Gracias por invitarme a comer, es la primera vez que voy a comer sentado y caliente en los últimos siete días. Voy a cambiar el sandwich de jamón y queso por un arrocito», reconoció Alfredo Pérez Rubalcaba antes de embarcarse en su discurso, tranquilo y pausado, y explicando durante media hora como si fuera un profesor y sin levantar la voz, las ‘bondades’ del PSOE y las ‘maldades’ del PP.
Hacía escasos minutos que había llegado al hotel Putxet acompañado por Xico Tarrés, Julián Aguilar y Cristina Narbona. En la puerta le esperaban Sofía Hernanz, Albert Marí, Joan Serra Mayans, Margalida Font e Irantzu Fernández, casi los mismos que compartieron mesa y mantel con el candidato.
Sin embargo, no eran los únicos, ya que en la puerta también le esperaba un espontáneo que se empeñó en regalarle unas flores rojas y que lo logró, a pesar de que su aspecto desaliñado puso de los nervios a la organización y le hizo pasar el filtro de los agentes de paisano que velaban por la seguridad del candidato. Finalmente, Rubalcaba, ajeno a todo lo anterior, agradeció las flores.
Dentro, en el restaurante, 450 afiliados y simpatizantes lucían sus mejores galas y por doce euros el plato se disponían a disfrutar una paella mixta compuesta por 80 kilos de arroz, eso sí, después de escuchar a Rubalcaba, a quien recibieron con aplausos y al grito de «presidente, presidente».
Albert Marí inauguró los discursos luciendo su uniforme de campaña de camisa y americana sin corbata. El candidato al Senado no escatimó en elogios hacia Rubalcaba y arrancó los aplausos al hacer suya la frase de su discurso de la conferencia política: «No nos van a ganar en ganas de ganar». «Y aquí en esta sala todos tenemos ganas de ganar», destacó.
Sofía Hernanz, que minutos antes había confesado a Rubalcaba que estaba «nerviosa», también lucía ayer su uniforme de campaña de pantalón y chaqueta, esta vez, roja, a tono con la ocasión. La candidata tuvo su momento culminante cuando acusó al PP de hacer recortes «en sanidad, en educación y empleo» mientras que «tienen dinero para lo que les da la gana: para hacer auditorios y para subirse el sueldo la alcaldesa de Sant Antoni», destacó, provocando los gritos y aplausos de los presentes.
«No hay quien no se ponga nervioso en un mitin», aseguró Rubalcaba en su turno de palabra, para calmar a Hernanz. «Pero ella lo ha hecho muy bien, ha hablado desde el corazón. Los ciudadanos saben perfectamente cuando se habla desde dentro o cuando se lee lo que se lleva escrito», remarcó en alusión al debate.
De su encuentro televisivo con Mariano Rajoy, Rubalcaba hizo algunas confesiones. «Es una responsabilidad, porque te ve mucha gente y están pensando cómo llevarás la corbata y como moverás las manitas, para que luego no te hagan imitaciones. Pensaba, ten cuidado con lo que dices que te ve mucha gente, y miraba a Mariano y decía, ten cuidado con lo que lees que te ve mucha gente», remarcó provocando las risas y los aplausos de los presentes.
Al final de la comida, poco más de una hora después de llegar, Rubalcaba emprendió retirada no sin antes fotografiarse con algunos de los presentes y firmar algún libro. Salió del aparcamiento en un coche junto a Tarrés y a Aguilar, rumbo al aeropuerto y a su próximo mitin de campaña en Mallorca, para volver a empezar.