En el recinto ferial hay unos 400 metros para las distintas razas autóctonas de animales ibicencos.

Se esperaba con mucha expectación la novena edición de la Fira del Camp i Món Rural d’Eivissa tras haber anunciado el Consell d’Eivissa en los días previos que este año se había reducido el presupuesto en «más de un 40% y que se contaba con menos expositores y menos espacio», pero, por lo visto ayer en la inauguración, la gente de Eivissa se mostró fiel a la cita.

Fueron muchos los que acudieron durante la primera mañana a disfrutar con los stands de las 33 empresas participantes, de las que 32 son de Eivissa y una de Girona, ‘Embotits de La Garrotxa’, dedicada al mundo de los embutidos.

Una proporción que demuestra, como afirmó el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Serra, que esta feria se trata de «un reconocimiento a los productos del sector ganadero, agrícola y pesquero de la Isla».

Por eso durante los dos días que dura esta edición se puede disfrutar con puestos de fruta y verdura de la tierra payesa, aceite de oliva, miel, mermelada, agricultura ecológica, productos biológicos, frutos secos, maquinaria agrícola, y todo en unos 3.500 metros cuadrados.

De ellos, unos 400 están destinados a la muestra de ganado en la que se pueden encontrar la mayoría de razas animales autóctonas del campo de Eivissa, como ovejas, cabras, cerdos, conejos y aves, junto a otras que no provienen de Eivissa como las cabras saanen, originaria de Suiza. Esto junto a la exposición de canarios y palomas mensajeras, puesta en marcha por el Grup Colombòfil Insular, que agrupa al Club Colombòfil Missatger Eivissa, el Club Colombòfil Portmany y el Club Colombòfil de Santa Eulària, fue de lo que más gustó al numeroso público infantil que acudió a la feria ayer por la mañana.

Multitud de comida

Mientras los más mayores disfrutaron sobremanera con la comida que se ofrece en los distintos puestos como las degustaciones de platos con cabrito de raza autóctona o en el que ayer Gonzalo González, propietario de la pastelería La Canela, enseñaba a hacer pan de forma tradicional. «El arte de la pastelería va desapareciendo poco a poco ya que ahora casi todo el pan que se vende se hace prefabricado y con conservantes», asegura González con cierto aire de nostalgia mientras hace la masa con sus manos.

Así consigue hacer piezas de museo con el trigo antiguo que se usaba hace 60 años en la Isla. Un pan que para muchos de los visitantes es ideal para mojar en ali-oli y aceite. Precisamente este preciado líquido también se puede encontrar en el stand de la Agrupació de Defensa Vegetal i Sanitària de l’Olivar d’Eivissa, una asociación creada en 2009 en la que hay 9 marcas inscritas y que ofrece todo tipo de aceites.

Incluso los productos tradicionales de la mesa ibicenca también están presente en los menús que se ofrecen durante los dos días y que tienen, entre otros platos, sopa de pescado, costilla de cerdo agridulce y para el día de hoy, sofrit y paella.

Y entre tanta comida, tanto producto de artesanía tradicional pagesa y tanto animal también hay un lugar que parece un oasis entre todos los puestos. Se trata de Eivissa Rural Clothing, en el que se ofrece ropa para todas las edades, delantales, bolsitas para los teléfonos móviles y accesorios en algodón y tejidos tradicionales que llevan impresa figuras de payeses.

Algo que demuestra que en esta IX Fira del Camp i Món Rural d’Eivissa hasta la ropa respira campo y mar ibicenco.