La venta de amarres, o concretamente la cesión del arrendamiento por el período concesional, en los puertos deportivos de Eivissa se ha estancado en los últimos años por la crisis. Hay quien quiere vender (traspasar su derecho de uso y disfrute del amarre), pero no encuentran comprador.

Este frenazo en las transacciones de amarres se nota también en las empresas que se dedican a esta actividad. «Hace casi dos años que no vendo ninguno. Está bastante parado porque lógicamente la crisis afecta a todos, incluso los que tienen más poder adquisitivo. Hay quien adquirió el derecho de uso y disfrute de un amarre que a lo mejor ahora no puede mantener y por eso quiere venderlo», explica un profesional del sector náutico.

La caída de actividad en la transacciones de amarres se nota también en el precio, pues por ejemplo se pueden encontrar amarres de 20 por 5,5 metros por 365.000 euros en Marina Botafoch cuando «un amarre de 20 metros en este puerto puede costar alrededor 450.000 euros». En el precio influye también el final del período de la concesión administrativa, que en el caso de este puerto acaba en 2019: «Lógicamente cada año que pasa el valor de tu amarre baja porque tienes menos tiempo de uso y disfrute», explica Cristina Marí, directora de Marina Botafoch y presidenta de Anade, quien explica que si bien no disponen de un porcentaje de disminución sí que nota que «hay menos movimiento en las transacciones de amarres». Marí asegura que se trata de un mercado «muy volátil», con rachas de aumento y disminución. «En Marina Botafoch, por ejemplo, cuando el Club Nàutic de Sant Antoni amplió sus instalaciones sí que se notó cierta incidencia en la bajada de actividad porque había otra posibilidad más», puntualiza. En este puerto hay 428 amarres de los que el 75% (321) están en este régimen.

Si bien es un sector que no está relacionado directamente con el mercado inmobiliario, sí que guarda cierta relación. «Cuando hubo el periodo de bonanza económica y llegó boom inmobiliario hubo muchas personas que invirtieron en Eivissa comprando casas y amarres porque les gustaba la náutica», precisa Marí.

En el caso del puerto del Club Nàutic de Sant Antoni, que tiene la concesión administrativa hasta el 2036, un amarre para una embarcación pequeña, de seis metros, podría costar como base unos 15.000 euros frente a los 800.000 de un amarre para una embarcación de 30 metros (a estas cantidades habría que sumar el IVA). «Sí que hay menos movimiento. La gente obviamente no compra como antes. Influye también que en la costa levantina hay muchos amarres vacíos y cuando se trata de embarcaciones grandes hay gente que prefiere dejarlas allí porque los precios lógicamente son como los de Balears y Eivissa», explica Emma Costa, directora comercial del Club Nàutic Sant Antoni.

Santa Eulària opta por el alquiler

Benito Salvatierra, cesionario del puerto deportivo de Santa Eulària, asegura que desde hace «unos seis años» no venden amarres. «En total hay unos 755 amarres de los que el 50% ya están vendidos. Hace unos seis años que optamos sólo por la explotación en alquiler». Este puerto deportivo tenía una concesión administrativa hasta el 2031 que han ampliado hasta el 2041, según explica Salvatierra.