Lluís Ferrer, minutos antes de la entrevista, con un cartel de «Fora de Tagomago!».

El escritor Lluís Ferrer impulsa la iniciativa ‘Tagomago, Parque Nacional,‘ que roza los 3.000 seguidores en Facebook. Un espacio en el que vecinos y turistas cuelgan sus fotos sobre el islote y denuncian los movimientos y eventos que no consideran adecuados. Ferrer critica la actitud de Costas en relación a Tagomago: «Me parece un desprecio hacia los ibicencos y está sentando un precedente muy peligroso», afirma.

—¿Cómo nace la iniciativa ‘Tagomago parque nacional’?

—La idea empezó a rondarme el año pasado cuando se me ofreció con insistencia que el pequeño negocio familiar del que formo parte abasteciera al kiosco del islote, algo a lo que me negué en redondo por estar en desacuerdo con la gestión de la propiedad. En mayo fui a una pescada deportiva en Tagomago, en la que curiosamente coincidí con el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, y otro regidor municipal. Tras varios años sin desembarcar comprobé que la degradación del entorno natural alrededor del kiosco y la casa era desproporcionado en relación a años anteriores. No me gustó lo que vi (ni al alcalde tampoco, tal y como ha comentado él mismo en público). Ese fue el detonante para crear la comunidad ‘Tagomago Parque Nacional’, un espacio de divulgación y denuncia de carácter conservacionista y apolítico que quiere informar de lo que está sucediendo realmente en el islote.

—¿Se podría conseguir realmente este grado de protección?

—Difícil, pero no imposible. Lo que resulta evidente es que los actuales formatos de ‘protección’ son papel mojado y del todo ineficaces. Es necesario recuperar Tagomago a toda costa y aplicarle el máximo grado de protección real y efectiva posible.

—La página ya cuenta con más de 2.700 ‘me gusta’, ¿la gente está concienciada con que se debe proteger o no?

—¡Y tanto! Ahora mismo el número de miembros que se adhieren a la iniciativa es regular y sostenido, pero los primeros días era una auténtica locura. Las cifras de un día para otro resultaban mareantes hasta el punto de llegar a dificultar la correcta administración de la página. La gente tenía ganas de mostrar su disconformidad, y la página les ha dado un canal para hacerlo.

—¿Qué le parece que Khün y Duval se vayan a casar allí?

—Pues me parece una horterada a la altura de ambos personajes. No considero conveniente que una zona tan sensible con especies endémicas y otras en peligro de extinción reciba tal presión añadida de ‘personajillos’ del papel couché. Aunque este paripé puede tener su lado positivo, ya que podemos aprovechar la repercusión mediática para celebrar alguna acción que muestre nuestra disconformidad con las actuaciones de la parejita en lo que consideran su cortijo.

—¿Cómo valora la estructura desmontable que han instalado en el chiringuito y que tenga autorización temporal de Costas, como el año pasado, para explotarlo?

—Lo cierto es que el 24 de octubre de 1996 Costas impuso una sanción de 26.000 euros y «la orden de restitución por ocupación y explotación sin la correspondiente autorización de un quiosco con dependencias anexas situado en la zona de dominio público marítimo-terrestre de Tagomago». Ocho años más tarde, el TSJB ratificó esa misma sentencia en 2004 conminando a su inmediata ejecución y demolición del beach club. Por tanto, la incongruente actuación de Costas, y por extensión de Xarxa Natura y de la Conselleria de Medi Ambient del Govern, instituciones conocedoras de tal resolución, resulta como poco incomprensible.

—¿Santa Eulària podría hacer más para protegerlo o está haciendo suficiente?, ¿qué opina sobre la actuación de Costas en relación a Tagomago?

—Tanto el Ayuntamiento como el Consell tienen la voluntad de hacer algo al respecto, y ya se están realizando tímidos movimientos encaminados en la buena dirección, aun a pesar de que desde el Govern se tumben sus propuestas, se desoigan los informes negativos y se ningunee a los técnicos locales conocedores de primera mano del despropósito. Las instituciones ibicencas ‘rebeldes’, para las que quiero pedir un margen de confianza, topan momento contra instancias superiores, ya sean de Palma o Madrid. La actuación de Costas me parece un desprecio a los ibicencos y un insulto a los que conocemos cual es la situación. Están sentando un precedente muy peligroso, ya que si se permite montar en Tagomago estructuras adyacentes a construcciones ilegales para explotarlas económicamente por el mero hecho de ser ‘desmontables’, ¿qué o quién nos impide a nosotros hacer lo propio en cualquier rincón de la costa pitiusa?