Sergio Torres, uno de los propietarios del Cine Regio junto a la máquina digital que se acaba de instalar. | (c) Sergio G. Canizares

Sergio Torres, uno de los propietarios del histórico Cine Regio, lleva dos días eufórico. Está, como ha dicho él, «como un niño con zapatos nuevos». No en vano, ha vivido una semana frenética en la que ha pasado de ver como el negocio familiar que comenzó con la apertura del Cine Torres en 1931 estaba a punto de desaparecer a ver un futuro de cielos «medianamente» despejados con la adquisición de una nueva máquina de proyección digital, de tipo barco DP4-K 19B, con DCI integrado, una resolución 4K y un sonido triamplificado, y que el martes aún se estaba terminando de instalar. Un aparato que tras superar con éxito las primeras pruebas y estrenarse ayer con la proyección de la tercera parte de la película El Hobbit, La batalla de los cinco ejércitos está llamado a marcar un antes y un después en la historia de este cine de Sant Antoni.

—Como se suele decir en estos casos, por los pelos.

—Realmente sí. Hemos pasado casi de la nada al todo. Esta semana ya no ibamos a hacer más cine porque no había más películas en el viejo formato y de repente llegó la nueva máquina digital. Y todo ha cambiado radicalmente en unos días.

—¿Se ha salvado entonces el Cine Regio?

—De momento sí. Gracias a la jubilación de nuestro antiguo proyector de 35 milímetros, y que ahora está instalada en el bar como recuerdo, la sala coge aire y empezamos a ver el futuro de otro color. El digital nos da unas posibilidades que antes no teníamos y que pueden ser muy interesantes para todos los cinéfilos de la isla.

—¿Cómo se ha conseguido lo que hace unos meses parecía un imposible?

—Fundamentalmente gracias al apoyo de prácticamente todo el mundo desde las administraciones a la gente anónima. Hasta el Ayuntamiento de Sant Antoni y la oposición se unieron para que el Cine Regio no se cerrara y esto ha sido muy importante. Sin embargo lo fundamental ha sido la aportación económica de La Caixa de Sant Antoni. Con ellos hemos llegado a un acuerdo para que se hagan cargo del 30% del coste que comporta la compra, mediante sistema de leasing o alquiler con derecho a compra, del proyector digital y que asciende a 60.000 euros.

—Una inyección económica importantísima.

—Por supuesto. Sin ellos no hubiera sido posible. Nosotros en cambio nos hemos comprometido a ceder la sala de forma gratuita para que los escolares de los colegios del municipio de Sant Antoni puedan venir a ver películas en catalán dentro de un proyecto de inmersión lingüística.

—Me imagino que ahora con el digital todo eso será más fácil puesto que habrá muchas más películas disponibles.

—Claro ten en cuenta que ya nadie hacía películas en 35 milímetros y ahora con el digital casi podemos coger películas de estreno. Ayer proyectamos Avions 2: equip de rescat y la segunda parte de Com ensinistrar un drac y por aquí pasaron unos 900 niños. Una pasada. Es emocionante, ver el cine repleto de pequeños ya que ellos son nuestro futuro.

—Hablando de futuro. ¿Por donde pasa el del Regio?

—De momento ya hemos salido del coma y ahora lo vemos todo de otra manera. Ahora estamos en conversaciones con el Ayuntamiento para proyectar películas en versión original, ciclos de películas independientes o incluso, que nuestra sala sirva como lugar de presentación de las películas de los jóvenes directores de la isla.

—Y a nivel de estrenos ¿cómo esta el tema?. Porque al final es lo que busca el espectador.

—Intentaremos tenerlos. Somos conscientes de que hay que traer estrenos y películas potentes para atraer público a la sala. Tenemos que estudiar todas las opciones disponibles pero de momento hemos arrancado bien, ayer a las seis y media con el estreno de la tercera parte de El Hobbit, La batalla de los cinco ejércitos, todo un evento a nivel nacional. Esperemos que sea un empujón muy importante y que la utopía onírica que es el cine no desaparezca.

—De momento, parece que parte de esta utopía se ha salvado.

—Sí, pero igual que los grandes héroes del cine nunca tenemos que dejar de luchar ni detenernos. No hay que confiarse nunca. Todavía hay muchas cosas contra las que pelear, entre ellas la gran piratería que hay en nuestro país. Y contra eso una nueva máquina digital no puede competir, sólo las leyes.