Una pareja de estudiantes comprueba unos bolígrafos para el curso que comienza esta mañana. | DANIEL ESPINOSA

Hace unos años las jornadas previas a la ‘vuelta al cole’ ponían a prueba la paciencia de los padres, que tenían que esperar largas colas en las papelerías y en las librerías para conseguir los libros de texto y el material escolar para el nuevo curso. Sin embargo, todo esto ha cambiado en los últimos años con la puesta en marcha en la mayoría de los colegios públicos de Eivissa de los programas de reutilización e intercambio. Una iniciativa que los progenitores ven muy positiva porque, entre otras cosas, les ha permitido ahorrar unos euros muy importantes en tiempos de crisis. No en vano, según la estimaciones de algunas asociaciones de padres, se calcula que el ahorro puede ser casi del cincuenta por ciento con respecto a los años en que no existía.

Así que confirman los testimonios de los protagonistas. «Yo estoy muy contenta porque he llegado a pagar más de trescientos euros en libros y desde hace dos cursos casi no llego a cien», explicaba Laura, una madre que acababa de comprar unos cuadernos en una conocida librería de Vila. Junto a ella, Marcela, otra madre, en este caso en paro, mantenía el mismo argumento: «Para nosotros el inicio del curso suponía un drama teniendo que destinar casi todo lo ganado en la temporada para los libros, los cuadernos, los estuches y las mochilas de nuestros tres hijos, y ahora desde que lo han puesto en el colegio por lo menos vamos algo más desahogados».

En este sentido, cada vez son más los centros de carácter público de la Isla que se suman a este intercambio así como el número de familias que ceden sus libros para que otros estudiantes los puedan utilizar. Por ejemplo, el Instituto Algarb, de Sant Jordi, comunicó ayer que la participación en su centro «ha aumentado un 155%, lográndose alcanzar los 468 libros disponibles y las 72 familias beneficiadas».

Además, según algunas asociaciones escolares con la puesta en marcha de este programa también se potencian otra serie de valores no puramente económicos. «Como los libros de texto se devuelven para que otros niños los puedan usar al año siguiente, también se les inculca lo importante que es cuidar el material escolar, dando un paso más para que sean mejores personas en un futuro», aseguran desde la Apima de Sa Graduada.

La otra cara de la moneda

Sin embargo, estos programas de reutilitzación e intercambio de libros de texto también dejan unas víctimas colaterales: las librerías y las papelerías.

«Lo respetamos y nos parece una muy buena iniciativa, sobre todo en tiempos de crisis económica, pero está claro que nosotros hemos bajado mucho las ventas desde que se ha puesto en marcha el programa y estamos seguros que si se sigue así llegará un momento que no venderemos libros de texto», lamentan desde una librería de Vila.

«En otras comunidades se dan a los colegios unos cheques para que los padres puedan acudir a las tiendas a comprar sus libros, pero aquí en la Isla no, y con ello las autoridades nos están dando una estocada muy grande a los pequeños comercios haciendo que cada vez sea más difícil subsistir», aseguran.