Vecinos y comerciantes de Cala Tarida explotan contra el agua verde de la playa

La playa de Cala Tarida, marcada por el color verde debido a las microalgas | Foto: Carlos Lucas Cardona

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«Vienes a un lugar que te encanta y cuando vuelves, no es lo mismo». Este comentario es obra de una mujer que pasea, junto a su mujer y a su hijo, por la orilla de la playa de Cala Tarida. A lo que se refiere esta mujer, en este caso, es al tono verdoso del agua, lejos de aquella idílica imagen que tantos tenemos en la cabeza de una de nuestras playas, con el agua cristalina y un tono azulado por bandera. La proliferación de las microalgas en el interior de la playa provoca este color verdoso, que disgusta a turistas y bañistas y afecta de manera muy notable a los comercios y restaurantes de la zona.

Estos comerciantes aseguran estar experimentando un verano de pérdidas que se sitúa «entre el 50 y el 60 por ciento». Como el motivo de esta crisis apuntan a ese color verdoso que espanta a los tusitas, y los lleva a buscarse otras playas. Algo que para estos negocios, que acostumbran a ser muy fructíferos durante la temporada estival, estén incluso dando situaciones de pérdidas.   

«Tengo la terraza a la mitad cuando otros años estaba doblando turnos para poder dar servicio a todo el mundo», apunta el propietario de uno de los restaurantes de la zona, muy indignado por la situación que está viviendo, que repercute directamente también en los trabajadores:«la mayoría trabaja solo en verano y quiere sacar el máximo posible. Otros años siempre había horas extras que cubrir, pero este año no está siendo posible», incide.

Quienes trabajan día tras día en las inmediaciones de la playa están más que acostumbrados a escuchar las comentarios de los turistas sobre ese tono verdoso. «Vienen y te preguntan que porque está así, que si hay algún vertido. Les dices que no y les explicas la situación, que no es algo peligroso pero, aún así, es desagrable de ver», apunta el responsable de uno de estos negocios.

No son solo los comerciantes quienes muestran su enfado, sino también los vecinos, a través de su Asociación de Vecinos, quienes se muestrán muy críticos con el estado actual de playa de Cala Tarida.

Microalgas

Este color verde que tanto rechazo genera es provocado por la acumulación de una microalga, que aparece durante los momentos de máximo calor. Tradicionalmente realizaba su aparición a partir del mes de julio. Sin embargo, la cada vez más alta temperatura del mar, que en el mes de junio registró unas medias de hasta 4,7 grados por encima de lo habitual en el Mediterráneo, han hecho que estas microalgas aparezcan antes, desde casi los primeros días de junio.

A estas temperaturas mucho más elevadas de lo normal, se le suma que este verano la zona de la orilla presenta un nivel de agua algo menor, dada una mayor acumulación de arena, lo que combinado genera que esos «posos» de microalgas sean todavía más perceptibles.

Si bien es completamente inocua, tal y como demuestran los controles químicos que se realizan semanalmente, que habilitan que Cala Tarida es apta para el baño, su efecto negativo en lo estético es más que evidente.

Además del color, la falta de circulación del agua es más que evidente en que en esas zonas de tonalidades verdosas porque el agua está especialmente cálida.

Entrando a Cala Tarida por su zona norte, la situación no    parece tan grave, y presenta todavía una tonalidad cercana al azul. Sin embargo, según se avanza por la playa, se puede apreciar cada vez más ese color verdoso hacia el final de esta, la zona más «cerrada», junto a las rocas, donde el agua queda estancada.

Bombas de recirculación

Las quejas de vecinos y comerciantes vienen, precisamente, porque consideran que esta situación se podría haber evitado. La proliferación de estas microalgas no es en sí lo que les molesta ya que, aunque este año hayan sido algo más tempranas, estas aparecen todos los veranos. La problemática viene porque, para evitar estas imágenes, mediante la iniciativa privada de los comercios se instalaron hace ya unas bombas que facilitaban la recirculación del agua, con lo que se lograba evitar el estancamiento de estas microalgas y esas tan elevadas temperaturas del agua.

Esta iniciativa fue asumida por el consistorio josepí hace tres años, quien lo sacaba la licitación a concurso público. Hasta este año todo había funcionado de acorde a lo esperado, y las bombas comenzaban a funcionar el 1 de junio.

Sin embargo, este año la situación ha sido muy diferente. A día 3 de junio el Ayuntamiento de Sant Josep todavía no ha podido instalar estas bombas, lo que deriva en esas tonalidades verdosas.

Tal y como explicó el pasado miércoles la regidora de medio ambiente, Felciia Bocú, este retraso viene dado por unos «trámites burocráticos debido a una falta de comunicación entre administraciones». Bocú asegura que ellos presentaron la solicitud a la Consellería del Govern Balear en el mes de noviembre, pero que la autorización no llegó hasta precisamente este miércoles debido a unos desacuerdos entre la entidad balear y el Ministerio de Transición Ecológica.

Con ello, la realidad es que la nueva concesionaria de este sistema de recirculación, la empresa Hermanos Parrot, inició los trabajos de mantenimiento de las turbinas este miércoles, ya que estas «no están en todo el buen estado que deberían», según las palabras de Bocú. Esto provoca que estas no van a estar en funcionamiento hasta, como mínimo, la semana que viene.