El rey Gaspar lanzó muchos caramelos a quienes miraban el paso de la comitiva real.

La ilusión por ver de cerca a los Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltasar y, sobre todo, por recoger los caramelos que éstos lanzaban a su paso se expandió por los municipios de Santa Eulària, Sant Josep, Sant Antoni, Vila y Formentera llenando de magia una noche que para la mayoría de niños, y los que no lo son tanto, será inolvidable.

En Vila, la principal novedad de este año tuvo lugar con la retransmisión en directo de la cabalgata por la cadena de televisión autonómica IB3, que con siete cámaras, una 'cabeza caliente' (una cámara de televisión con brazo móvil y basculante) y alrededor de 30 profesionales mostró cómo se vive la llegada de los Reyes de Oriente en Eivissa. El periodista Pere Prieto se encargó de vivir la cabalgata a pie de calle, mientras que Antònia Castelló, Iolanda Bonet y Xavier Ribas comentaron lo que las cámaras iban retransmitiendo.

La comitiva real llegó en barco al puerto de Vila, como suele ser habitual, pero a diferencia de años anteriores ayer se adelantaron unos minutos. Así, recién dada las seis y media de la tarde, la primera carroza, inspirada en juguetes antiguos, inició su camino por la avenida Santa Eulària para seguir por Bartomeu Roselló. En la siguiente carroza, un divertido Mario Bross compartía espacio con otras animaciones de videojuegos, como los comecocos. Y fue entonces cuando los sonidos orientales anunciaban la llegada de la primera carroza real, la de Melchor, y sus correspondientes caramelos. Fue entonces cuando la lluvia de estos pequeños bocados dulces dio los primeros momentos de una simbólica lucha entre niños, y también mayores, que hasta iban con bolsas para guardar los caramelos.

Más tarde llegó la carroza de Gaspar, que si bien al principio parecía que repartía más caramelos que su antecesor no fue así, pues el africano Baltasar fue uno de los vitoreados por repartir grandes cantidades. En total, repartieron 1.500 kilos de caramelos blandos aptos para celíacos. Cantidad que, según avanzaba la comitiva real, se quedó corta, pues al final de Isidor Macabich la gente se empezaba a quejar de la falta de dulces.

Noticias relacionadas

Y fue en la Iglesia del Roser donde el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, sostenía en brazos al niño Jesús para recibir por primera vez a sus majestades, que ofrecieron al recién nacido oro, incienso y mirra tras hacerle la reverencia y darle un tierno beso.

Minutos después, las carrozas siguieron su paso por la calle País Valencià y la avenida Espanya, donde les continuaban esperando centenares de niños y mayores dispuestos a seguir recogiendo caramelos. Sin embargo, cerca del Consell los Reyes Magos ya mostraban las cajas vacías y se dedicaban a encogerse de hombros y a saludar a las primeras filas de personas, que comentaban con desánimo y algo de indignación «qué cabalgata más pobre, ya se ha quedado sin caramelos». Y así, sin dulces, siguió su curso hasta Vara de Rey, donde otros cientos de adultos y niños esperaban a los tres reyes que empezaron a desfilar por la pasarela que les llevó hasta el escenario bajo una lluvia de espuma que simuló ser nieve cerca de las ocho y cuarto de la tarde.

Una vez allí, la alcaldesa de Eivissa, Lurdes Costa, les dio la bienvenida. «Buenas noches, Sus majestades. Les saludo en nombre de los niños y niñas de Eivissa que seguro que les querrían dar un beso. El año pasado les pedimos que regresaran y así lo han hecho. Llevamos muchos meses preparando su llegada. A los padres, maestros y monitores les hemos preguntado si los niños se han portado bien y nos han dicho que sí».

El punto y final a esta novedosa cabalgata de reyes en Vila vino dado por la representación del musical Cuento de Navidadde la compañía Sagarmanta Producciones S.L.

Más