Llamada de auxilio desesperada de madres con niños divergentes ante la falta de citas en Ibiza

Revisar su medicación y tener un correcto seguimiento psiquiátrico es imprescindible para estos niños

Desirée, Alicia y Almudena conversando sobre la situación de sus hijos.

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Desirée, Alicia y Almudena son tres mujeres que conversan sobre las problemáticas que afectan a sus hijos frente al centro de salud de Vila, en la avenida 8 d’Agost. Todas ellas son madres de niños neurodivergentes y que, por tanto, son atendidos en la unidad de salud mental infantojuvenil, que se ubica precisamente en este centro de salud. Entre las muchas problemáticas que han de afrontar como madres de niños que padecen estas neurodivergencias, todas ellas coinciden en que uno de los más graves y que les afecta en mayor medida es la falta de citas por parte de los médicos especialistas, que les suponen graves problemas en el cuidado y correcto desarrollo de sus hijos.

«Con suerte tenemos dos citas al año. En octubre fue su última cita y me dijeron que enviara un correo electrónico para verlo en febrero. Lo envié y no tuve respuesta. Llamé por teléfono y tampoco conseguí nada. Fui al pediatra para que me refrescara la cita y tampoco conseguí nada. He venido hoy al centro de salud y tampoco he podido ser atendida. En abril mi hijo sigue sin cita y cuando nos la den, ya será casi para junio, no va a ser la semana que viene». Este tortuoso proceso es la experiencia personal de Almuneda pero esta vivencia parece estar lejos de ser algo excepcional para tantas madres y padres de la isla.

La crítica de estas madres no va dirigida a los profesionales que trabajan en el centro, sino precisamente a la falta de estos en la isla. Todas ellas tienen como psiquiatra de referencia a Magdalena Valverde, de la que valoran más que positivamente su labor y su esfuerzo para tratar de atender todos los casos dentro de sus posibilidades –incluso algunas veces fuera de horas, señalan–. Sin embargo, las tres coinciden en que «está desbordada por la cantidad de trabajo que tiene que asumir, y eso es algo que perjudica a nuestros hijos porque no tenemos el personal que necesitamos a nuestra dispoción».

Y es que esta especialista es la que atiende a los hijos de estas tres madres, así como a la inmensa mayoría de los niños diagnosticados con alguna neurodivergencia en la isla, hasta el punto que tienen la sensación de que es la única en este campo de la isla, algo que desde el área de salud de Ibiza y Formentera niegan, aseverando que hay tres personas como especialistas en la unidad de psiquiatría infantil.

En una situación similar a la que comentaba Almudena está Desirée, que explica que su hijo Aitor, diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA), está experimentando muchos problemas con el sueño últimamente, «lo que le trastoca mucho y le aumenta la irritabilidad, entre otros problemas derivados». Por ello, Desirée necesita un reajuste de la medicación de su hijo, ante lo cual se ha encontrado de nuevo con esa dificultad para conseguir una cita con su especialista. Una situación que ya había sufrido cuando a Aitor se le recetó una medicación que le provocaba inflamaciones en el intestino y se vio obligada a conseguir una nueva cita para su revisión.

Según cuentan estas madres, hay otras familias que, al sentirse desamparadas por esta dificultad para conseguir citas, se han marchado para ser atendidas en la Península.

Sistema asistencial
Otro de los grandes problemas a los que estas madres se enfrentan es la falta de ayuda que reciben por parte del sistema asistencial. El sistema de atención temprana, que es el que trata estos casos, funciona hasta los seis años de edad. Pero, pasada esa edad, los niños siguen teniendo unas necesidades en medicamentos o suplementos que tienen un elevado coste económico, que no está cubierto por las prestaciones de la Seguridad Social.

El gasto habitual entre terapias, suplementos y medicación al mes para atender a uno de estos niños suele oscilar entre los 700 y los 800 euros, aunque puede haber gastos excepcionales que hagan elevar la factura hasta los 1.000 euros. Además, en muchos casos estas madres se ven obligadas a abandonar su carrera profesional para atender a sus hijos, lo que supone un perjuicio tanto para ellas como para sus parejas, que muchas veces han de doblar turnos para compensar tanto la entrada de un solo sueldo como los gastos añadidos.

«Te sientes náufrago, como si te dejaran en medio del mar con una lancha, a luchar sin recursos», asegura metafóricamente Almudena sobre la situación que viven estas madres. A este respecto, Alicia se pregunta «qué puedo esperar de la sociedad si, donde se supone que se tienen que respetar mis derechos, en la sanidad y en la educación, estos son vulnerados. ¿Qué se puede esperar del día de mañana?».

Y es que estas neurodivergencias, pese a todas las implicaciones que tienen para las familias, no son consideradas como una enfermedad, lo que les deja en muchos casos fuera de los sistemas de ayuda de la Seguridad Social.

Más casos
Esta situación afecta a muchas más personas de lo que se pueda pensar. «Hay de media 3 o 4 por clase, quizás no todas TEA, pero sí con algún trastorno», apuntan. Para tratar de apoyarse, las familias de Ibiza tienen un grupo de WhatsApp en el que hay más de cien miembros. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de los padres de la isla se encuentran en ese grupo. Esta proliferación de casos tiene una repercusión clara en las aulas donde, aseguran estas madres, tampoco hay recursos para atender a esos niños que por sus características particulares necesitan mayor atención.

«No nos pueden abandonar de una manera tan burda, porque nos sentimos abandonadas», exclama Desirée, visiblemente indignada, a lo que Almudena añade que «te sientes en una lucha constante, como si cualquier asunto supusiera ir a la guerra».

Por último, Alicia concluye que «nos sentimos como si estuviéramos mendigando, cuando lo único que pedimos es que se cumplan los derechos de nuestros hijos».

Área de Salud
Por su parte, desde el Área de Salud de Ibiza y Formentera, aseguran que la Unidad de Salud Mental Infantojuvenil está compuesta por una plantilla que consta de plazas de tres psiquiatras, dos psicólogos, una enfermera, una trabajadora y personal administrativo.

Sí que asumen desde el Área de Salud que las plazas de psicólogos se han visto alteradas, ya que de las dos que corresponden, una se marchó de la isla y otra ha estado de baja por maternidad, con lo cual se han tenido que solventar con psicólogos de otros puntos del Área de Salud, aunque aseguran que estas plazas están a punto de volver a la normalidad.

Además, hacen hincapié en que aunque estos niños recurran a la atención de la Unidad de Salud Mental Infantojuvenil, sus médicos de referencia siguen siendo los pediatras, quienes «están más que capacitados para atender cualquier tipo de necesidad en cuanto a medicación u otras consultas».