El rol adquirido por Marienna Sánchez-Jáuregui durante estos dos últimos años ha sido el de cual ingenioso caballero cruzando tierras manchegas a lomos de Rocinante. Desde el principio, Jáuregui se topó con molinos de viento a los que calificó de enemigos, igual que el caballero de Miguel de Cervantes, y ante el peligro que acechaban esos elementos decidió paralizar todo el Consistorio con el fin de reclamar auditorías y estudios externos para investigar cualquier asunto ideado por el anterior equipo de gobierno. La ahora ya exalcaldesa de Vila encontró en Juan Daura a su gran enemigo al que derribar. Se empeñó en su lucha, pero la perdió. El dimisionario popular Nacho Rodrigo decidió, por voluntad propia, apartarse del camino de Jáuregui y no pelear. Lina Sansano, por su parte, se convirtió en su Sancho Panza particular con la que ha recorrido la mayor parte de su trayecto.
Ahora, llegado el punto y (casi) final de su excursión, a Jáuregui la han abandonado Rocinante y su Sancho Panza en este viaje en el que se niega a asumir sus errores. Sola en medio de los campos de molinos, Jáuregui decidió insistir en su última jornada como primera edil en intentar derribar a todos sus enemigos presentándose como única poseedora de la verdad absoluta y del bien.
Desde el principio, la exalcaldesa se mostró reacia a dejar hacer, a delegar o a impulsar un proyecto de ciudad. Se empecinó en intentar abatir a la oposición, buscar irregularidades a base de estudios externos pagados con el dinero público y a paralizar todo aquello que ya estaba iniciado. Optó por criticar a sus contrincantes en lugar de liderar y, mientras, el que fuera su partido hasta el día de hoy, el Partido Popular, le ha dejado hacer, sin intervenir, sin opinar.
Ayer abandonó, finalmente, su trono de alcaldesa y puso final a su recorrido a lomos de Rocinante dejando atrás dos años en los que ha habido más disputas que mejoras impulsadas. 48 meses en los que nadie ha sabido dar un golpe de timón para reconducir la situación. Ahora bien, que nadie se olvide que la que fuera la reina de Can Botino inició ayer su camino en solitario en el que no dudará en torpedear a todos aquellos que en esta última etapa han obstaculizado su camino y pagarles así con la misma moneda. Don Quijote se queda en Can Botino.