Los alumnos del cole Can Raspalls prepararon ayer su gran dragón de Sant Jordi. | Marco Torres

La historia es que sale un dragón que se quiere comer a la princesa. Entonces llega Sant Jordi montado en un caballo y le clava una espada al dragón para salvarla». Así resumía la pequeña Fabiola de siete años la leyenda de Sant Jordi mientras ayudaba «a los más pequeños» a hacer rosas de papel en su cole, Can Raspalls. «Yo le regalaré mi rosa a mi mamá», precisó Fabiola.

Los colegios y el instituto de Sant Jordi celebraron ayer la diada de la localidad con actividades muy variadas, como mercados de intercambio de libros, talleres para hacer rosas y hasta incluso un fantástico dragón hecho con cartones de huevos, mucha purpurina y sobredosis de imaginación que hicieron los alumnos del colegio Can Raspalls. «Los profesores de la comisión medioambiental del centro empezó a hacer la estructura con cartones. Más tarde fueron montando la cabeza y las patas. Los alumnos, mientras tanto, empezaron a pintar las hueveras con colores y purpurina y ahora las están pegando a lo que es el cuerpo del dragón», explicaba una de las maestras del cole, que precisó: «Aún no sabemos dónde lo vamos a colocar». Y es que al gran dragón de Can Raspalls no le faltaba ni la princesa, pues sostenía en su mano izquierda a una Barbie.

José Luis, de ocho años, Paula, de siete, y Sonia, de seis, se repartían mientras tanto los colores para pintar la señal que indica a sus hermanos, padres, madres y amigos que no les pueden molestar porque están leyendo. «A mí me gustan los cuentos de princesas. La Sirenita y su pelo rojo me encantan. Las historias de Barbie también», explicaba la pequeña Paula para casi ser interrumpida por Sonia, quien quiso puntualizar: «A mí también me gusta La Sirenita. Y Bella. Y Blancanieves».

«Se han hecho grupos de alumnos de parvulitos hasta tercer curso de primaria. Están mezclados y así los más mayores ayudan a los más pequeñitos», explicó la maestra Patricia Català.

Y mientras los 'peques' de Sant Jordi hacían rosas de papel, murales y su particular dragón de la leyenda, los alumnos del instituto Algarb aprovechaban para dar a conocer los módulos que se imparten en el centro educativo. «Además de ofrecer información del módulo de Auxiliar de Enfermería tomamos la tensión y medimos la capacidad pulmonar. Ahora somos 14 en el módulo de los 32 que empezamos; está muy demandado, pero tienes que tener mucha vocación porque hay personas que se han dado cuenta de que no les gustaba y lo han acabado dejando», explicaban Aurora y Elena, dos alumnas de este módulo.

Los profesores del departamento de Orientación Ignasi Ferri y Adrià Riera controloban el buen funcionamiento del primer mercado de intercambio del instituto: «La verdad es que nos ha sorprendido la buena acogida. La idea es que en lugar de tirar un libro, un cedé o un cuadro pues se trae al mercado y se cambia por otro artículo. Han traído hasta incluso una plancha de pelo», afirmó Ferri, quien puntualizó:«Las cosas que no consigamos intercambiar las daremos a la Fundació Deixalles». Otro de los puestos más visitados fue el de Filosofía, donde los asistentes tuvieron que relacionar frases célebres con algunos de los pensadores más importantes de la historia.

Rosas, libros, dragones e información académica para celebrar con más ilusión que nunca la diada de Sant Jordi.