Un violento altercado registrado este pasado sábado en un antiguo supermercado de la calle Aragón del municipio Ibiza ha puesto el foco sobre una situación de ocupación irregular que llevaba meses generando inquietud en el entorno. El local, que según testigos nunca llegó a abrir como tienda, se ha venido utilizando desde hace tiempo como vivienda por parte de varias personas, sin que hasta ahora se hubieran producido incidentes graves. Sin embargo, los destrozos causados este fin de semana y la intervención policial posterior han desatado una oleada de reacciones vecinales e institucionales.
El Ayuntamiento de Eivissa ha confirmado a Periódico de Ibiza y Formentera que el inmueble, que tiempo atrás había albergado una actividad comercial, fue objeto de un expediente municipal que incluyó un decreto para su precinto. No obstante, en el momento de ejecutar dicha orden, los técnicos municipales comprobaron que la actividad comercial ya no se ejercía y que en el interior del local se había constituido morada. Esta circunstancia impidió el cierre del establecimiento, al no poder aplicarse la medida a un uso residencial.
Ante el cambio de uso del inmueble, el Consistorio inició en febrero de este año un procedimiento sancionador contra el inquilino por ocupación indebida, con una multa que asciende a 100.607,56 euros. Además, según fuentes municipales, este lunes 30 de junio la propietaria del local presentó un escrito en el Ayuntamiento de Eivissa informando de que ha emprendido acciones legales ante el juzgado de primera instancia número 1 de Ibiza, solicitando el lanzamiento de los ocupantes irregulares. En el mismo escrito, la propietaria expresó sospechas sobre posibles obras no autorizadas dentro del inmueble.
Inspección urgente
El Ayuntamiento de Eivissa ha anunciado que, de forma paralela, está preparando un escrito dirigido al juzgado con el objetivo de solicitar una inspección urgente del local por parte de los técnicos municipales, que permita valorar si procede adoptar nuevas medidas administrativas.
Los vecinos consultados por este rotativo muestran opiniones matizadas sobre la situación del local.

Antonia, residente de la zona, asegura que nunca ha notado actividad problemática: «Siempre han sido muy discretos; nunca he notado siquiera que vivieran allí», comenta. Recuerda que el local fue reformado con la intención de abrir un supermercado, pero que «no recuerdo haberlo visto abierto nunca». Asegura que se enteró por la prensa de que el local estaba okupado y añade: «Es verdad que a veces ves a gente en los bancos de delante, pero sin que provocaran problemas». Incluso ha llegado a pensar que el acceso al interior se hacía de forma discreta: «Ni siquiera los he visto entrar y salir del local. A veces pienso que tienen otro acceso más reservado».
Marc, otro vecino, coincide en que la convivencia había sido pacífica hasta ahora. «Llevan aquí mucho tiempo y nunca pasó nada hasta el pasado sábado», afirma. Asegura que quienes residen allí «siempre han sido gente educada, tranquila y correcta que no tiene otro lugar donde dormir». No obstante, admite que el episodio violento le impactó: «El sábado hubo una violencia que nunca había visto.
Reconozco que tuve miedo y me dio mucha pena la chica que salió llorando». También relata una ocasión en la que tuvo que acceder al local por una avería: «El único problema fue cuando se atascó la alcantarilla. Entonces tuve que entrar y, sinceramente, yo no dejaría que viviera allí ni un animal».
Once personas
Una de las personas que actualmente vive en el local describe lo sucedido el sábado como un episodio aislado provocado por una persona expulsada anteriormente. «Un chico rumano al que el responsable había echado por falta de pago vino el sábado en una actitud muy violenta, seguro que estaba muy drogado», relata. Según su testimonio, en el interior del local viven actualmente unas once personas de diversas nacionalidades, principalmente sudamericanas. «Todos trabajamos. Yo en la limpieza», señala. Pablo afirma que lleva tres meses residiendo allí y que paga 500 euros por una habitación. «El tema de la vivienda está muy complicado aquí en Ibiza», añade.
Este último comentario da cuenta de un problema de fondo que se agrava año tras año en la isla: la falta de vivienda asequible para trabajadores, especialmente durante la temporada alta. La situación en este local de la calle Aragón refleja un fenómeno creciente en la ciudad, donde antiguos locales comerciales, naves o bajos son reconvertidos sin licencia en alojamientos precarios para personas con dificultades de acceso al mercado de alquiler formal.
Mientras avanza el proceso judicial iniciado por la propiedad y el Ayuntamiento tramita posibles nuevas actuaciones administrativas, el caso pone de relieve el conflicto entre legalidad, emergencia habitacional y convivencia ciudadana en un contexto de fuerte presión inmobiliaria.
4 comentarios
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en las próximas elecciones vuelves a votarles
Si si preguntar que soy vecino de ese mismo edificio . ..
De romantizar la pobreza y la delincuencia. De eso trata este artículo.
Mientras haya vecinos que se pongan del lado de los okupas, nada cambiará.