Cristina Marí nació en Eivissa, aunque siempre se ha considerado una joven de mundo a la que no le importa recorrer Europa con su mochila o vivir lejos de la Isla.

Clara Ribas reside en Perú. Yolanda Ruiz en Nepal. Cristina Marí, en Kosovo, en plenos Balcanes. Tres mujeres valientes que un día decidieron dejar su hogar en Eivissa para emprender una vida lejos de nuestro país. Trabajo, aventura, solidaridad, los motivos son muy distintos, pero a todas les une la alegría de la Navidad.

«Llevo casi dos años viviendo en Lima, la capital de Perú, desde que llegué para hacer un voluntariado de un año en una ONG y luego decidí quedarme 365 días más y ahora he estado trabajando de profesora en dos colegios», explica la ibicenca Clara Ribas, mientras explica que pasará las Navidades en la capital peruana en compañía de su pareja peruana y su familia en pleno verano.

Ribas asegura que en el país andino «la Nochebuena es, al igual que en España una celebración donde las familias se reúnen para la cena y, aunque ahora ya se está perdiendo la costumbre, esperar a las doce de la noche para empezar a comer». En este sentido, la joven ibicenca recuerda que «el menú típico por excelencia es el pavo al horno, aunque también se come bastante cerdo, acompañado de arroz árabe, hecho con pasas y frutos secos, ensalada de patatas o compota de manzana y como postre, el Panetón, que sería el equivalente al turrón español».

Luego el día de Navidad, Ribas comerá «algún plato que se conoce como ‘cementerio’ ya que está hecho con las sobras de la cena de la noche anterior», y en Nochevieja saldrá con amigos, en fiestas o saliendo a la playa mientras se hacen «pequeñas hogueras en la calle con muñecos vestidos con ropa vieja para quemarlos a partir de las doce de la noche».

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