El joven ibicenco junto a sus creaciones de Ibiza West Coast en la sede de PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA. | (c) Sergio G. Canizares

Jordi Juan, es ibicenco y tiene 34 años. Sin embargo, viendo su varíada faceta artística bien podríamos estar hablando de un joven nacido en Italia en pleno Renacimiento y que podría haber convivido con Leonardo, Miguel Ángel o Rafael.

No en vano, este ingeniero Técnico de Diseño Industrial, especializado en Materiales Innovadores, no para de maquinar cosas en su cerebro. Además de ser el creador de dos blogs de éxito, uno sobre ecoproductos (www.jordiferente.wordpress.com) y otro sobre su especialidad laboral (madmaterial.wordpress.com), y construir sillas de ruedas especiales para perros con problemas de movilidad, desde hace tiempo se ha propuesto dar una nueva vida a los huesos de animales que encuentra en los bosques y al mismo tiempo realizar pinturas de gran formato elaboradas con tinta de calamar.

Ibiza West Coast

El primero de los proyectos nació en agosto de 2013 cuando un amigo le entregó una pelvis de cabra para que se inventara algo con ella y tras ser bautizado como Ibiza West Coast, ya se ha plasmado en torno a una treintena de obras, algunas de las cuales se podrán ver a partir de este jueves en la sala de conciertos El Reencuentro de Sant Antoni. «El proyecto de Ibiza West Coast consiste en recopilar huesos limpios de animales y formar composiciones dentro de marcos con el fin de que parezcan otra cosa completamente distinta», resume el propio Jordi Juan mientras muestra una pelvis de cabra que parece un cráneo o tres pequeñas pelvis de pájaro que casi por arte de magia parecen haber sido siempre una cabeza de dragón o un casco de un guerrero de película.

Además, la elaboración de las obras casi ha salido gracias a este joven artista. Los huesos los recoge de sus excursiones al bosque y el resto intenta que sea reciclado. «No dispongo de muchos recursos económicos así que además de abusar de la confianza de mis amigos para que me presten sus talleres intento gastarme lo menos posible en hacer las obras, usando esqueletos que parecen haber estado esperándome todo este tiempo y cuadros y telas que recupero cuando están abandonados», explica el artista con una gran sonrisa.

Sin embargo, Jordi Juan no usa cualquier hueso para llevar a cabo sus composiciones. «Sólo empleo huesos de animales muertos, que estén limpios y sobre todo de cabra, pájaro, conejos o ratas, que son los más habituales en la isla y los que más juego dan para dejar volar la imaginación», confirma.

Con tinta de calamar

Pero el espíritu creador y emprendedor de este joven ibicenco no se detiene en los huesos y ahora quiere ampliar sus miras hacia la pintura. Sin embargo, fiel a su trayectoria innovadora su intención no es la de hacer cuadros «cualquiera» sino apostar por creaciones de gran formato, de unos dos por tres metros, pintados con una escoba a modo de pincel y usando ni más ni menos que tinta de calamar sobre un enorme rollo de papel de periódico. «Se que parece una locura porque no creo que haya muchas personas que lo hayan hecho hasta ahora pero la tinta de calamar, además de ser muy agradecida artísticamente, no huele, no se pudre y no se deteriora con el paso de los meses», explica muy convencido Jordi Juan.

De momento, sus primeras creaciones con esta peculiar pintura ya están viendo la luz y pronto se podrán disfrutar. Se trata, como no podía ser de otra manera, de unas originales y curiosas medudsas elaboradas con técnica japonesa.