El asentamiento de Can Rova II ha vuelto a saltar a la palestra mediática esta semana con motivo del fallido intento de desalojo por parte del Ayuntamiento de Santa Eulària este pasado miércoles y la noticia el día posterior de que el juzgado de primera instancia número 4 de Ibiza archivaba el procedimiento civil contra los moradores, al tratarse la parte propietaria de «grandes tenedores de vivienda». Con ello, volvía la controversia sobre el lugar.
El espacio en el que se sitúa el asentamiento se ubica entre la carretera de Ibiza a Sant Antoni y el polígono de Can Bufí, pero pertenece a la parroquia de Puig den Valls y, por tanto, al municipio de Santa Eulària. Según la información que proporciona el catastro, el asentamiento se sitúa sobre dos parcelas, la primera de ellas de poco más de una hectárea -11.485 metros cuadrados – y otra de ellas de 150 metros cuadrados, ambas de suelo rústico.
A su vez, el asentamiento se divide en tres zonas. La parte de abajo, la más cercana a la carretera, es la que cuenta con mayor organización, algo lógico teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de ellos fueron desalojados del primer asentamiento de Can Rova. Las 26 familias representadas por el abogado David Fechenbach pertenecen a esta zona, aunque podrían sumarse más en los próximos días al haberse visto satisfechos con la paralización del desalojo.
A las otras dos zonas del asentamiento, por el momento, Periódico de Ibiza y Formentera no ha podido acceder, aunque sí se pudo ver durante los momentos del desalojo. Las tres zonas repiten una estructura similar: organizadas a través de una suerte de ‘camino principal’, las viviendas se ubican a izquierda y derecha de esta avenida. Cuanto más se adentra en el asentamiento, esta organización se diluye un poco y se vuelve algo más asimétrico. La extensión de cada una de las zonas se delimita en «subparcelas».
Dentro del tipo de vivienda hay dos predominantes: las casas prefabricadas, que han sido elaboradas con materiales de contrachapado, y en las que se han invertido en torno a los 4.000 y 5.000 euros y las caravanas y autocaravanas. A diferencia de lo que sucedía, por ejemplo, en el asentamiento de Can Raspalls, en Can Rova II no hay gente viviendo en tiendas de campaña -o, como mínimo, no es lo normal-.
Las consecuencias del intento de desalojo del pasado miércoles son más que evidentes en el interior del terreno. Y es que aunque se les diera hasta las 15.00 horas para abandonar el lugar y recoger sus enseres «a media mañana ya había una retroexcavadora quitando cosas», asegura uno de los moradores. Con ello, ese relativo orden en el que viven en la zona inferior del asentamiento se ha visto alterado, ya que existen montones en los que los electrodomésticos y pequeñas pertenencias se acumulan esperando a ser recogidos.
Otra de las grandes novedades en el asentamiento es que durante la jornada del miércoles la Policía Local, que no había accedido al interior hasta entonces, marcó cada una de las viviendas alfanuméricamente, delimitando cada una de las parcelas por unidad familiar.
Una de las grandes quejas de los moradores que ocuparon este terreno privado es que durante le intervención policial la retroexcavadora tiró abajo una de las vallas que rodea el asentamiento, protegiéndolo de la vista exterior.
4 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
asco me daría trabajar al lado de una persona que vive en este lugar.
No se descubrió nada nuevo con el reportaje. El corral de gallinas, porcs i es cavalls de tota la vida era más limpio. Ahi se supone viven personas si los cojo- nes. Personas justo es lo que no aprece que vivan allí. Las personas se piran y no terminan siendo gentuza
Si, respeto. Hacen una inversión y listo, sin pagar impuestos, luz, agua, desagües, basuras y un largo etc... A mí respeto me infunde una familia con niños que pagan absolutamente todo lo anterior mencionado con un sueldo justito, ah, pagando su vivienda, ya sea en forma de hipoteca o de alquiler. Por esa gente si siento respeto .
Se ve un ligar limpio y digno, dentro de los límites que supone vivir en un asentamiento. Siento respeto y admiración por estas personas, que viven de manera digna en este lugar, a la merced de las condiciones climatológicas. Nosotros si estamos dos días sin calefacción porque se nos rompe la caldera estamos que no podemos más, estas personas tienen que vivir todo el invierno con frío y humedad. Mucho respeto.