Todo comenzó hace más de una año, cuando Amy Hanson recibió una negativa del redactor jefe del The Daily Mail para publicar una historia acerca de la vida de los niños camboyanos en los basureros. «Yo había ido a Camboya de vacaciones y estuve de voluntaria en un orfanato para niños con VIH, y fue cuando me pregunté: '¿y que ocurre con la gran cantidad de niños que hay en la calle y que no están aquí?' Me llevaron a verlos a los basureros», explica esta periodista londinense. La falta de interés de este medio inglés le llevó, dos semanas después, a volver a Camboya con la intención de hacer algo con aquella historia. «Estaba absolutamente impresionada, en estado de shock, porque los niños van descalzos, todo está en llamas por los fuegos para quemar la basura. Viven y duermen allí», explica.

Se le ocurrió recaudar dinero y comprarles botas a los niños de la basura y luego escribir sobre esto en el mismo periódico. «A través de Facebook, y en tan sólo una semana, recaudé 1.500 libras para comprar esas botas», comenta. La productora inglesa Revolution Film se interesó por la historia y le facilitó una cámara de vídeo profesional. «Me dijeron, 've y grábalo'», dice. Y fue lo que hizo. El resultado son 24 minutos en los que, además de ver las condiciones de vida de estos niños, también se centra en la historia de May, su traductora, que consiguió salir de ese mundo. «Cuando estuvimos en el basurero encontramos a una niña de 12 años, Win. May se identificó enseguida con ella. Lo cierto es que fue impresionante. Al final, la historia de las botas aparece ,pero cobró más fuerza la de ellas dos», explica Hanson.

Este documental ha supuesto la semilla para un gran proyecto benéfico. «Al regresar a Londres, la productora organizó un pase privado para dar a conocer la película documental. Fue entonces cuando The Daily Mail me pidió que escribiera en el periódico sobre esta historia. En un par de días hice una web y, todo creció muy rápido, recibí cientos de mails de apoyo», comenta Hanson.

Ahora su objetivo es hacer documentales en los distintos basureros que hay repartidos por el mundo. «En el proyecto, además de hacer los documentales, hay una parte benéfica, en la que las ONG de cada región trabajen con estos niños. También tiene un pilar de atención médica», añade Hanson.

Tras escribir sobre famosos y diseñadores, ahora ha cambiado su punto de vista. «Con el precio de un par de zapatos de un gran diseñador se pueden calzar 250 niños de un basurero», afirma.