Imagen de archivo de la vivienda ubicada en el islote de Tagomago | Toni Escobar

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Santa Eulària ha informado desfavorablemente sobre las concesiones de la isla de Tagomago, según apuntó el consistorio ayer a través de un comunicado.

El rechazo afecta a las propuestas de concesión de tres elementos -quiosco, rampa y caseta varadero y grúa- de la isla de Tagomago presentadas por la empresa Isla de Tagomago y unos particulares ante la Demarcación Territorial de Costas. En el caso del proyecto presentado por los particulares, el consistorio de la villa del río hace referencia a la petición de dos pescadores de la zona cuya intención es obtener una concesión sobre la caseta varadero.

Según la interpretación realizada por los técnicos de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Santa Eulària, la aprobación de cualquiera de estos tres proyectos podría suponer «un incremento no controlado de la presencia de personas en el islote».

Impacto negativo

«Como consecuencia de ello se produciría un aumento de los posibles impactos negativos de sus valores medioambientales», apuntaron en un comunicado.

Los técnicos recordaron que los valores medioambientales de la isla están reconocidos y protegidos con diferentes figuras de protección como la de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) o Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

El consistorio señaló que su decisión, que no es vinculante, se fundamenta en la evaluación realizada por los técnicos.
«El resultado del análisis de las repercusiones ambientales de manera independiente de cada proyecto podría dar un resultado falseado, puesto que en la realidad estos proyectos en su conjunto pueden crear impactos sinérgicos o efectos acumulativos», señalaron los técnicos.

Igualmente, el Ayuntamiento de Santa Eulària apuntó que las praderas de posidonia oceánica de la zona del islote afectada por el proyecto se encuentran en fase de degradación debido a los anclajes de las embarcaciones de pequeña eslora.

«La actividad proyectada implicaría un aumento de la frecuentación humana, que sin un control adecuado podría poner en riesgo la conservación de determinadas especies de aves como el virot, el halcón marino, el painyo o la gavina d’audouin», concluyeron los técnicos.