Las colas pidiendo información eran interminables en el aeropuerto de Eivissa.

Paciencia, resignación, frustración, tristeza y rabia fueron algunos de los sentimientos que se cruzaron en las horas de incertidumbre que vivieron los 2.200 viajeros afectados en el aeropuerto de Eivissa por la huelga encubierta que controladores aéreos organizaron el año pasado en vísperas del Puente de la Constitución. Una huelga salvaje que cerró el espacio aéreo español por primera vez en la historia de España y que obligó al Ministerio de Defensa a asumir el control.

En Eivissa se cancelaron un total de 25 vuelos. En algunos de ellos tendrían que haber viajado por motivos laborales y personales Enrique Fajarnés, diputado popular en el Congreso; Albert Marí, concejal socialista en el Ayuntamiento de Sant Josep y la periodista Laura Rodríguez, pero no lo consiguieron.

«Yo estaba en el aeropuerto de Eivissa porque tenía que viajar por motivos profesionales a Madrid. Finalmente tuvieron que excusar mi presencia porque el vuelo no salió», apunta Fajarnés, que señala: «Lo que más me duele es que a pesar de todo lo que se dijo, el gobierno socialista no consiguió resolver el tema de los controladores y siguen habiendo huelgas encubiertas en el aeropuerto de Madrid, donde hay muchísimos retrasos». Fajarnés destaca, además, el comportamiento de los viajeros en Eivissa: «La gente dio una lección de saber estar y conformidad con esta huelga salvaje».

Impotencia

Albert Marí, por su parte, se disponía a hacer un viaje a Valencia para reunirse con familiares de su mujer y, desde allí, partir rumbo a Andalucía para encontrarse con otros familiares. «Nosotros fuimos de los primeros que tendríamos que haber salido en los vuelos de la tarde. La huelga empezó a las cinco y nos pilló. Ahora tengo un recuerdo muy triste porque teníamos mucha ilusión en hacer ese viaje por estar con la familia de mi mujer. Fue muy frustrante porque te quedas con cara de tonto», explica el concejal josepí, que consiguió que la empresa con la que volaban le devolviera el importe de los billetes.

La periodista Laura Rodríguez se dirigía a Barcelona para desde allí continuar su camino hacia Andorra. Justo cuando llegó al aeropuerto anunciaron por los altavoces que los vuelos se cancelaban sin dar más motivos. Uno de los detalles que más recuerda ahora es la sensación de desinformación que tenía no sólo ella sino todos los viajeros que se encontraban en el aeródromo de Eivissa. «Recuerdo gente haciendo colas en los puestos de información de AENA y mucha desinformación. Supongo que los trabajadores, al no haber vivido nunca algo así, no supieron cómo afrontar la situación. Sobre todo sentí impotencia porque sabes que vives en una isla y que si te hacen algo así no puedes salir por aire y por mar también era muy complicado».

Desde la Fehif aseguraron que la ocupación media de las plazas turísticas en el Puente de la Constitución no llegó al 25% por la huelga. Finalmente, AENA abrió un total de 71 expedientes en Balears a los controladores que abandonaron sus puestos de trabajo, cuatro de ellos en Eivissa.