Temor en las Pitiusas a los efectos indirectos de la política arancelaria de Donald Trump

Una bodega de vinos de Ibiza, a punto de exportar a los Estados Unidos, ve cómo su proyecto se queda en ‘stand by’ por la incertidumbre actual causada por la guerra arancelaria iniciada por presidente estadounidense

Viñedos de la bodega Can Rich, que ha paralizado su proyecto para exportar vino a los Estados Unidos. | Alejandro Mellon

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La política arancelaria del presidente americano Donald Trump causa inquietud entre las patronales y empresas pitiusas, muy pendientes de conocer qué efectos tendrán estas decisiones, a pesar de la moratoria de 90 días anunciada por el polémico dirigente.

En la Pequeña y Mediana Empresa de Ibiza y Formentera (Pimeef), el presidente Alfonso Rojo resaltó ayer la incertidumbre que las políticas de Trump están provocando entre el sector empresarial balear. «Hay una realidad muy clara y es que los aranceles afectarán a sectores muy concretos como productores de vino o aceite», señaló.

Inicialmente, Rojo consideró que estas tasas no perjudicarán a empresas de las Pitiusas «porque casi nada se exporta desde aquí a los Estados Unidos».

Según Rojo, aunque no se prevé una afección directa en el caso de Ibiza y Formentera, la guerra comercial sí acabará perjudicando a todo el mundo al provocar, entre otras cosas, que se desate la inflación. «Hay muchos daños colaterales que pueden surgir, pero no creo que sea a corto plazo», afirmó.

«Hay mucha incertidumbre e intranquilidad, pero no hay una amenaza real para nuestros sectores, sí para empresarios de Mallorca o Menorca a quienes esta situación va a afectar directamente», reiteró.

Sobre las ayudas aprobadas del Govern para combatir los efectos de los aranceles, Rojo consideró que son «una pantalla inicial» e inicialmente se dirigirán a los sectores afectados.

En la CAEB, el vicepresidente en Ibiza y Formentera, José Antonio Roselló, explicó ayer que apenas 21 millones de euros de todas las exportaciones que se realizaron desde las Baleares acabaron el año pasado en Estados Unidos, un 0,8% del total. Las importaciones alcanzaron los 86,5 millones de euros, un 5,3% del total. Así, el efecto directo no será muy alto, según consideró Roselló.

«Las tres cuartas partes de las exportaciones desde Baleares se dirigen a Alemania, Francia y Holanda, aunque basta que haya un sólo sector perjudicado para que esto nos suponga una preocupación. Por ello, debemos estar vigilantes en todo momento», manifestó.

Al igual que Rojo, Roselló alertó sobre los efectos indirectos de los aranceles y no descartó que, desde ahora, producciones que no puedan introducirse en EEUU intenten abrirse paso en Baleares, un mercado turístico «muy atractivo».

«Lo que sí es muy preocupante son los efectos indirectos de la política arancelaria que siempre ha cercenado el crecimiento económico y tiene una tendencia inflacionista clarísima. En un plazo mayor, podríamos tener problemas porque también los sufrirán países emisores nuestros. Las políticas arancelarias siempre provocan efectos negativos», reiteró.

Otro elemento preocupante es que la administración americana emplea esta política «con especial animosidad», siendo «máxima» la preocupación por la ruptura de relaciones internacionales.

«El mundo ha cambiado de verdad en este aspecto y, desde un punto de vista económico, también. Atacar el libre comercio genera problemas económicos y políticos», concluyó Roselló.

Empresas

En Bodegas Can Rich, la posible exportación de sus productos a EEUU se ha quedado en ‘stand by’ ante las llamativas decisiones del presidente Trump. En concreto, la empresa tenía previsto vender vino a California y a toda la costa Este. «Nuestro mercado principal es Ibiza y Europa y estamos empezando a trabajar con China. En Estados Unidos teníamos muchos contactos, pero ahora se ha quedado todo parado por parte de la importadora. Íbamos a hacer un lanzamiento y eso supone una inversión. Debido a la incertidumbre actual, han decidido aplazarlo», reconocieron desde las bodegas.

En Can Rich, recordaron también, reciben a numerosos visitantes americanos, por lo que son muchas las ventas directas a particulares que están llevando a cabo. En estos casos, los costes son asumidos por el interesado.

En la empresa de los hermanos Marí Mayans confirmaron ayer que desde 2017 no exportan sus productos a Estados Unidos. Aunque llegaron a mandar un contenedor con unas 20.000 unidades de sus productos, un cambio normativo en el país americano obligaba al empresario interesado en los licores de Ibiza a pagar una licencia de 200.000 dólares por estado, por lo que se paralizaron los pedidos. «Cuando íbamos a dar el salto importante, se paró todo», explicaron ayer desde la conocida empresa ibicenca.