Carolina es una de las voluntarias que colabora con la Fundación Vicente Ferrer. Estos días se turna con otras compañeras en el puesto de Vara de Rey.

SARA YTURRIAGA

Cuando alguien le compra una bufanda a Silvana Cetrola, artesana que vende en el mercadillo de Vara de Rey, sabe muy bien a donde va a parar su dinero. Frente a las compras a grandes multinacionales, la crisis actual hace aflorar entre una parte de la población otra forma de consumo, más consciente y responsable. Las pequeñas tiendas locales, los artesanos e incluso las ONG (que también han visto disminuir peligrosamente sus ingresos) pueden beneficiarse de unos gastos que, en mayor o menor proporción, casi todo el mundo tiene asegurado en estas fechas.

En mercados navideños como los de los paseos Vara de Rey y s’Alamera se dan cita diferentes propuestas que reflejan esa otra forma de consumir. Por un lado, la que permite encontrarse cara a cara con el creador del producto. Carol Tur es la artífice de la firma La Gata de Trapo, que propone complementos de fieltro, tela y polipiel. «Creo que mis clientes son personas que buscan detalles únicos y personales, algo que vaya con la identidad de la persona a la que va destinado el regalo», apunta. Sus creaciones las muestra los domingos en el paseo de s’Alamera, pero también a través de su página web. Creaciones únicas son también las de Reyes Gómez, quien el pasado mes de mayo estrenó la marca Haz Sombra con Luz, una aventura que le ha permitido acercar a la gente sus lámparas de papel y alambre.

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