, amigos de toda la vida y ciudadanos de a pie, desfilaron por la sala donde reposaba el féretro. Muchos quisieron dedicar un último gesto, una oración o un recuerdo a quien fue una figura clave en la vida pública insular durante años, pero también una persona accesible y cercana para muchos.
La comitiva fúnebre, formada por dos coches fúnebres —uno con los restos mortales de Palau y otro cargado con las innumerables coronas de flores enviadas desde todos los rincones de la isla— partió del Consell poco después de las cuatro de la tarde. La Policía Local escoltó el cortejo, abriendo paso por las calles de Vila, en una marcha solemne y silenciosa que reflejaba el luto compartido de la ciudadanía.
A su llegada a Sant Antoni, la emoción fue aún más palpable. Familiares, amigos y vecinos, demás de la presidenta del Govern Balear, Marga Prohens, o el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, esperaban a las puertas del templo parroquial, donde se vivieron momentos de gran carga emocional. La iglesia, llena hasta el último rincón, acogió una ceremonia profundamente sentida. El funeral fue oficiado por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas, amigo personal del ex presidente y de su familia, quien quiso expresar públicamente su apoyo y su cercanía ante una pérdida tan inesperada y traumática. Durante la homilía, el obispo recordó la figura de Palau no solo como servidor público, sino como hombre comprometido con su tierra y con las personas.
A la salida del templo, tras la misa, el féretro fue despedido entre el recogimiento general. Algunos aplausos espontáneos rompieron el silencio, como muestra de respeto y gratitud. Las miradas entre los asistentes hablaban de un vacío difícil de llenar. La repentina desaparición de Pere Palau ha dejado una profunda consternación en la isla y, especialmente, en Sant Antoni, el lugar donde vivió, trabajó y forjó una relación estrecha con sus vecinos, que este jueves le ofrecieron un último adiós digno y lleno de afecto.