La infanta Cristina declarará mañana en esta sala de los juzgados. | Joan Torres

La sala F de la segunda planta de los juzgados de Vía Alemania está lista para el día D. La séptima persona en la línea de sucesión dinástica se sentará esta mañana en una silla en medio de esta habitación. Enfrente tendrá al magistrado José Castro, una fotografía de su padre don Juan Carlos y las banderas española y balear. A la izquierda tendrá a las acusaciones y a la derecha a sus defensores.

Cuatro abogados la respaldarán en su declaración encabezados por el ‘padre’ de la Constitución Miquel Roca. Detrás de ella varias filas de bancos de madera en el que se sentarán los abogados del resto de imputados.

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El juez Castro confirmó al llegar ayer a los juzgados lo que es una obviedad: él será el primero en interrogar a la imputada Cristina de Borbón. Casi siempre en la fase de instrucción es el magistrado el primero en hacer uso de la palabra.

De hecho, lo primero que tiene que hacer el juez es informar a Cristina de su imputación, sus motivos y leerle su derecho a no declarar, a no responder a cualquier pregunta que no quiera. Después llegará el turno el fiscal, el resto de acusaciones, las defensas y cerrarán sus abogados.

El trámite salvo sorpresa mayúscula nunca llegará a tener la duración que tuvo el primero de su marido, Iñaki Urdangarin que aguantó más de 24 horas sentado a lo largo de dos jornadas. Esa enorme duración se debió a que la declaración del duque no se grabó y a que tenía que responder sobre todas las actividades de Nóos en Balears y Valencia, además de sobre el entramado empresarial. Las cuestiones para la Infanta son mucho más concretas y abordan únicamente a Aizoon y su conocimiento sobre las actividades de su marido.