Vivienda

36 propietarios en Ibiza estallan contra la promotora por las pésimas calidades y desperfectos de sus pisos

Graves filtraciones de agua y acabados que no se corresponden con los materiales prometidos, son sólo algunos de los problemas detectados

Los propietarios de una urbanización denuncian los incumplimientos de la promotora. | Arguiñe Escandón

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Los 36 propietarios de las viviendas de la urbanización Belisla Vistabella no pueden más. De hecho, acaban de presentar una denuncia ante la Justicia para reclamar que la promotora que les vendió sus casas cubra el coste del arreglo de todos los desperfectos detectados, unos trabajos que pueden superar el millón de euros, según un reciente peritaje.

Tal como relataron los vecinos a Periódico de Ibiza y Formentera, la mayoría compró sobre plano en el año 2019. Entre los supuestos atractivos de estos inmuebles, las calidades extraordinarias de los acabados llamaron la atención de muchos compradores. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los vecinos comprobaron cómo prácticamente nada se ajustaba a lo prometido.

Según explicaron también, las entregas de las viviendas fueron «un auténtico caos, desmontando puertas y muebles de unas casas para colocarlo en otras donde iban a entrar los propietarios, tardando después muchísimo en arreglar las pocas cosas que sí mejoraron».

De hecho, las viviendas se empezaron a entregar en febrero de 2023, mientras que octubre del mismo año todavía no se habían subsanado los defectos detectados incumpliéndose hasta en dos ocasiones los plazos anunciados para ejecutar estas reparaciones, por lo que decidieron poner el asunto en manos de un abogado.

Ascensores y luces que funcionaban «un día sí y otro no» y graves filtraciones de agua en el parking, fueron sólo algunos de los problemas que los propietarios comenzaron a descubrir tan pronto se mudaron. «Para arreglar las filtraciones se limitaban a poner silicona, provocando que se empapara todo el forjado. Ante ello, decidimos contratar a un perito», recordaron.

Desperfectos. Créditos: Arguiñe Escandón.

Tras los cálculos de éste, los vecinos supieron que la reparación de los fallos de obra puede superar el millón de euros, aunque la oferta más alta ofrecida por la promotora no cubría ni el 25% de los desperfectos que arrojó el peritaje.

«Después de dos años peleando para que arreglen nuestras viviendas, no queremos ver a los promotores ni en pintura; ni tan siquiera queremos reclamar todas las mermas de la memoria de calidades. Sólo, que nos indemnicen para poder arreglar las deficiencias y tener una vivienda digna», aseguraron.

Los vecinos explicaron que los promotores achacan los retrasos a que la constructora quebró a mediados de julio de 2023, pero «la realidad es que en 2025 seguimos con los mismos problemas y no han ofrecido ninguna solución que solvente realmente los desperfectos».

«Hace unas semanas interpusimos una demanda. La promotora Belisla sigue haciendo edificios y la gente debería saber qué puede pasar al tratar con ellos. En cuanto firmas, te abandonan», advirtieron también. Entre otros incumplimientos, los propietarios criticaron que les prometieron muros exteriores de piedra caliza y, en cambio, cuentan con un muro de hormigón «que parece que tiene 25 años». Además, «la zona central de la urbanización, donde se encuentra la piscina, debería ser una zona idílica y un área de descanso, aunque da pena verla. Parece el pavimento de una carretera abandonada».

«En los pasillos de las segundas plantas tenemos agujeros en los segundos techos para evitar que el agua se acumule allí. Los ascensores no funcionan por las filtraciones. Estamos en una situación muy precaria. Hemos tenido mucha paciencia porque hemos denunciado en 2025, tras más de dos años reclamando soluciones», lamentaron.

Los vecinos pagaron entre 300.000 y 450.000 euros por estas viviendas de entre 60 y 75 metros cuadrados construidos. Muchas de las casas afectadas son segundas residencias.

Quejas

Numerosos propietarios reconocieron ayer «sentirse engañados» ante las deficiencias detectadas una vez se mudaron a sus nuevas casas. «No queremos lujos, pero sí que lo que han hecho, lo hagan dignamente. Salgo al rellano y la sensación es peor que si estuviéramos en una vivienda de protección oficial», lamentaron algunos.

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Estos residentes aseguraron que a una vecina, cada vez que llueve, se le inunda el patio. La preocupación por el estado del hormigón y de otros materiales debido a estas filtraciones incrementa su malestar. «El ascensor, cada vez que llueve, no funciona. A nivel comunitario, podemos hablar de un empezar y no acabar nunca a la hora de arreglar los desperfectos. Sentimos una impotencia muy grande. Tenemos detrás una hipoteca de 30 años en algo sobre lo que pones todo tu esfuerzo e ilusión y después está en estas condiciones», insistieron.

Deterioro de una de las zonas del edificio. Créditos: Arguiñe Escandón.

Otra de las personas residentes criticó las prisas que, según consideró, le fueron impuestas a la hora de firmar la compra de la casa, a pesar de que «había muchas cosas en mal estado como rodapiés o armarios rotos».

«No ha habido nada que al final se haya arreglado correctamente en las casas, por no hablar del estado general de la urbanización», reiteró.

«Al final, hay muy pocas cosas que fueran entregadas tal como se habían prometido», insistió también una de las vecinas afectadas.

Esta persona alertó sobre la falta de seguridad en muchas de las zonas comunes, principalmente para quienes tienen hijos. Materiales cortantes o una bomba de piscina cuya desmesurada potencia ha causado que a algún niño se le quede el pelo enredado son situaciones que los vecinos quieren denunciar.

Un residente en uno de los bajos relató cómo, en su vivienda relativamente nueva, ya le han tenido que cambiar baldosas y ha sufrido roturas de tuberías. Entre otros desperfectos, este propietario aseguró que «la terraza se cae a cachos».

«Las luces de fuera no van; se filtra agua cuando llueve y el piso está fatal. Un desastre total», concluyó esta persona, quien expresó su confianza en que la Justicia dé la razón a todos los vecinos.

Otra pareja relató cómo, tras visitar Ibiza durante más de 20 años, decidieron comprar un apartamento en esta urbanización animados por «las memorias de calidades, los acabados de la obra y las imágenes que se divulgaban». Sin embargo, «la realidad de la vivienda entregada dista mucho de la calidad y acabados comprometidos en la venta».

Estado de dejadez. Créditos: Arguiñe Escandón.

Entre otros problemas, lamentaron que elementos exteriores como    pérgolas o barandillas no tienen el tratamiento adecuado, estando en la actualidad en una situación «bastante deplorable», llenas de óxido que perjudica a su vez la estructura de acero.

«Muchas viviendas tienen graves defectos de construcción, ocasionando humedades y filtraciones y problemas de funcionamiento de servicios básicos como el agua caliente. Nuestro sueño de compra de una vivienda en esta maravillosa isla se ha tornado en pesadilla, sintiéndonos engañados y estafados por una promotora que nos ha vendido humo, un humo muy caro, por cierto», concluyeron.

Respuesta

La promotora Belisla aseguró ayer a este rotativo que ha estado tratando de resolver desde hace más de un año y medio las incidencias detectadas en las zonas comunes de la urbanización. Responsables de la empresa manifestaron que, como parte de su compromiso habitual con los clientes, en el interior de las viviendas se han resuelto todas las incidencias notificadas por los compradores.

«Lamentablemente, la comunidad de propietarios ha optado por llevar el asunto a la vía judicial, pese a nuestros continuos ofrecimientos de cumplir con nuestro deber», señalaron también, reiterando que desde la promotora ha existido «una actitud de diálogo, colaboración y voluntad de solución».