Antoni Marí en una imagen de archivo. | Redacción Sucesos

La editorial Tusquets acaba de publicar en su colección L'Ull de Vidre el nuevo poemario de Antoni Marí, Han vingut uns amics. Desde 1997, con El desert (Edicions 62, Premi Cavall Verd de poesía), el reconocido poeta, narrador y ensayista ibicenco no publicaba poesía. Otro trabajo lírico suyo anterior, Un viatge d'hivern (Edicions 62), mereció en 1989 el Premio Nacional de la Crítica.

-¿En qué genero literario situaría esta obra, quizá en el de novela lírica?
-Es un poema narrativo con un leve motivo que permite que se sucedan los temas del libro en una continuidad lógica que favorece la descripción del paisaje y de la situación, la reflexión sobre los acontecimientos y la expectación de lo que va a pasar.

-¿Cuál fue el germen de su creación, la idea fuerza?
-El germen de la obra es una situación semejante a la que está descrita en el libro. No hay una idea fuerza que vaya en una sola dirección, sino núcleos diversos que se enlazan unos con otros como una urdimbre y una trama. La trama sería la secuencia de los acontecimientos, y la urdimbre, lo que ocurre por la mente, la memoria y la imaginación del yo lírico y narrador.

-¿Qué diferencias y afinidades tiene este libro con sus otros tres poemarios?
-Las afinidades con los anteriores es que está compuestos de poemas largos, de un centenar de versos cada uno y dividido por cantos. Temáticamente hay también afinidad con el paisaje y el entorno de la naturaleza. Las diferencias radican en una menor abstracción, la renuncia de las formas poéticas fijas y una voluntad de aproximación a la lengua coloquial.

-¿Considera una de sus claves la sencillez aparente de su humanismo ilustrado?
-La sencillez es uno de sus principales rasgos, desde luego. Es un reto a la propia lengua y un reto a uno mismo: saber si habrá poesía en un lenguaje, digamos, 'prosaico', o al menos en un lenguaje que renuncia a lo supuestamente poético, a lo convencionalmente considerado como poético.

-¿Algún referente literario; por ejemplo, Fray Luis y su canto a la vida retirada?
-Hay muchos referentes literarios que han servido de modelo y guía para la consecución de mis objetivos (no siempre claros ni predeterminados). Desde Wordsworth y Coleridge, que defendían una lengua poética próxima al lenguaje hablado y componían poemas narrativos, hasta Petrarca en sus Himnos y en los epistolarios. Marcel Proust me prestó la idea de las «intermitencias del corazón» y de la «memoria involuntaria». De Wittgenstein aprendí que todas las lenguas tienen sus limitaciones y que los géneros literarios también tienen los suyos propios.

-La amistad, la muerte, la literatura, el paisaje, el amor... ¿Se moja autobiográficamente o son valoraciones intelectuales?
-Toda literatura es autobiográfica, pero la diferencia entre la vida y la literatura es que ésta ennoblece a la otra y le ofrece una dimensión metafísica que originariamente la vida no tiene. En el libro, «las valoraciones intelectuales» vienen después de las, digamos, autobiográficas.

-¿Por qué parece que el protagonista de la obra está de vuelta de casi todo?
-Hay un escepticismo que va transformándose hacia una creencia en la capacidad transformadora del lenguaje, en la posibilidad de fijar por el lenguaje los instantes intensos de la existencia.

-¿Ve en el resultado de 'Han vingut uns amics' mucha nostalgia de su Eivissa esencial?
-La nostalgia es un sentimiento muy activo y transformador. Algo de nostalgia hay, pero es una nostalgia ontológica; por la pérdida que supone el mismo devenir de la existencia.