— Se define como un guitarrista flamenco de Ibiza.
— Sí, totalmente. El flamenco es muy amplio. En principio, hay que estudiarlo porque es un tipo de música difícil, con muchos palos. Hay que estudiarlo como toca y dar su toque a cada palo para diferenciarlos. Ibiza da muchas cosas y al haberme criado aquí, el mío es un flamenco muy abierto. Podríamos decir que es un flamenco mediterráneo. Mi música está muy fusionada porque mi aprendizaje ha sido ese. Como gitano que soy, siempre me ha tirado mucho el flamenco, pero también otros estilos. Además, estudié armonía que me abrió mucho la mentalidad. Al final, eso se refleja en mi música y es algo que no puedo evitar.
— Eso es lo que a veces marca la diferencia.
— Sí y además me he criado en Ibiza y el toque ibicenco también está. Mi mujer es mitad ibicenca por parte de padre. Ella canta conmigo y también nuestra hija de 22 años, que hace los coros.
— ¿Tiene hermanos?
— Éramos siete, falleció uno, y yo soy el más pequeño. De mis hermanos, ninguno más se dedica a la música, aunque son aficionados. Cuando me ven, se sienten muy orgullosos de mis composiciones y de aquello que estoy haciendo. Les cuento mis ideas.
— Mucha gente habla de ideas, pero no llega a hacerlas.
— Y eso puede frustrar. Me cuesta expresarme y decir lo que siento e incluso algunos pueden pensar que soy de una forma y no es así. Muchas grabaciones mías son momentos de mi vida en los que me sentía de una u otra forma. Me he liberado ahora al grabar los temas. Soy muy creativo y no he parado de crear y componer. Quiero grabar lo que siento y cómo veo las cosas. Es muy importante que un músico se sienta realizado cuando hace su propia música.
— ¿Conserva su primera guitarra?
— Sí, aunque está casi destrozada. Mi madre, una vez, me compró una guitarra y me la tiró por la ventana de tanto que la tocaba. Cuando estudias, nada suena bien y la persona que tienes al lado se vuelve loca.
— Su música transmite una imagen: alguien sentado en una playa mirando el mar.
— Me encanta el mar y, de hecho, mi álbum se llama ‘Mar de invierno’. La isla me gusta cuando el turismo desaparece. Tengo un pequeño barco con el que salgo a pescar y ese es el momento más especial. Lo que tenemos en Ibiza, es que es uno de los lugares más bonitos del mundo y nos quedamos cortos. Hace años que estoy componiendo y, conforme lo iba haciendo, iba pensando en los clips que podría hacer en un sitio u otro. Nunca deja de sorprenderme. Aunque hayas vivido aquí toda la vida, siempre hay rincones que siguen sorprendiendo. La isla está viva.
— Entonces, esa inspiración, ¿de dónde le viene?
— Viene por un sentimiento. Igual, en un determinado momento, viene una pequeña frase a tu cabeza y después vas construyendo sobre ella. Al final, tengo tantas cosas en la cabeza que me va a estallar. No suelo apuntar nada en papeles. Los gitanos somos así. Al final, acabo siempre intentando memorizar y retener mis ideas.
— ¿Ha sido bonito el proceso de creación de su álbum?
— Ha sido una pasada. La música ya lo refleja. Ha habido mucho trabajo, aunque una cosa es contarlo y otra, vivirlo. Hay que transmitir a los músicos que colaboran cuál es la idea y cómo quieres que suene. Sabía que no podía grabar en un estudio profesional, así que cogí una habitación de casa; la insonoricé y compré los aparatos necesarios, lo básico para que todo suene bien. La producción la he hecho yo, sin un técnico de sonido. Al final, quieres que lo que grabas quede igual que al natural. La mezcla y el máster sí se hicieron en un estudio profesional de Madrid, el de Paco Ortega. Lo mejor es que lo he grabado con los colegas de siempre, con mis amigos, y con gente que toco desde que era pequeño. Todo ha sido una mezcla de culturas.
— Los gitanos más ortodoxos, ¿qué le han dicho?
— No sé qué opinarán. Aquí estamos bastante apartados.
— ¿Va a haber presentación del álbum?
— El Ayuntamiento de Sant Josep organiza las jornadas flamencas y me han llamado. Mi proyecto va hacia adelante y lo presentaré allí el 4 de julio. Habrá sorpresas con mucha presencia de canciones ibicencas.
— ¿Es fiel en los conciertos a las composiciones originales?
— No es lo mismo escuchar lo que se ha grabado que llevarlo a un escenario. Siempre se cambian cosas para que sea más impactante.
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