«El que piense que puede venir a Ibiza a pernoctar en la calle, en un aparcamiento o en su vehículo tiene que entender que no está permitido»

Vila ha iniciado la señalización de la zona ante el inminente comienzo de las obras del futuro centro de baja exigencia

Una residente muestra el aviso dejado por las autoridades | Foto: Toni P.

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El Ayuntamiento de Eivissa ha iniciado este martes la señalización de la zona de es Gorg ante el inminente comienzo de las obras del futuro centro de baja exigencia, previsto para el próximo lunes día 7 de julio. El Consistorio ha advertido que, «con motivo del inicio de las obras, todos los vehículos deberán abandonar la zona con anterioridad a dicha fecha, o serán retirados y sancionados por la Policía Municipal».

Asimismo, ha querido subrayar «la importancia de las obras que darán inicio la semana próxima y que permitirán contar con un centro de baja exigencia muy necesario en la ciudad para las personas vulnerables».

Durante los últimos años, el aparcamiento público de es Gorg se ha convertido en un asentamiento de caravanas en el que viven centenares de personas, incluidas familias con menores y recién nacidos. La dificultad para encontrar una vivienda es el denominador común de esta comunidad, que reúne perfiles muy diversos en cuanto a nacionalidades, oficios y temporalidad. Algunos residen en el lugar solo durante la temporada turística, mientras que otras caravanas están habitadas durante todo el año.

Reacciones

Para muchos de los habitantes de es Gorg, el anuncio del Ayuntamiento ha caído como un jarro de agua fría. Este martes por la mañana, no se hablaba de otra cosa entre los vecinos y vecinas del asentamiento. Victoria no podía contener las lágrimas mientras Alicia le leía el aviso municipal. Ruth, por su parte, decidió instalarse en es Gorg con su marido y sus dos hijas después de no poder afrontar las condiciones abusivas de un alquiler: «Encontramos un piso, pero la propietaria nos pedía 12.000 euros por adelantado. Le ofrecimos 5.000, todo lo que teníamos, pero no quiso. Así que decidimos venir con la caravana».

Victoria llegó hace un año desde Paraguay. Pasó todo su embarazo viviendo en una caravana junto a su pareja y, desde hace dos meses, con su bebé. «Nada más llegar a Ibiza nos estafaron: nos pidieron 850 euros por adelantado por una habitación que resultó no existir. Por eso decidimos venir a vivir aquí», relata.

Loli vive también en una caravana con su marido. «Yo trabajo limpiando en un centro de salud y mi marido en el aeropuerto. Vinimos hace cinco años, pero solo encontramos una habitación en un piso de Sant Antoni con otras diez personas por 500 euros. Cuando los precios subieron, no encontramos nada por menos de 800. Entonces seguimos el ejemplo de mi suegra y nos hicimos con una caravana».

Paqui, la suegra de Loli, tiene 67 años, es pensionista y vive en es Gorg desde que llegó desde Granada en 2016. «Con la pensión que tengo, no me puedo permitir otra cosa», asegura. Respecto a las sanciones anunciadas, exclama: «Si no me puedo pagar un piso, ¿creen que puedo andar pagando las multas?».

Ansiedad e incertidumbre

Loli está de baja laboral por ansiedad: «Desde que la policía empezó a advertirnos de una posible sanción, primero con una hoja informativa y ahora con este aviso, ya no sé qué vamos a hacer ni a dónde vamos a ir».

Mientras tanto, Alicia intenta consolar a sus vecinas hablándoles de un terreno donde podrían pasar los primeros días: «Hasta que veamos lo que se puede hacer. Pero debemos tener claro que tenemos que marcharnos».

En el otro extremo del asentamiento, se cruzan acentos argentinos, italianos, colombianos o españoles. Pedro, Felipe, Geniris, Luciana o María —que da el pecho a su bebé de dos meses— debaten sobre qué harán a partir del 7 de julio. «Es imposible que nos echen. ¿Dónde van a meter tantas caravanas?», se pregunta Geniris. Pedro añade: «Si no nos vamos, nos multan. Pero si nos vamos, nos multarán allá donde vayamos. Es absurdo».

El ambiente en este grupo es más reivindicativo que dramático. Hay quien sugiere encerrarse dentro de las caravanas para impedir su retirada. Otros consultan abogados: «Esta misma mañana he hablado con uno. Me ha dicho que la policía necesita una orden para actuar».

Además de los bebés de Victoria y María, los vecinos aseguran que hay al menos otro recién nacido y una quincena de niños y niñas pequeños en es Gorg. Todos deberán abandonar el lugar antes del próximo lunes. «Deberían habilitar un espacio para caravanas que pagaríamos sin problema», reclaman. También defienden el carácter trabajador de quienes viven allí: «Debajo de todo ese lujo de allí al lado, estamos nosotras trabajando para ellos y viviendo en estas condiciones. Y ahora vienen y nos quieren echar». Luciana limpia villas de lujo, Felipe reparte mercancías.

Respuesta municipal

Preguntado por el futuro de las personas que habitan en es Gorg, el Ayuntamiento de Eivissa ha manifestado que «no tiene ninguna competencia ni ninguna obligación de dar alojamiento a todas las personas que estimen oportuno venir a la ciudad y establecerse en un aparcamiento de forma libre y voluntaria, pernoctando ilegalmente en sus vehículos». Desde el Consistorio añaden que «ni nosotros ni ningún Ayuntamiento puede plantearse dar alojamiento a todas las personas que decidan acudir al municipio sin vivienda». Aunque reconocen la gravedad del problema de acceso a la vivienda y afirman haber implementado medidas para paliarlo, lamentan que «no son tan rápidas como nos gustaría».

Los servicios sociales, explican, realizan un seguimiento de estos asentamientos y atienden a las personas vulnerables «que así lo necesitan, pero no se trata de la mayoría de estos casos». Recuerdan también que existe una normativa municipal que prohíbe la pernocta y acampada en vehículos, además de una ley insular que «limita la entrada de número de vehículos y caravanas y exige contar con una reserva en un cámping legalmente autorizado». «Tampoco podemos instarles a que se instalen en otro aparcamiento de forma irregular», subraya el Ayuntamiento, que recalca que las restricciones de aparcamiento deben cumplirse «como sucede en otras muchas obras». Finalmente, destacan que el inicio de las obras del centro de baja exigencia en es Gorg «es una excelente noticia para la ciudad y para la isla tras muchos años de bloqueo y parálisis», y permitirá contar con unas instalaciones específicas para atender a personas vulnerables. «El que piense que puede venir a Ibiza a pernoctar en la calle, en un aparcamiento o en su vehículo, tiene que entender que no está permitido», según concluyeron desde el Ayuntamiento de Eivissa.