L’Associació d’Apiculturs d’Eivissa alertó ayer del retroceso que sufre el colectivo con la aplicación del Real Decreto 12572007 por el que es de obligado cumplimiento una serie de medidas que, según el nuevo presidente Toni Escandell, son inviables en lugar como Eivissa. Entre estas medidas que figuran en la normativa, que sólo afecta a Balears, se encuentra la de establecer una zona de seguridad que comprenda cinco metros a cada lado de las colmenas, desbrozar la zona, limpiar la hojarasca y podar los árboles hasta los tres metros de altura. Y todo esto para trabajar con el ahumador. «En zona forestal durante siglos se han realizado sitjes u hornos de cal, de los que salen fuego. Por contra, por la boquilla del ahumador no se desprende fuego, sino humo», apuntaron tanto el presidente como el secretario José Ramon. De hecho, indicaron que la mayor parte de colmenas se encuentran en zona forestal ajena, es decir de otro propietario, lo que complica aún más poder cumplir con esta normativa. Por ello, reclaman que no se les aplique este Real Decreto y que sí lo hagan sobre aquellas personas que «de forma arbitraria hacen fuegos en el interior del bosque, pero no al colectivo apícola».

Estas complicaciones hacen que muchos de los apicultores no trabajen ya las colmenas. A esto hay que sumarle la nula existencia de un relevo generacional que continúe con esta labor y la sequía de este año. Este último punto hace que cada apicultor deba desembolsar alrededor de unos 40 euros por colmena con el fin de paliar los efectos adversos de la climatología. Asimismo, señalaron que las subvenciones por parte de la administración también se han visto reducidas.

«Si las cosas siguen como hasta ahora, en diez años puede peligrar la producción de miel en Eivissa y la apicultura», indicaron.

De hecho, el colectivo que está formado por 111 socios prevé que de continuar así en 2017 se podría reducir el número de colmenas a 900 frente a las 2.050 registradas el año anteriores según la Conselleria d’Agricultura del Consell d’Eivissa.