En el espectáculo inaugural, el rey lucha contra un dragón | EVA MEDINA

El parque Reina Sofía fue de nuevo el lugar elegido para arrancar oficilamente la feria Eivissa Medieval, que este año llega a su XII edición. Allí, usuarios de Can Blai o Cas Serres se mezclaron con estudiantes de Secundaria y las autoridades locales para presenciar el espectáculo inaugural, La llegenda dels pobles oblidats. Parte de los voluntarios (en total alrededor de 90) que colaboran en esta feria se encargaban de repartir sombreros, gorras y botellas de agua para intentar paliar el calor que hacía en el parque. La paciencia que demostraron las personas mayores contrastó con la algarabía de los más jóvenes, que cuando veían que un voluntario se acercaba con botellas de agua no dudaban en amontonarse al grito de «¡a mí, a mí!» para conseguir tan preciado bien.

«Pedimos que hiciera buen tiempo y finalmente parece que está haciendo demasiado buen tiempo. Esta inauguración es para vosotros, para los estudiantes y personas mayores. Pensábamos que al no ser fiesta quizá podríamos hacerla por la tarde, pero finalmente decidimos hacerla por la mañana», explicó la acaldesa de Eivissa, Lurdes Costa.

El presidente del Consell, Xico Tarrés, también hizo referencia a las buenas condiciones climatológicas que acompañaron a la primera jornada medieval. Y es que las gotas de sudor en frentes, camisetas y espaldas eran comunes en todos los que presenciaron el espectáculo La llegenda dels pobles oblidats, de la compañía de arte urbano Carros de Foc.

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«Hubo un día en que los pueblos de esta tierra quedaron sumidos en el más absoluto olvido, pues criaturas siniestras arrebataron sus vidas, su historia e incluso su aspecto humano», dijo la voz narradora que abrió un espectáculo con acrobacias aéras, danza, color, grandes figuras móviles, pero quizá menos atractivo que otros años. Un día este pueblo decidió sublevarse al recibir la visita de la libertad, representada en el aire con acrobacias y el color azul.

Gracias a la fuerza que les dio la libertad el pueblo se enfrentó a la mayor de las criaturas del mundo oscuro. Fue entonces cuando apareció en el escenario la primera figura móvil, una especie de diablo que más tarde dio paso a un enorme dragón rojo también móvil. Finalmente, el rey gana y puede reunirse con su reina en una especie de baile final al estilo Dirty Dancing.

Tras el espectáculo, el pasacalles musical llevó a la gente hacia la plaza del Parque donde se encontraban la exhibición de doma menorquina. Allí estaban los alumnos del colegio Venda d'Arabí, que según explicó su maestra Eloisa Rodríguez a las once de la mañana ya habían visto todo el mercado medieval. En este sentido, el principal público que recibió ayer por la mañana Eivissa Medieval estaba compuesto por estudiantes de Primaria y Secundaria. «Lo que más nos han gustado son los animales, como las ocas o los halcones», explicaron las amigas Luisa y Adriana, estudiantes de tercero de Primaria del ya citado colegio.

Una vez dentro de Dalt Vila, los puestos de comida de todo tipo se mezclaban con los olores de jabones e inciensos naturales y demostraciones de oficios tradicionales, como la herrería o la panadería. «Este año nos da la sensación de que hay más puestos de comida, que son los más caros, que de artesanía», explicó Montse, que visitó el primer día de Eivissa Medieval con sus amigas María, Marga y Maite. Estas chicas no fueron las únicas que echaron de menos puestos del año pasado, pues los comentarios que más se oían entre el escaso público matutino se centraban en partes de las calles en las que no había nada y puestos míticos que ya no estaban. «Por ejemplo, el de cristal emplomado, que era muy bonito de ver», precisó María