Loli participa en el festival de cometas Posa un estel al cel, organizado por el colegio Guillem de Montgrí, desde que su hija Naomi tenía cuatro años. «Ahora tiene 12. Se ha vuelto una tradición. Es una manera muy bonita de pasar la mañana en familia», explicó ayer esta mamá en ses Variades. Finalmente, la segunda convocatoria de este festival pudo celebrarse: «He venido aquí a las ocho de la mañana y pensaba que lo tendríamos que suspender de nuevo por mal tiempo, pero al final ha quedado una mañana bonita y con viento, que es lo más importante», explicó Javier Rey, director del colegio Guillem de Montgrí.

La novedad en cuanto al diseño se centró este año en la figura de la ratapinyada, aunque también se pudieron ver las más tradicionales, como sled o con forma de bolsillo.

Como cada año, esta cita saca lo mejor de la creatividad de pequeños y mayores a la hora de decorar sus cometas. «La mía tiene plástico azul y amarillo. Le he puesto muchas pegatinas», aseguró Julia, de diez años, que dio consejos a su hermana pequeña, Irene, para decorar su cometa. Mientras daban los últimos retoques a sus cometas, su padre Pedro, preparaba el hilo para hacerlas volar. En este sentido, tanto pequeños como mayores coincidían ayer en afirmar que lo más complicado es conseguir que la cometa alze el vuelo. «Cuesta un poco al principio, pero yo ya llevo un buen rato con la cometa en el aire», contó Jose Moreno, que participa en este festival desde que tiene nietos: «Laia tiene siete años y Rubén tres. Me lo paso muy bien con ellos porque disfrutan mucho». Por ello, las preferencias estaban claras a la hora de elegir cometas, pues las que tienen forma de ala delta son las que más fácil suben al cielo. Y para reponer fuerzas para seguir volando, las mamás y alumnos de sexto curso aprovecharon la ocasión para recaudar fondos para el viaje de fin de curso a Alicante con la venta de comida casera.