La playa de Talamanca fue uno de los lugares más visitados para celebrar la noche de Sant Joan.

Fuego, buenos deseos, suerte y ganas de dejar atrás todo lo malo fueron los ejes de la celebración de la Nit de Sant Joan en la que decenas de personas acudieron a las playas de la isla para celebrar con amigos o familiares una de las citas más mágicas del año. Y es que fueron muchos los que saltaron siete veces las hogueras para que se cumplieran sus deseos y hubo quienes incluso se bañaron en el mar para saltar de espaldas nueve olas y así eliminar las energías negativas, al tiempo que se consigue una mayor fertilidad femenina. O eso dicen algunas de las tantas leyendas que giran alrededor del misticismo de la noche de Sant Joan.

La fiesta en Eivissa comenzó por la tarde en la playa de Talamanca, donde los más pequeños participaron en unos talleres muy divertidos. A medida que iba cayendo el sol, el reguero de gente fue en aumento en las playas de la ciudad de entre las que destacó la de Talamanca en la que hubo flamenco a cargo de Marga Molina.

Pero no sólo hubo Sant Joan en la playa, pues la Associació d'Artistes Visuals d'Eivissa i Formentera centró sus actos en Dalt Vila, concretamente en la plaza de sa Drassaneta, donde los ninots contra la corrupción desfilaron hasta la plaza de sa Torre para ser quemados y quien sabe si así purificar un poco la vida política. El teatro también estuvo presente con la representación 'La màgia de Sant Joan' a cargo de la Associació d'Actors i Actrius de les Pitiüses. La música abrió paso al fuego que portaban dos grandes magos que jugaron con este elemento en sus manos e incluso se atrevieron a apagar las llamas en su boca. Los malabares estuvieron también presentes a ritmo de música étnica e incluso un poco dance. Mientras los dos seres de la noche jugaban sin cesar e incluso batallaban con espadas de fuego, los seres fantásticos del bosque, como duendes, hadas o elfos, se encargaban de mantener el círculo del público a una distancia prudencial de las llamas. Más tarde, estos mismos seres mágicos continuaron con la representación, que se trasladó a los balcones de las viviendas de la plaza sa Drassaneta. En uno de esos exteriores se encontraban Juan y María, dos abuelos que vieron nacer su historia de amor en una noche de Sant Joan. «Las historias de amor nacidas en Sant Joan tienen el privilegio de no romperse jamás. Esta noche tiene que surgir el amor y la amistad. Nadie puede estar solo. De la tristeza haremos humo», explicó una de las narradoras para dar paso más tarde a una invitación de Coca de Sant Joan y cava a los asistentes.

Ya en la playa de Talamanca, la nota musical nocturna corrió a cargo de la Fundación Tony Manero, que repasó algunos de sus mejores temas, como Super Sexy Girl, mientras el público bailaba al son de los ritmos disco funk. Las primeras hogueras se encendieron antes de la medianoche para dar rienda suelta a una de las tradiciones más arraigadas.

Sant Joan también celebró como nunca la noche más mágica del año, pues como suele ser habitual ,todo el pueblo y muchas personas de otros puntos de la isla se acercaron para vivir la fiesta Flower Power.

En Santa Eulària, los actos se centraron en la plaza del Cañón, donde destacó la torrada popular. En Sant Agustí, el Institut d'Estudis Eivissencs (IEE) organizó, con la colaboración de la asociación de vecinos del pueblo y del Ayuntamiento de Sant Josep, un delicioso concurso de macarrons de Sant Joan y una muestra de baile tradicional, a la que se sumó la lectura del manifiesto. No faltó el correfoc de Els Mals Esperits.

Con el paso de las horas, las llamas de las hogueras se fueron apagando para dar tiempo así a que se cumplieran los mejores deseos.